Puntos de fuga

Lucija Stupica

(Celje, Eslovenia, 1971). Ésta es una selección de poemas del libro «Puntos de fuga» (Editorial Arrebato Libros, 2023).

LA CAMA

Después de Safet Zec

Estamos de pie frente a un cuadro.
Ropa de cama arrugada,
dos almohadas abandonadas,
las siluetas de un cuerpo invisible—
el rastro de todo lo que queda,
tras amar, en el confinamiento,
tras la juventud, en el envejecimiento,
tras marchar, en la espera.
Contamos historias posibles,
sobre dormir en soledad,
sobre no poder dormir,
sobre buscar a alguien más.
Tratamos de entrar en el cuadro, el espacio,
para después retirarnos y escuchar, sentir la diferencia,
leer la anatomía de un cuerpo ausente.
Nuestros intentos nos llevan a lo innombrable.
Terminamos con camisas blancas, al lado
de la cama, que aún espera su hora.

Unos momentos antes:
entramos a hurtadillas en un círculo de calles,
extendidas en paralelo, menos accesibles,
para escondernos en un mundo que sólo nos pertenece a nosotros,
como siempre, nada común y corriente.
Sin embargo, nuestros caminos nos llevan finalmente a la Piazza.
Éste es el pintor del que te hablaba, ¿te acuerdas? Le digo
mientras bajamos corriendo las escaleras del museo, de la mano
completamente enardecidos por la reciente promesa de amor,
ajenos a la fecha de caducidad marcada en alguna parte.

EL NORTE

Él desea vivir junto al lago, por su oscuridad
y por las píceas, afiladas hacia el cielo.
Él no hace huir a la melancolía, como hago yo,
al elegir el mar y las corrientes de aire.
Luz. Esto es lo que anhelo.

Me preguntan si alguna vez he tomado
antidepresivos. Respondo que no.
Después me repetirían la pregunta varias veces.

EL ESCARABAJO

Me gustaría entender, dice una voz femenina.
Dime, ¿no te aburres?
Para ella, las poetas son amas de casa
que escriben un poema de vez en cuando,
y los poetas son hombres fracasados
que de vez en cuando derraman una lágrima o dos.
Mientras tanto, un escarabajo con un brillo
verde metálico entra volando en la habitación
para terminar sus días aquí.
No hay nada trágico ni en la llamada telefónica
ni en el acto del escarabajo.
Abro la puerta y lo saco fuera.
Ya hay demasiada muerte aquí, digo.

LOS OJOS

Lo que quedó fue el intrincado encaje de arrugas,
mucha amargura, mucho menos amor
en la casa que nunca tuvo un buen aroma,
la muerte está aquí, pero no sabe cómo servirla a ella,
su hija le pone un ungüento sobre sus labios resecos;
la comida licuada, el té, los viales,
el susurro de los visitantes, los
carraspeos, las miradas a través de
las ventanas, están ensayando la muerte,
ella observa como si supiera todo demasiado bien
que el cuerpo está despierto
y aún con vida en los ojos,
sólo en los ojos.

CARTAS Y VOCES

Primera carta
Bajo la ventana hay una ciudad, pero sólo hay sitio para dos en la habitación del hotel. No hay sueños; de todos modos, hace demasiado calor como para poder dormir. Estoy escribiendo palabra por palabra. Cartas. Citas. El diario de un viajero. Los olvidados caminos recorridos para estar más cerca de mis amores. La confianza siempre llega después, así como el darme cuenta de que la había perdido. No sólo la calle, sino el continente entero.

Él
La certeza de que no quiero morir sin vivirlo.
Sin vivir —contigo. La certeza. Contigo.
La certeza. No quiero morir. Sin vivir. Contigo.

Segunda carta
En el avión. Las montañas proyectan largas sombras sobre el día soleado; huele a nosotros. Estoy de vuelta. Dónde, no lo sé. Las gaviotas también vuelan bajo. Chillan cuando los retoños están cerca. Dentro de mí misma hay un cisne que, al estirar el cuello, mira con furia y persigue a todo aquel que se acerca. En el asiento que hay junto a mí, un padre y su hija miran las fotos de un viaje familiar. Tengo miedo, Maruša. Las fronteras están abarrotadas por allí. Están vigilando a los niños, quieren lo mejor para ellos. Vigilando a los niños y observando a sus padres. Vigilando a los padres y dejándolos morir lentamente.

