Así comenzó todo

Carola Aikin

(Madrid, 1961). Es autora de Las primaveras de Verónica (Páginas de Espuma, 2018).

¿Recuerdas la noche que vimos derretirse el cielo? Sólo duró un instante. Fuiste tú quien dijo: ¡Mira, fíjate! Venus va de la mano de Marte, parecen columpiarse. Se columpian, relampaguean y se juntan con otras y otras más. Esto va a ser una flor de estrellas.

Yo estaba impactado porque de pronto, en el caótico firmamento, no distinguíamos ya la luna, caían lágrimas de mis ojos y no sabía si era llanto o puro calor… Ardía el aire de la montaña. Nos refugiamos entre el brezo, escarbamos como desesperados buscando algo de humedad. Entonces tú empezaste a oler a tierra y toda aquella danza de fuego celestial paró. Tu cuello, tus axilas, tu boca me supieron a raíces y olvidé que apenas un segundo antes había creído que moriríamos abrasados.

El resto de la noche lo pasamos besándonos y besándonos y besándonos… en una lucha de dos cuerpos, el mío-mío, el tuyo que era mío, bajo ese aire negro, azul, extrañamente hueco que coronaba la cima.

A la mañana nos despertó el frío y unos gritos que subían del pueblo: ¡Está nevando! ¡Está nevando! Así comenzó todo

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