Shelter

Marco Giovenale

(Roma, 1969). Su libro más reciente es Il cotone (Zacinto, 2021).

(o.t. | objet...)

Baldes en el suelo, espejos, un polverío
que se esconde debajo; el golpe
de las manecillas, anunciando el toque: demasiadas
cosas están en casa, advertidas, la 
mayor herida es nombrarlas

<

Rellena los espacios en blanco (clínico, 
clínica) —ahora. Y, también: desafía sobre la hoja
el robo en los próximos puntitos—
los actantes vacíos, los desfavorecidos.

Como los huesos que son poco
vistos en el negro ya parecen 
gramática —tic— dramática
suspensión en las cosas:

el cuerpo faltante se justifica.
Prosigue dentro—
virtud del signo—
crucecitas menores, a cada quien
su pequeño reino 

<


bajo dos mil metros cúbicos de tierra de más de doce capas y de arcilla, carbón de las hogueras, vasos quemados, mandíbulas, dentro finalmente el nudo o caja cerrado desde hace 24 siglos, en el comercio del caos inútil de los pedazos de sábanas y el polvo están sobre láminas de plata las cabezas femeninas radiantes, grabadas —y en las láminas de oro las frases: se miden en milímetros

<

No se libera de las agujas, se viste de ellas. 
Vive en el último cuarto —cada vez
está botando el navío con su mirada
en la fuente de afuera, donde la podrían 
conducir pero no quiere, desde hace siete años
mentales y no mentales no se desenredan 
el color ceniza —la cabeza, los ojos. 

No pueden encontrarla congelada.
En cambio, contar en el balcón, que sería
el margen alfa de la historia, desde donde 
la contesta y puede escucharla; dos 
hebillas en los zapatos desatados, vuelve
siempre y camina siempre descalza contra 
la pared. Ahí está bien. Ahí —dice desde el final
de la casa— me reconocen.

Quien falta se vuelve más nítido, 
termina por tener la razón. 



Entonces le regalan un ópalo—
no tiene engarce:
considera lo real 
como sin relación, zonas
densas y no densas de velas
cada una caparazón—
sus bellas sus fuertes
fortunas

<

Repara las cosas vendándolas demasiadas
en la cinta pensada, en la vuelta vacía tenida
en las miradas —la torre juguete, el módulo
de entrada, el oxígeno, las gasas. A mediodía 
cuando se dispone en el campo la leche muda
de los cráneos que se abarrotan sensibles a la reverberación
en el jardín, en la mesa alargada por el alojamiento,
siente los filos del aire, siente que la resuelven 
entera. Entonces desarrolla casi
frases sin dar fechas
frecuencias, sonido, con la boca satisfecha
gorda como si también estuviera comiéndolo, 
el mundo monte dicho antes, que era débil y pedía
sombra, casa —lo cerrado de los iris

<

Le han puesto ya la flor del muerto.
Lo tienen en el cajón del juego inoxidable. No reacciona, 
tiene los ojos apagados dice el niño que se los come
en el sueño. Hablan continuamente en italiano
del noreste. La fatiga le aprieta la cabeza a los gorriones
—avanza sobre el mazo de las cartas, de los hijos
dice que los tacha, 
pero que seguirán vigentes incluso después

<

cuestiona la base de los sueldos
pero luego debe comerla. pospone el diario de benn
para cuando la música haya terminado.
afuera afuera. agua.

a esta hora habrá terminado, él habrá firmado.
habrán muchas intenciones muertas

y el trueno, cohesionado sobre el gris, 
y la inminencia
toda la teología, hegel, marx

<

t—t—t


el error está en la mirada
—adán en el edén 
toda aquella tontería a la distancia
requería un basurero aspiratodo
en términos generales ahora se está bien 
finalmente, la caravana 
blanca. el cachorro le jala la falda a else.
lo mira. fastidio, de la ictericia.
en un tramo marca el signo:
ichtus. está sobre la placa.
ventanita. llueve a cántaros sobre dos tres 
sendas. las placas de basalto a lo largo

<

en realidad por lo que recuerdan
él siempre ha tenido.

como profesor no le pagan bien, 
él siempre ha tenido. no le importa.

a sus hombros, distante, hacia la salida, 
un enemigo, en el rectángulo del frío involuntario

<

no te deteriores con ninguno

(el voluntario tiene estos saberes)

la velada —continúa hablando de más. 



mujer en las rocas | mujer de la lámpara
la cucaracha se seca las alas | —las mantiene verticales— desde 
[la humedad
del herbicida. | el pulso le sangra | Lucrecio con sus pesadillas
encerrado en el polvo, moscatel, | mosto muerto
jade para actrices inglesas | bellas, | incienso