Tercera carta
Zapatos nuevos
para el viaje
setecientos y más
un ritmo hueco barcas
sobrecargadas voces
reprimidas voces
casi sin aliento

zapatos nuevos
en la orilla
ciertamente—
inevitablemente.

Cuarta carta
Si no somos nosotros, dijiste. Y yo: si saltamos al agua y volvemos a la superficie, ¿terminaremos en la misma orilla? Estoy seguro de que lo conseguiremos. El amor siempre es ingenuo al principio. Nadie sabe cuándo llega el silencio. Llega y dices: es suficiente, me voy. Pero si te quedas, aún no has construido ni una carretera ni una casa, ni has plantado un árbol, y sabemos lo oscuro que puede ser un bosque y lo oscuras que son las cabañas que hay en su interior. Tu mano busca la mía. Es real. Estamos en la misma orilla, pero esto es sólo el principio.

Quinta carta
Quizás esta pequeña cabaña en mitad del bosque, con techos demasiado bajos como para caminar erguidos, sea una lección de humildad. El porche de madera con una silla rota brilla débilmente a la luz de la luna. Esta noche no vamos a dormir. Quizás la casita y el porche de madera tampoco duerman. Seguramente el bosque no esté dormido. Me aventuro a salir, recorriendo el camino hacia lo desconocido. Por la oscura carretera que atraviesa el bosque. Doy media vuelta tras la tercera curva. No me gusta la humildad, digo. Voy a buscarte y salimos juntos. Dejamos la cabaña. Por la oscura carretera que atraviesa el bosque. Tras la tercera curva, hay otra casa. Llamamos a la puerta. Nadie abre. Volvemos hacia la cabaña en mitad del bosque, con techos demasiado bajos. Llamamos a la puerta. Se abre. Suficiente humildad, decimos. No vamos a dormir esta noche. Vamos a tumbarnos, a cogernos de las manos y a escuchar las historias de los demás.

Ella
La certeza de que no quiero morir sin vivirlo.
Sin vivir —contigo. La certeza. Contigo.
La certeza. No quiero morir. Sin vivir. Contigo.

Versiones del esloveno de Olivia Ávila Ruiz (en colaboración con Andrej Peric).

Postelja

Stojiva pred sliko. / Nagubana posteljnina, / zapuščeni blazini, / obrisi nevidnega telesa — / sledovi vsega, kar ostane, / po ljubezni, v samoti, / po mladosti, v staranju, / po odhodu, v čakanju. / Govoriva možne zgodbe, / o tem, da je nekdo spal sam, / o tem, da ni mogel spati, / o tem, da je iskal drugega. / Poskušava vstopiti v sliko, v prostor, / se nato umakniti in slišati, čutiti razliko, / prebrati anatomijo odsotnega telesa. / Poskusi naju privedejo do neizrekljivega. / Pristaneva v beli srajci in na strani / postelje, ki še čaka na svoj čas. // Nekaj trenutkov nazaj: / tihotapiva se v obroču ulic, / vzporednih, manj prehodnih, / da bi se skrila v čisto svoj svet, / kot zmeraj prav nič običajen. / A poti naju na koncu pripeljejo do piazze. / O tem slikarju sem ti govorila, se spomniš? rečem, / ko z roko v roki stečeva po stopnicah muzeja, / vsa vneta v sveži obljubi ljubezni, / ne da bi slutila, da je nekje zapisan rok uporabe.

Sever

Živel bi ob jezeru, zaradi njegove temote / in smrek, ošiljenih proti nebu. / Melanholije ne odganja, kot počnem jaz, / z izbiro morja in prepišnosti. / Svetlobe. Po njej hrepenim. // Sprašujejo me, ali sem kdaj jemala zdravila / proti depresiji. Odgovorim, da nikoli. / Nato vprašanje še večkrat ponovijo.

