21 Ext. / int. azotea / patio central / habitaciones. día
Schrödinger observa sus dominios contra el cielo rojizo del día que inicia. Atraviesa el patio y brinca al marco de la ventana de Andrés, que no está en su cama. Continúa escaleras abajo. Mira el patio posterior, donde Silvia tampoco está haciendo sus estiramientos. Una alarma de reloj suena desde algún lugar de la casa.
En la cocina hay gente que se quedó dormida. La casa toda muestra rastros de otra fiesta. En el patio central, Angélica fuma un cigarrillo, pendiente del cuarto de Andrés.
La regadera empieza a sonar. Diana echa un sonoro grito.
Diana (O.S.)
¡Cabrones, no mamen! ¿Qué pedo con
el puto bóiler? Ya no hace calor.
La alarma sigue sonando. Angélica termina su cigarro y se dirige a la ventana que da al cuarto de Silvia. Toca con fuerza.
Angélica
Tu alarma lleva media hora sonando.
Se escucha un aspaviento dentro de la habitación.
Angélica vuelve a sentarse donde estaba. Mira el cigarrillo terminado. En el piso encuentra uno a medio fumar. Lo toma y lo prende.
Silvia sale de su habitación, con cara demacrada. Ni siquiera saluda a Angélica al pasar junto a ella.
Angélica
Te dejé un jugo sobre la mesa.
Silvia voltea y le sonríe entre las prisas.
Silvia
Gracias.
Silvia se toma el jugo de un trago. Regresa hacia su habitación.
Angélica
Le voy a llamar a un técnico yo
misma y te paso la cuenta.
Silvia
¡No! Yo traigo a alguien.
Diana (O.S.)
¿A quién vergas le tocaba
arreglarlo?
Silvia señala en dirección a Diana, furiosa. Angélica la alienta con la mirada a que vaya a hablarlo.
Silvia
Ya se me hizo muy tarde.
Angélica termina el cigarro y regresa a su habitación, donde intenta seguir trabajando.
Diana (O.S.)
¡Andrés! ¿Te llevaste otra vez el
jabón, chingado?
Andrés (O.S.
Perdón. Ten.
Diana (O.S.)
No mames, cabrón. Esta madre ya
está bien pinche chiquita y llena
de pelos.
Andrés (O.S.)
No te lo acabes porque también me
voy a bañar.
Diana (O.S.)
¿Y eso? (Ríe)
Angélica se dirige a la cocina y observa hacia el patio posterior, donde Andrés, semidesnudo y listo para entrar a la ducha, lee sobre el piso, recargado en la pared, mientras espera su turno. Ella se sirve un café mientras lo observa sin que él se dé cuenta.
Diana
No mames, qué tarde. No tardan en
llegar estos pendejos.
Diana sale de la regadera y se mete a su cuarto. Andrés entra, pone su toalla sobre la puerta y se termina de desnudar. Abre la llave. Empieza a cantar dizque ópera, con voz de dizque tenor. Angélica no puede dejar de observarlo.
Sonríe pero se reprime casi inmediatamente. Regresa a su cuarto, donde intenta volver a escribir. La regadera sigue sonando y la voz de Andrés también.
Incapaz de concentrarse, Angélica guarda su computadora en una mochila. Sale de su habitación y de la casa.
22 Ext. / int. patio / habitación de Jaime. día
La luz de la laptop sobre sus piernas ilumina su rostro congestionado. Ha estado llorando. En la pantalla, fotos distintas de hombres.
Tocan el timbre, van a abrir. Las voces de varias personas en el patio.
Jaime se levanta y se dirige a cerrar la puerta. Schrödinger dirige su atención al patio, donde Diana empieza a ensayar el trazo de una escena. Los ventanales entre el recibidor y el patio enmarcan el momento como en un escenario lejano.
Diana propone una cosa tras otra, habla con soltura e histrionismo y gana la atención de los demás. El director parece entusiasmado con lo que ella dice.
Desde la cocina, Andrés se aproxima al cuarto de Jaime y se asoma.
Andrés
Hey, jotín. ¿No vas a desayunar?
Jaime
No tengo hambre.
Andrés
Te pido unos tacos.
Jaime
Al rato.
Andrés
Al rato vengo, pues.
Andrés atraviesa de regreso el patio. Diana lo intercepta con un abrazo y lo presenta. Andrés saluda y luego regresa a la cocina, donde se sienta a comer solo el contenido de unos tópers.
23 Int. habitación de diana. día
Lámparas de muchos colores están encendidas por todos lados. Diana recita un diálgo del libreto. Cambia aleatoriamente las páginas en busca de algo más interesante. Decepcionada, avienta el libreto.
Activa una reproductora vieja de cedés, colocada en precario equilibrio sobre unos libros. Música sesentera en español. Prende un cigarro. Fuma. La reproductora se cae.