<

«no me mires sanar o : deja de mirarme sanar era lo que continuaba. | las correcciones se hacían continuamente. | si el mundo las cosas los hechos mucho son muy violentos estoy de hecho yo muy distante haciendo. | haciendo un guion. | Trakl. | las primeras partes inician cuando las segundas se encuentran a la mitad. | este olor de moho que no abandona la ropa, que no permite ni siquiera el verano. | sucede, si éste es el verbo preciso, una seguridad en el trato, como los diseños del siglo xvi, miles de hojas sin despegar ni una sola vez la punta, ninguna equivocación en una espiral, en el semitono, en los claros. | deberías haber visto mejor, dentro de todo el ruido que había fuimos muy afortunados. | el domingo haré los recuadros, tomaré apuntes, desde el domingo será diferente»

<

sustancialmente no le interesa a él.

en el más allá la situación se estabiliza.

después de dos o tres horas la situación se estabiliza.

explica a la agricultora qué es lo que no funciona.

las ventosas toman el grano y se lo llevan. 

después de pocas horas han pasado muchas horas. 

<

va a los baluartes y decide que no tiene deudas hacia aquel sistema u horizonte o incluso marco, paisaje, fayyum, secuencia, carta de vinos, reglas—fresas, y, de los nombres.
no tiene —no tiene las matemáticas, las conexiones— causales, axiales, las axonometrías, las axiologías, taxonomías por esta especie.
sólo las costillas son mucho más largas que en los otros predadores

<

(del refugio)


El estuco grisáceo se ha puesto en cada
margen de cada panel del ventanal
de la sala, en las hendiduras, 
y los dedos es esto lo que tocan

como si mirara toca el jardín doble
que está sólo fuera, y sólo diseña desorden
—«convexidad— de los boj, demasiados peñascos
invadidos por acacias, parasitarias, ramas y puntas
del saúco. Igual»—

la luz hace su 
encogimiento, y el gris mientras tanto
con timidez, la voluntad débil que obtiene, 
vence, hace que termine

<

La naturaleza se detiene hacia la archivolta 
del patio protegido por la arcada
(no octubre) superior. La naturaleza
de la archivolta es aquélla
—cuestan los muros para el helecho, 
para tener protección, para el casto...
Los animales de lamento breve y más
breve noche, que se alternan
en los tejidos saben que no han 
construido, o que no es para ellos. 

Y así usan aquello que hay, los pliegues
de los sobrantes de la tierra, los deterioros cordiformes
la criptografía de la mañana verde
que no tiene piedad si está debajo
el agua negra y pierde suero y sangre aquello
que todavía está por la mitad dentro del nacimiento.

Versión del italiano de Andrea Muriel.

Shelter

(o.t.| objet . . .)

Secchi in terra, specchi, un polverìo / che si nasconde sotto; l’urto / di lancette, segnato il tocco: troppe / cose sono in casa, avverte, la / più ferita è nominarle

Completa il bianco (clinico, / clinica) — ora. E, anche: sfida sul foglio / l’urto nei puntini prossimi — / gli attanti vuoti, i meno. // Come le ossa poco che sono / viste nel nero già sembrano / grammatica — tic — drammatica / sospensione in cose: // il corpo mancato si giustifica. / Prosegue dentro — / virtù di segno — / crocette minori, a ciascuno / suo piccolo regno

sotto duemila metri cubi di terra di più di dodici calotte e di argilla, carbone dei roghi, vasi bruciati, mascelle, dentro infine il nodo o cassa chiuso da 24 secoli, nel commercio di caos inutile delle schegge di lenzuola e la polvere sono sulle lamine d’argento le teste femminili radianti, incise — e nelle lamine d’oro le frasi: si misurano in millimetri

Non si libera dagli aghi, se ne veste. / Vive nell’ultima stanza — ogni volta / sta varando il vascello con lo sguardo / nella fontana fuori, dove la potrebbero / condurre ma non vuole, dai sette anni / mentali e non mentali non si strecciano / il colore cenere — la testa, gli occhi. // Non possono trovarla assiderata. / Piuttosto a contare sul balcone, che sarebbe / il margine alfa della storia, da dove / la contesta e può ascoltarla; due / fibbie alle scarpe slacciate, rientra / sempre e cammina sempre scalza contro / la parete. Lì sta bene. Lì — dice alla fine / della casa — mi riconoscete. // Chi manca è più nitido, / si prende la ragione

Allora le regalano un opale — / non ha castone: / considera il reale / come irrelato, zone / dense e non dense di vele / ciascuna guscio — / sue belle sue forti / fortune

