(Ciudad de México, 1978). Su novela Principio de incertidumbre (Paraíso Perdido, 2020) recibió el Premio Bellas Artes para primera novela Juan Rulfo 2013.
Consideraciones previas
Antes de iniciar la lectura del método crhocod es importante señalar que debe llevarse a cabo en el orden sugerido, sin saltarse ningún paso. Es recomendable leerlo por completo antes de iniciar su ejecución, y una vez iniciado el procedimiento, no dejar pasar más de veinticuatro horas entre la realización de un paso y el que le sigue.
Paso 1: Compre
Lo primero que debe hacer es comprar, en cualquier tienda donde vendan artículos de cocina, un par de charolas de plata o pewter de por lo menos cuarenta centímetros de largo por treinta de ancho. Si bien, idealmente, sólo requerirá una para llevar a término el método, se recomienda que compre las dos, previendo cualquier eventualidad. Los motivos que las adornen no son relevantes.
Deberá adquirir también una lijadora. Puede conseguirla en ferreterías y establecimientos especializados en proyectos de remodelación y equipamiento del hogar. Una del tamaño de un rotomartillo será suficiente. No olvide comprar lijas de repuesto.
Guarde las charolas en un lugar libre de humedad junto con la lijadora hasta llegar al paso 7. Si quiere usarlas para la hora de la cena frente al televisor, siéntase libre de hacerlo; la efectividad del método no se verá alterada por ello.
Compre también un cuaderno, de tamaño y formato que permitan traerlo siempre consigo para llevar a cabo las anotaciones de los pasos 2 al 6.
Paso 2: Rememore
Acuéstese en su cama en posición supina y propóngase recordar que alguna vez fue niño. Puede ayudarse con la música de su preferencia. Concéntrese en su respiración e imagine que todo usted se encuentra ubicado en el área del pecho. Cuando tenga la sensación de que un colibrí aletea a la altura de su esternón, visualice un lugar significativo y un olor o sabor que haya sido importante durante su infancia, antes de la licenciatura en administración de empresas, del bachillerato técnico en contabilidad, mucho antes. Una vez aprehendidos estos datos, abra los ojos y anote la información.
Paso 3: Hágase de un fetiche
Asista al lugar que recordó durante el paso 2 y dedique de treinta minutos a una hora a imaginarse ahí como era entonces. Intente escuchar su risa, recrear aquel raspón en la rodilla, y reubique el latido que se dejó olvidado allí, donde el primer beso. No se asuste si siente de nuevo al colibrí atrapado en su caja torácica; por el contrario, interprételo como un signo positivo en el proceso de perder la cabeza. Recree la sensación de aquellos tiempos en que la ley del impulso era natural y el intelecto se activaba sólo después de las consecuencias. Reconozca que usted sí tuvo la habilidad de hacer las cosas sin que su cabeza le estorbara y anote en su cuaderno todo aquello que se le revele, ya sea un muestreo de su libertad infantil o una serie de recriminaciones por su estilo de vida actual.
Consiga algo que dé origen al aroma o sabor que relacionó con su niñez; los mangos verdes que comía a escondidas en la azotea o el perfume de jazmines que despedía el arbolito de la vecina, por ejemplo. Consérvelo consigo hasta terminar el procedimiento. Puede transportarlo en su portafolio o en la guantera del coche, dentro de una bolsa de plástico resellable para mantener las propiedades olfativas o gustativas que disparen su memoria sensorial, evitando el riesgo de derrames o contaminación innecesaria de sus documentos y laptop.
Paso 4: Observe
Vigile al sujeto[1] de su interés afectivo sin entrar en contacto. Mantenga la distancia que le ha hecho sentir seguro hasta el momento. Puede verla desde el automóvil durante la hora de la comida, cuando ella sale con sus amigas y espera en la fila del restaurante de ensaladas cerca de avenida Chapultepec. Pruebe también escaparse de la oficina diez minutos antes de las cinco para verla salir, resguardado bajo la sombra de una jacaranda en flor. No olvide oler o probar su fetiche antes de verla, y dedique unos minutos después de la observación para escribir sobre el sudor que le corre por el costado y le moja la camisa, el apretón de los dedos de los pies que se afianzan más al mocasín y, por supuesto, registre también los argumentos que su cabeza ha estado repitiéndole para mantenerse alejado. Procure escribirlos de manera automática: no censure el lenguaje que hasta el momento ha usado su apéndice superior para vapulearlo a usted o para crear imágenes peyorativas de ella.