Hrošč

Rada bi razumela, reče ženski glas. / Daj, povej mi, se ne dolgočasiš? / Zanjo so pesnice gospodinje, / ki tu in tam napišejo pesem, / in pesniki ponesrečeni moški, / ki kdaj potočijo kakšno solzo. / Medtem v sobo prileti hrošč / s  kovinsko zelenim leskom, / da v njej zaključi življenjsko pot. / Nič tragičnega ni ne v telefonskem klicu / ne v hroščevem dejanju. / Odprem vrata in ga nesem ven. / Preveč smrti je že tu, rečem.

Oči

Ostala je le zapletena čipka gub, / veliko grenkobe, mnogo manj ljubezni / v hiši, ki ni nikoli dišala, / smrt je tu, a ne ve, kako naj ji streže, / s kremo ji hči namaže presušene ustnice, / utekočinjena hrana, čaj, stekleničke, / šepeti obiskov, odkašljevanje, / pogledi skozi okna, / ponavljajo vajo umiranja, / strmi, kot bi predobro razumela, / da je telo budno / in še živo v očeh, / samo v očeh.

Pisma in glasovi

Prvo // Pod oknom je mesto, a v hotelski sobi je dovolj prostora samo za dva. Sanj ni, tako in tako je prevroče za spanje. Zapisujem besedo za besedo. Pisma. Citati. Dnevnik potovanja. Že pozabljene prehojene poti, da bi bila bliže ljubeznim. Zaupanje vedno pride kasneje, tudi spoznanje, da sem zgrešila. Ne le ulice, cel kontinent. // On // Gotovost, da ne želim umreti, ne da bi živel to. / Ne da bi živel – s teboj. / Gotovost. S teboj. / Gotovost. Ne želim umreti. Ne da bi živel. S teboj. // Drugo // Na letalu. Gore mečejo dolge sence v sončnem dnevu, diši po naju. Vračam se. Kam, ne vem. Tudi galebi letijo nizko. Kričijo, ko so mladiči blizu. V meni je labod tisti, ki zravnanega vratu in srepo zroč preganja vse, ki se bližajo. Na sedežu poleg mene oče s hčerko gleda fotografije z družinskega izleta. Strah me je, Maruša. Spodaj so meje polne. Gledajo otroke in jim želijo dobro. Gledajo otroke in vidijo očete. Gledajo očete in jih prepuščajo počasni smrti. // Tretje // Novi čevlji / za na pot / sedemsto in več / zamolkel takt / prepolni čolni / pritajeni glasovi / skoraj brez diha // novi čevlji / na obali / zagotovo — / neizogibno. // Četrto // Če ne midva, si rekel. In jaz: Če skočiva v vodo in splavava iz nje, se bova znašla na isti obali? Prepričan sem, da nama uspe. Ljubezen je v svojem začetku vedno naivna. Nihče ne ve, kdaj pride tisti molk. Pride in si rečeš: Dovolj je, grem. A če ostaneš, še nisi zgradil ceste ali hiše ali posadil drevesa, in veva, kako temen je lahko gozd in kako temne so znotraj hiše. Tvoja roka išče mojo. Resnična je. Na isti obali sva, a to je šele začetek. // Peto // Morda ta hišica sredi gozda s prenizkimi stropi, da bi lahko hodil zravnano, uči ponižnosti. Lesena veranda s polomljenim stolom medlo sveti v lunini svetlobi. Nocoj ne bova spala. Morda tudi hišica in lesena veranda ne bosta spali. Gozd zagotovo ne spi. Odpravim se ven, po cesti v neznano. Po temni cesti skozi gozd. Za tretjim ovinkom se obrnem. Ne maram ponižnosti, rečem. Poiščem te in odpraviva se skupaj ven. Zapuščava hišico. Po temni cesti skozi gozd. Za tretjim ovinkom je druga hiša. Potrkava. Nihče ne odpre. Obrneva se proti hišici sredi gozda s prenizkimi stropi. Potrkava. Vrata se odpro. Dovolj ponižnosti, rečeva. Nocoj ne bova spala. Legla bova, se držala za roke in poslušala zgodbi drug drugega. // Ona // Gotovost, da ne želim živeti, ne da bi živela to. / Ne da bi živela – s teboj. Gotovost. S teboj. / Gotovost. Ne želim živeti. Ne da bi živela. S teboj.


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