Ripara le cose fasciandone troppe / nel nastro pensato, nel giro vuoto avuto / con le occhiate — la torre giocattolo, il modulo / d’entrata, l’ossigeno, le garze. A mezzogiorno, / quando si dispone sul campo il latte muto / dei crani che si affollano sensibili al riverbero / nel giardino, al tavolo allungato per il vitto, / sente i fili dell’aria, sente che la risolvono / intera. Allora svolge quasi / frasi senza dare date / frequenze, suono, con la bocca soddisfatta / grassa come andasse anche mangiandolo, / il mondo monte detto prima, che era fievole e chiedeva / schermo, casa — il chiuso delle iridi

Gli hanno messo già il fiore del morto. / Lo tengono nella scatola del gioco inox. Non reagisce, / ha gli occhi spenti dice il bambino che li mangia / nel sogno. Parlano continuamente in italiano / di nordest. La fatica schiaccia la testa ai passeri / — avanza sul mazzo delle carte, dei figli / dice che li barra, / ma che saranno validi anche dopo

contesta la base dei soldi / ma poi deve mangiarla. rimanda il diario di benn / a quando la musica sarà finita. / fuori fuori. acqua. // a quest’ora sarà finita, lui avrà firmato. / ci saranno molte intenzioni morte // e il tuono, coeso sul grigio, / e l’imminenza / tutta la teologia, hegel, marx

t — t — t

l’errore è nello sguardo / — adam nell’eden / tutta quella roba a portata / ci voleva un bidone aspiratutto / tutto sommato adesso si sta bene / alla fine, la roulotte / bianca. il cucciolo tira la gonna a else. / lo fissa. noia, dell’ittero. / in un tratto riga il segno: / ichthus. è sulla lamiera. / finestrella. piove a velo sui due tre / ronchi. le piastre di basalto al largo // in realtà a quanto ricordano / lui ha sempre avuto. // il professore non lo pagano bene, / lui ha sempre avuto. non gli importa. // alle spalle, distante, verso l’uscita, / un suo nemico, nel rettangolo di freddo involontario

non guastarti con nessuno / (il volontario ha queste saggezze). / la nottata — continua a straparlare.

donna nelle rocce | donna della lampada / la blatta si asciuga le ali | — le tiene verticali — dall’umido | / del diserbante. | il polso lui sanguina. | Lucrezio coi suoi incubi / chiuso nella polvere, moscato, | mosto morto / giada per attrici inglesi | belle, | incenso

«non guardarmi guarire o : smettila di guardarmi guarire era quello che continuava. | delle correzioni venivano fatte continuamente. | se il mondo le cose i fatti molto sono molto violenti sono di fatto io molto distante facendo. | facendo una sceneggiatura. | Trakl. | le prime parti iniziano quando le seconde si trovano a metà. | questo odore di muffa che non abbandona i vestiti, che non lascia nemmeno l’estate. | occorre, se questo è il verbo giusto, una sicurezza nel tratto, come i disegni nel Cinquecento, migliaia di fogli senza staccare una volta la punta, non sbagliare una voluta, della retinatura, dei chiari. | avresti dovuto vedere meglio, in tutto il buio che c’era siamo stati molto fortunati. | domenica farò dei riquadri, prenderò degli appunti, da domenica sarà diverso»

sostanzialmente non lo interessa. / nell’aldilà la situazione si stabilizza. / dopo due tre ore la situazione si stabilizza. / spiega alla coltivatrice che cosa non funziona. / le ventose prendono il grano e lo portano via. / dopo poche ore sono passate molte ore.

va ai bastioni e decide che non ha debiti verso quel sistema o orizzonte o ancora frame, paesaggio, fayyum, sequenza, carta dei vini, regole—fragole, e, dei nomi.

non ha — non ha la matematica, le connessioni — causali, assiali, le assonometrie, le assiologie, tassonomie per questa specie.

solo le costole sono molto più lunghe che negli altri predatori

(del riparo)

Lo stucco biancogrigio è dato a ogni / margine di ogni pannello della vetrata / del reparto, negli incavi, / e le dita è questi che tentano // come vedere tenta il giardino doppio / che è solo fuori, e solo disegna disordine / — «convessità — dei bossi, troppe balze / invase di acacia, parassitante, fruste e punte / dal sambuco. Uguale» — // la luce fa il suo / aggrinzire, e grigio altrettanto / mite, la volontà debole che ottiene, / vince, fa finire

La natura ferma entro la ghiera / nel cortile protetto per l’arcata / (non ottobre) superiore. La natura / della ghiera è quella / — costano le mura per la felce, / per tenere protetto, per il casto… // Gli animali di lamento breve e più / breve notte, che si alternano / nei tessuti sanno che non hanno / costruito, o che non è per loro. // E così usano quello che c’è, le pieghe / dei riporti di terra, le marcite cuoriformi / la crittografia della mattina verde / che non ha pietà se è sotto / l’acqua nera e perde siero e sangue quello / che ancora è per metà dentro la nascita.

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