Tierra viva

Dmytro Chystiak

(Kiev, 1987). Es vicepresidente de la Asociación Nacional de Escritores de Ucrania, en Kiev.

para Anastassiya Kobzina e Ilia Solovyov, in memoriam

i
Mi abuelo murió sin decir una sola palabra sobre la guerra.
Sin decir una sola palabra sobre la guerra mi abuela murió.
Sobre el hambre y el trabajo para el frente
Soltaron algunas duras palabras, no más.
El 9 de mayo era la mayor de sus fiestas,
Sus canciones, sus lágrimas, sin decir una sola palabra sobre la 
[guerra.
«¡No hablaré, mi Señor!
Nunca más, nunca más. Te tiramos
En el carro, y luego, en la fosa común».
Las palabras de mi abuela, cerca de su tumba.

ii
En mis estanterías, bajo los bombardeos,
El uniforme cubierto de medallas de mi abuelo,
Su daga (17 años, Shcholkovo, cerca de Moscú,
Luego el Mar del Norte, muchos muertos
En esta tierra de hielo, entonces, el canto,
Futbol, Kajovka y Kiev, el amor de su vida
que me hace sonreír, aún hoy),
Las medallas de mi abuela, hija de la guerra
(Infancia en el koljoz, todo para el frente,
Y un alemán amistoso dice «¡Escóndete!»,
En la región de Vinnytsa todo un invierno,
En el ático ella se esconde y se llevan a los ostarbeiters.
Luego, el canto, y el socialismo, y el choque,
y su investigación sobre la Gran Hambruna de Stalin),
Todavía permanecen juntos, con
Dos repúblicas hermanas, en las estanterías,
Bajo los bombardeos, luego explota.

iii
Esta tierra de invierno está viva, es profunda.
Ni una sola palabra sobre la guerra, en su fosa común.
El misil los despierta como lo hizo en el santuario de Babi Yar,
Y salen del otro mundo, pero yo sé
Que no están del otro lado, se unen
Al nuestro. Y mi abuela persiste
Con los voluntarios, y mi abuelo, con los marineros,
De nuestro lado, los que siguen a los cosacos,
Los que ignoran el miedo y se lanzan
Desprotegidos en tanques, en las estepas,
Como en los tiempos de los helenos, en esta vieja tierra
Donde la «¡Gloria!» cae, trueno tras trueno.

iv
Esta tierra de invierno sigue viva, tan lejana.
Mi abuelo de Shcholkovo lucha,
Mi abuela de Haysyn persiste,
Detrás de ellos, oscuridad sobre oscuridad,
Luces sobre luces, mundos tras mundos,
Resuenan, ensangrentados, en las cruces crecen
las rosas de la Jerusalén Celestial,
Su sangre une a Constantinopla y Kiev,
La Rubedo de las ciudades resucitadas,
Siglo tras siglo, templo tras templo,
Para regar nuestro árbol común,
Hacia un manantial, por fin reconocible.

Kiev, 7 de marzo de 2022.

Versión del inglés de Víctor Ortiz Partida.

Living land

For Anastassiya Kobzina and Ilia Solovyov, in memoriam

i

My grandfather died without a word about the war. / Without a word about the war my grandmother died. / On starvation and labor for the front / They let out a few harsh words, no more. / May 9 was the greatest of their holidays, / Their songs, their tears, without a word about the war. / «I will not talk, My Lord! / Never again, never again. We throw you / On the cart, and then, in the mass grave». / The words of my grandmother, near her grave.

ii

In my bookshelves, under the bombardments, / My grandfather’s medal-covered uniform, / His dagger (17 years old, Shcholkovo near Moscow, / Then the North Sea, many killed / In this land of ice, then, the singing, / Football, Kakhovka and Kyiv, the love of his life / Who makes me smile, even today), / The medals of my grandmother, daughter of war / (Childhood in the kolkhoz, everything for the front, / And a friendly German says «hide!», / In the Vinnytsa region a whole winter, / In the attic she hides, and ostarbeiters are taken away. / Then, the singing, and the socialism, and the crash, / And his research on Stalin’s Great Famine), / They still stay together, with / Two sister republics, in the bookshelves, / Under the bombardments, then explode.

iii

This winter land is alive, deep. / Not a word about the war, in their common grave. / The missile wakes them up as it did on the Babi Yar sanctuary, / And they come out of the other world, but I know, / They are not on the other side, they join / Ours. And my grandmother persists / With the volunteers, and my grandfather, with the sailors, / On our side, those who follow the Cossacks, / Those who ignore fear and throw themselves / Unprotected on tanks, in the steppes, / As in the time of the Hellenes, on this old land / Where «Glory!» falls, thunder after thunder.

iv

This winter land is still alive, so far away. / My grandfather from Shcholkovo fights, / My grandmother from Haysyn persists, / Behind them, darkness upon darkness, / Lights upon lights, worlds after worlds, / Resound, bloodied, on the crosses grow / The roses of Heavenly Jerusalem, / Their blood unites / Constantinople and Kyiv, / The Rubedo of resurrected cities, / Century after century, temple after temple, / To water our common tree, / Towards a spring, finally recognizable.

7.III.22, Kyiv.

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