(Mytholmroyd, 1930-Londres, 1998). Es autor de Cartas de cumpleaños (Faber and Faber, 1998).
Brillante como la idea de Einstein, a esta abeja no es posible pensarla como una cosa. Igual que el sol, está siempre en curso. Como si nada más existiera, salvo sus flores. Ni montañas, ni vacas, ni playas, ni tiendas. Sólo las olas irisadas de sus flores. Un temblor en el vacío. Una alfombra voladora de flores —el vaivén de un tejido muy suelto— donde ella resuelve sus planes. Hirsutos duendes enanos (los pensamientos del apicultor) pegajosamente trepan sobre la cara del sol: guantes de sombra. Pero la abeja, en su esplendor, no puede imaginarlo a él, un polizón en su alfombra de olas luminosas, y bebe su néctar.
Versión del inglés de Jorge Esquinca.
The Honey Bee
The Honey Bee / Brilliant as Einstein’s idea / Can’t be taught a thing. / Like the sun, she’s on course forever. // As if nothing else at all existed / Except her flowers. / No mountains, no cows, no beaches, no shops. / Only the rainbow waves of her flowers // A tremor in emptiness // A flying carpet of flowers // —a pattern / Coming and going—very loosely woven— / Out of which she works her solutions. // Furry goblin midgets / (The beekeeper’s thoughts) clamber stickily / Over the sun’s face—gloves of shadow. // But the Honey Bee / Cannot imagine him, in her brilliance, // Though he’s a stowaway on her carpet of / colour-waves / And drinks her sums.