Poemas posthumanos (homenaje a Vallejo)

José Antonio Mazzotti

(Lima, 1961). Entre sus libros más recientes se encuentra Nawa Isko Iki / Cantos amazónicos (Hipocampo, 2020).

Poema de la cuarentena / Ars poeticæ

Arremolínense, mortales, tras el canto de los cuervos, Preludio en que las fábricas no chillan, teléfono Tendido como un perro al suelo y sus dientes
Que no crujen por un hueso los oídos, escarbando Cada pelo de minuto, cada pellejo de calma, cada Dormir en la mañana hasta muy tarde.
Arremolínense
En ese susurro de las hojas como tigres
En jaulas pero hambrientos, ronroneando en suspiros La selva fraganciosa y sus flores de sangre, codornices Que los adornan como luces navideñas, todo es fiesta De disfraces: las nubes nos conversan, el arroyo Revienta en mil diamantes, las abejas
Zumban como el primer día
De la creación. A disfrutar, pues, pajarillos, lo que dure De los bofes, el pie sobre el gaznate, nuestra pobre Saison en enfer.

Vámonos a vivir lo no vivido.
Vámonos, poema, a fecundar tu poema.


Quisiera hoy ser feliz de buena gana…

Quisiera hoy ser feliz de buena gana, como César, 
Pero se hinchan los pulmones en dos velas
De humo, y el tajo en el lomo eleva 
En cada pelo un fósforo, y la sombra
Muerde los pies y florece en grilletes, ebrios
Se arrastran por la tierra negra, dibujando su voluta, 
su reptil
Gas de mostaza que lo invade todo.

                                               Aire somos, mas con busto 
De mármol polvoroso, caminantes estatuas
que transitan
Sin origen, olvidados
De los astros y su música serena.

Flotamos en los supermercados, deslizamos 
La baba por barandas de aluminio, imaginando
El futuro, como piedra demolida, una brevísima broma Del viento que arma casas y familias en el juego poco
 
antes
Del lonche. Y cuando el silbato materno nos deshace
Por un instante nos creemos reales, y la casa cobalto es entonces 
El mundo, el bosque oliendo a pino, el lago sonriente
en un idioma añil,
Todos los pájaros del mundo amontonados en la rama Frente a la ventana.

Quisiera hoy ser feliz de buena gana, pero 
Los reflectores son muy fuertes,
Los gemidos de los koalas escrachan la trompa, 
Esa casita de roble se derrumba
Al capricho del viento.
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