Luvina_92 / Arreolina

Entusiasta y apasionado son los adjetivos que mejor califican a Juan José Arreola, creador de una obra perfecta, además de infinita y polifónica. Una obra que fue escribiendo en los claros de un vivir intenso en un Zapotlán agitado por la Guerra Cristera, en la Guadalajara conservadora de los años treinta y en una Ciudad de México que le permitió dar rienda suelta a su temperamento desbordado: ser actor y alumno de Xavier Villaurrutia y Rodolfo Usigli. Luego, irse a la Francia de la posguerra y actuar en la Comédie Française de París, con Louis Jouvet.

Hombre que desempeñó todos los oficios y se entregó por convicción y arrojo a contradicciones y placeres. Separar su vida de

la obra resulta un trabajo ocioso, porque Arreola supo sabiamente que la escritura verdadera nace de la ecuación entre percepción, experiencia y reflexión. Es dentro de este triángulo que la revista Luvina presenta, en su número 92, una serie de ensayos y acercamientos, cantos y variaciones —homenajes— a uno de los más grandes escritores mexicanos.

Arreola se entregó a vivir con intensidad y desde allí trabajó la literatura como un artesano, completando piezas cuidadas con la precisión de un relojero y la hondura de un filósofo. Supo extraer la música —los ritmos— de la lengua castellana y volcarla hacia los significados últimos de cada vocablo para abismarlos en un cauce de prismas tan diversos como diverso es el lenguaje y como cambiante es la realidad. De tal manera que sus libros son piezas originales y bellas, a través de las cuales y —a pesar de lo melancólico, oscuro y casi monstruoso de algunos de sus personajes— se exalta la vida.

Luvina entrega a sus lectores una revisión contemporánea, con textos heterogéneos; acercamientos y relecturas de la obra resonante, polifacética y profunda de Juan José Arreola, como un merecido homenaje en el centenario de su nacimiento.

Por otra parte, rendimos también un homenaje a José Luis Martínez, jalisciense nacido en ese mismo 1918. Historiador cuya obra es tan vasta como espléndida. Luvina resalta, además, su veta literaria y ofrece a los lectores la poesía que también ocupó algunas horas de su trabajo creador, en una talentosa y precoz juventud.

El número 91 de Luvina conforma un organismo donde se plantea —desde la propuesta de cada texto publicado— que la obra de arte constituye una vía de comprensión y entendimiento de la realidad. Estas formas literarias audaces y originales no sólo nutren la sensibilidad y el pensamiento de los lectores, sino que también establecen una relación más entrañable y visceral entre el creador y el lector, reestableciendo los lazos primigenios y perfectos entre los vocablos y la vida.

Contenido

Páramo

Arte

Comparte este texto: