(Calcuta, 1978). Autor de varios títulos, entre ellos Poemas metálicos (Amargord, 2014).
Entrada al pueblo
Comparar y crear jerarquías, incluso entre la luz
La entrada del otoño trae alegría a esta parte del mundo
Ir hacia la cosecha, fuera del único tono de la lluvia
Comparar y esperar a que nos salve un ser superior
La verbosidad de los rezos
Entre suspiro y llanto se abre una senda, ya seca
Es la vena llena de color de madera oscura y mohosa
Dejo el susurro y la sal del antaño allí
todo se celebrará
El pueblo que se pone más robusto cada día
celebrará las vueltas sin idas
Desde la rama plateada del baniano bajarán
las raíces del plenilunio
La primavera
Aquí la primavera arrambla
los árboles de hoja caduca
Es una intemperie
para respirar la humedad desecada
del estanque
No es fácil dar cabida a una estación extra
para ningún calendario
sobre todo la que lleva las serpientes de colores
y los insectos que echan aroma
sin ton ni son
Todo pesa, rompe la frontera de los meses
Sólo es el fulgor de la llovizna
que agrieta el estar de los zapateros
sobre la superficie del agua
Todo es una espera
El aire tropical de las tres de la tarde
tiene el color de limón
Ahora es el descanso del horno
El fuego que era una ardilla azul
hace unas horas
Es la brasa de un día más
Volvemos hacia lo etéreo
fuera de la tensión superficial que nos sostiene
El fuego
Indagar el aroma,
abrir las capas de la tarde
donde se guarda la blancura amarilleada
de las flores nocturnas,
los pétalos que caían sobre tu cabeza dolorida
cuando la blandura de la oscuridad
devoraba la aparente geometría del árbol de mango
En el mundo tropical
cada día se fosiliza el fuego
al tardecer
Cavar y descubrir la fruta
que prepara el nicho de la luz
al morderla nos penetra la ceniza
de la iluminación