Por la noche, relea todo lo que ha escrito, desnúdese y acuéstese de nuevo en posición supina, con su aroma o sabor fetiche cerca. Dedique por lo menos una hora a experimentar el vacío alrededor suyo, comenzando por los lados de su cama y extendiéndose al resto de la habitación. Evite autocomplacerse. En caso de sufrir un acceso de llanto o un ataque de pánico, déjelos fluir. Repita la observación, el registro y la meditación nocturna en las siguientes veinticuatro horas.
Paso 5: Contacte
Lleve a cabo la rutina de observación, pero asegúrese de hacer contacto visual con ella. Vaya comiendo u oliendo su niñez para darse valor, no cuente los segundos que dura el intercambio entre el fondo pálido detrás de las pestañas ajenas y sus propios ojos de perro café. Felicítese a sí mismo y escríbase un elogio si logra sonreír o enunciar alguna expresión en torno al calor primaveral o al tapete que han formado las flores de jacaranda a sus pies. La experiencia corporal del contacto puede ser dolorosa en primera instancia,[2]exhilarante después de unos minutos y desgarradora al oscurecer. Anticipe la compra de un analgésico para la cefalea del día siguiente, cuyo origen se deberá al hecho de que su cabeza ha comenzado a desprenderse.
Paso 6: Obtenga información
Aproveche los grupos de WhatsApp de la empresa para obtener su número de teléfono. Puede apoyarse también en las redes sociales, si cuenta con alguna. Seguramente deseará volver a espiarla o, incluso, comunicarse con ella si acepta agregarlo. Sin embargo, deberá evitarla durante los siguientes dos días y sólo recrear la experiencia de ella a través del diario que ha llevado. Es imperativo que, al llevar a cabo la meditación, comience a extender el vacío más allá de su cama y del horario habitual, recordándoselo a sí mismo cada vez que le sea posible: sentado en su escritorio durante la rutina laboral, al terminar de cenar y separar la basura en orgánica e inorgánica, cuando pase de largo frente a la jacaranda.
Ésta es la última noche que usará su fetiche. Deshágase de él en cuanto despierte; no es necesario elaborar un ritual para ello. Continúe con su dosis de analgésicos.
Paso 7: Decapítese
Repórtese enfermo y falte al trabajo. Necesitará disponer de todo el día para lijar el extremo más largo de la charola hasta obtener un filo satisfactorio. Añádale peso: puede hacerlo perforándola y atornillando su portafolio cargado con tres kilos de sal. Instale un sistema de polea con la charola pendiente de la viga sobre su cama, amarrada a una armella junto al buró. En caso de no tener viga, regrese a la tienda de proyectos de remodelación para hacerse de un tubo que pueda instalar con taladro, taquetes y chilillos; no olvide tomar la medida de un muro a otro antes de comprar el tubo.
Una vez preparada la polea, anótese el número de teléfono del sujeto con marcador indeleble en el dorso de la mano izquierda[3] y coloque su celular, tableta o laptop cerca de usted. Desnúdese y acuéstese como lo ha hecho en las últimas noches. Relaje los dedos de los pies y sostenga, con la mano derecha, la cuerda del sistema de polea. Sentirá que el colibrí golpea los barrotes de su costillar. Déjelo salir de forma espontánea. El espacio donde antes se agitaba quedará dispuesto para la nada que lo espera en todas las cosas: en el espejo retrovisor, en la mirada compasiva de su madre, en el silencio que ocupa su departamento a la vuelta del trabajo, en la luz de la pantalla. Una vez inmerso en esa nada, debe usted tomar la decisión definitiva de cortarse la cabeza y ejecutarla en cualquiera de las dos modalidades siguientes:
Suelte la cuerda y descanse, abandonándose al filo de la charola.
Anúdela en la armella y marque el número en su mano izquierda.
Después de ejecutar esta última instrucción, en cualquiera de sus variantes, puede dedicarse a peinar las alas que, por sólo unos minutos, adornarán su espalda.
[1] Nos referiremos a él en femenino debido a que la mayoría de los usuarios de este manual, de acuerdo con las estadísticas, han sido varones heterosexuales. Sin embargo, es importante aclarar que el Método crhocod no es privativo para este género y preferencia sexual: siéntase libre de corregir el texto con un bolígrafo si la redacción le incomoda.
[2] A cada persona participante de este programa se le ha manifestado de manera distinta; sin embargo, siempre está acompañada por el reencuentro vigoroso del aleteo del colibrí descrito en el paso 2.
[3] Es necesario recalcar que lo haga en el dorso y no en la palma, ya que los números pueden volverse ilegibles si le sudan las manos.