Diana
¡Me lleva la grandísima puta!
Diana trata de arreglarla pero termina por romperla más.
Sigue fumando. Suena su celular. Diana lo ve y duda en contestar. Suena otra vez. Diana lo mira con una expresión muy oscura. Vuelve a sonar. Diana se coloca en una actitud positiva antes de contestar.
Diana
¿Aló? Muy bien, mami. ¿Y ustedes?
No, es que he estado superocupada.
¡Sí, no sabes! El texto no tiene
madre. Me dieron un papelón que es
un reto bien cabrón… Puta,
agustísimo. La casa está increíble.
Los roomies están de no mamar. Todo
bien, mami. ¿Y ustedes? ¿Cómo están
de dinero? ¿Cuánto? ¿Y por qué no
me avisas, mamá?… Sí, perdón. No
te había podido contestar. Sí. El
lunes te deposito. Ok. ¿Cómo está
el bulto? ¿En qué anda ahora?
(Sonríe amargamente) No. Salúdalo.
Sí. Chau.
Diana cuelga y regresa su expresión a la de antes. Mira a Schrödinger con tristeza.
Diana
¿Me tienes miedo?
(El gato no responde)
¡¿Me tienes miedo?!
Schrödinger empieza a dormitar.
Andrés abre la puerta. Diana transforma su expresión hacia total alegría.
Andrés
¿Estás hablando con Chovy?
Diana
¡Qué bueno que te apareciste!
Diana empieza a recoger las hojas tiradas del libreto.
Diana
Ayúdame a memorizar esta
chingadera.
24 Int. cocina. tarde
En el techo, el titilar del foco ahora es más evidente. Andrés y Diana están echados en el sofá, viendo el foco. El libreto está por ahí tirado.
Andrés le da un toque al porro. Se lo pasa a Diana.
Andrés
Puedes ponerle música y hacer una
ópera. En la ópera los malos
diálogos rifan.
Andrés canta las líneas del diálogo que escuchamos antes, con impostada voz de bajo.
Diana
Lo escribió el director.
(Sarcástica)
Es inédito.
Andrés
¿Cuándo es el estreno?
Diana se encoge de hombros. En su mirada atraviesa un pensamiento más interesante.
Diana
¿Qué con la ñoña?
Andrés titubea.
Diana
No te hagas pendejo. Su puta
tensión se ve desde la esquina.
Andrés se ríe.
Andrés
¿Sí?
Diana obvia la respuesta. Le quita el cigarro a Andrés.
Diana
Cuenta, puto.
Andrés suspira.
Andrés
Pues nada.
Diana
¿Cómo nada?
Andrés se encoge de hombros.
Diana
¿Nada, nada?
Diana no deja a Andrés decir su justificación.
Diana
¡Su puta madre, Andrés! Has de ser
rependejo. La ñoñita no se va a
mover porque es una ñoña,y tú te la
vas a jalar de por vida.
Andrés se sonroja, pero sonríe.
Andrés
Me recuerdas a mi mamá.
Diana lo mira, confusa.
Diana
¿A tu mamá?
Andrés
Sí. Mucho.
Diana
¿O sea que si tengo hijos me van a
salir así de rependejos como tú?
Andrés se ríe.
Andrés
Si no los educas tú sola, tal vez
no.
Diana asiente. Se queda pensativa.
Andrés
¿Qué hace tu papá?
Diana
Nada.
(Pausa)
No hace nada.
Andrés examina a Diana con la mirada.
Andrés
¿Y tú mamá?
Diana
Lo mismo. Son un par de bultillos.
(Ríe para sí)
Andrés parece sacar conclusiones con la mirada. Suelta una risita.
Diana
¿Qué?
Andrés
Me recuerdas mucho a mi mamá.
Diana mira a Andrés y nota que se le humedecen los ojos.
Diana
No mames, cabrón. ¿Vas a llorar?
Andrés se seca los ojos con las manos.
Andrés
¿Qué tiene?
Diana
(sarcástica)
Nada. Nada.
Andrés
Pues la extraño. ¿Qué tiene?
Diana sonríe.
Diana
Nada, nada.
(Pausa)
Ven acá.
Diana abraza a Andrés. Éste se acurruca.
Diana
Así de pinche jota nunca vas a
hacer que la ñoña afloje.
Andrés
Lo mismo me dice mi mamá.
Andrés se queda acurrucado con Diana. El foco sigue titilando.
25 Ext. /int. escaleras / cocina. noche
Schrödinger dormita entre los tiliches arrumbados junto a la escalera. Al fondo, Andrés, sigiloso, se acerca.
Una sirena de ambulancia pasa por la calle. El gato huye y Andrés lo sigue.
