Luvina_107 / Refugios

Las ciudades de refugio del Antiguo Testamento formaban parte de la repartición de la Tierra Prometida. Fueron designadas para los delincuentes cuando su falta no había sido intencionada. Lugares intermedios, de tránsito, lugares donde la vida cultiva lo distinto, al abrigo, pero sin las raíces de la pertenencia.

Refugiarse implica haber huido, y huir significa buscar un bastión donde resignificar el ser: ése es el sentido más humano del refugio. Volver a tramar interpretaciones significativas que trazan
el contorno del vivir.

En la historia reciente, refugiarse se ha revestido de una cruel realidad: mujeres y hombres desplazados que no encuentran «ciudades de refugio» y que viven en un infierno burocrático e inhumano, en una especie de limbo donde reinan la indiferencia y el olvido. Eso en el mejor de los casos, pues hay otras muchas personas que perecen a mitad del camino.

La urdimbre de sentido de lo humano se levanta —no obstante— sobre una penumbra de silencio, donde el no saber y el sinsentido se encuentran para relanzar nuevas maneras de entendimiento, nuevas sintaxis del lenguaje. Así, el rostro de lo conocido-desconocido bordea la errancia sin fin de la existencia, ya sea por ser arrojados a un exilio, ya sea por ese reiterado ensayo de búsqueda infinita.

El destino de los humanos se ha ido construyendo en el encuentro cuerpo a cuerpo entre una irracionalidad originaria y el reiterado ensayo de gestión racional que, a partir de lenguaje e imaginación, a través de mitos, poesía y relatos, ha logrado configurar vínculos simbólicos que entrelazan la distancia entre el sentido y el sinsentido, lo humano y lo divino, lo profano y lo sagrado.

En este número, Luvina publica textos donde la idea de permanencia y el acto de búsqueda se imbrican para mostrar escondrijos literarios. En ellos, en cuya escritura los autores permanecen inexpresados, se logra una subjetividad viviente, donde la presencia está elaborada para el lector, fundando lugares de irreductible encuentro: refugios seguros, inviolables, bellos.

Contenido

Concurso Literario Luvina Joven

Páramo

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