Abierto en una lengua pendiente
A veces creo que soy otro animal.
Una lenta criatura que se desprendió de la especie
hacia alguna rama sin prole ni destino.
El separado. El mutado. El invertido.
Ya nadie se pregunta cómo fue el pasaje,
en qué finta del camino se eligió mal.
Como carne de exportación, el cuerpo
se degusta en bocas ajenas a la hierba.
Y abierta en una lengua pendiente
mi voz sacude el árbol desde un brote
del que nadie me puede regresar.
Soledad
El gamo habla en mi soledad.
Cuando hay miedo, aparece,
se frota el hocico entre las patas,
ladea su cara hacia el este y suelta
un trote que son campanas
apagadas en la tarde.
Sube en el rayo y es la gracia.
Yo lo sigo
y llego hasta mi madre.