Lo persigue por el patio posterior hasta la cocina, donde se detiene de golpe al ver a Angélica a la mesa. Duda un momento, se arma de valor, va y se echa en el sillón frente a ella. Angélica procura disimular sus nervios y rápidamente vuelve su mirada del celular y su juego tipo Candy Crush al libro abierto que tiene junto a su plato.
Angélica
¿Todavía se llama Schrödinger?
Andrés
Claro. Uno no puede cambiarle el
nombre a un gato así nomás.
Andrés
¿No lo conocías? ¿Al que le puso
ese nombre?
Angélica
Más o menos.
(Sonríe con un dejo de
cinismo)
Fue mi novio.
Andrés desvía la mirada. Angélica se para y se dirige al fregadero.
Andrés
También era físico, ¿no?
Angélica
Era un idiota.
(Señala al gato)
Con muy mal sentido del humor.
Andrés agarra seguridad y la sigue. Se para junto a ella hasta que lo mira. El silencio de la casa los envuelve.
Andrés
Creo que no hay nadie.
Angélica revuelve el cereal con la cuchara.
Andrés
Tú… No sales, ¿verdad?
Angélica
No mucho.
Andrés
¿Hoy vas a salir?
Angélica
Tengo que estudiar.
Andrés
¿No te habías graduado ya?
Angélica
Siempre hay algo que estudiar.
Andrés
¿Y qué es lo que tienes que estudiar?
Angélica
(entre risitas)
Cosas… abstractas.
Silencio.
Andrés
¿Te gusta la música?
Angélica sustituye una respuesta obvia por una sonrisa.
Andrés
(con algo de pena)
¿Y la ópera?
Angélica
Algunas óperas…
Andrés
Un día… que tengas tiempo…
Podemos ver una.
Angélica se lo piensa un momento mientras come.
Angélica
Sí. Un día.
Angélica sonríe con inusual coquetería. Schrödinger maúlla. Ambos miran hacia el patio, donde el gato rasca la puerta de Silvia.
26 Ext. / int. patio central / habitación de Silvia. noche
Joaquín (33), un ropero inteligente de buenos modales, abre la puerta y el gato se escabulle hacia el interior.
La habitación es de dos partes. La primera es un estudio: un espejo muy grande, piso alisado.
La segunda es la pequeña sección donde está la cama y el baño, donde también está la ventana que da al patio.
Joaquín examina el estudio de Silvia. Hay varios objetos apilados en una esquina, y en unos anaqueles hay comida y despensa. También hay vajilla, detergente, pinzas para colgar ropa. Silvia sale del baño y se sienta ante su tocador. Observa a Joaquín parado junto a la puerta.
Silvia
¿Qué haces?
Joaquín
Tu gato quería entrar pero me tuvo
miedo.
Silvia
No es mío. Le gusta estar jodiendo.
Joaquín
¿De quién es?
Silvia
De nadie. Y no está educado. Ni
limpio. Así que no lo agarres. ¿Lo
agarraste? Lávate las manos. ¿Lo
dejaste entrar?
Joaquín
¿Cómo de nadie?
Silvia
Ay, no sé. Es de la casa. Aquí ha
estado siempre. Andrés dice que es
un fantasma… O un experimento…
O que no existe… ¡No sé qué
estupidez! Lávate las manos. ¿Lo
agarraste?
Joaquín no le da más importancia. Se dirige al baño. Detiene su atención en un cuadro que está colocado en un lugar especial de la habitación. Es una acuarela medio infantil. Pregunta con un gesto por él. Silvia sonríe tiernamente antes de responder.
Silvia
Lo hizo mi hermano cuando tenía ocho
años.
Joaquín
¿Es menor?
Silvia asiente.
Silvia
Está con mis papás.
Joaquín entra al baño. Ruido de descarga del excusado. Sale del baño. Silvia recorre con su mirada el cuerpo de él. Él sonríe con arrogancia y se mete a la cama con naturalidad. Se recarga en la cabecera y mira a Silvia con una sonrisita analítica.
Silvia
¿Qué haces?
Joaquín
Perdón, ¿tienes un lugar favorito
para dormir?
Silvia
¡Sí! Toda la cama. No te puedes
quedar.
Joaquín
¿Ah, no?
Silvia
(titubeante)
No… No eres mi novio.
Joaquín
¿Y?
Silvia empieza a hacerse una trenza.
Silvia
No te puedes quedar.
Joaquín
(sonríe)
No me extraña, ¿sabes?
Silvia se siente ofendida de pronto.
Silvia
¿Entonces? ¿Qué esperas para irte?
Joaquín la mira coquetamente. Estira el brazo con pereza, deslizándolo entre las sábanas y da golpecitos a la cama.
Joaquín
Cinco minutos. Soy un chico
vulnerable y necesito un abrazo.
Silvia regresa su atención a su reflejo en el espejo. Joaquín se queda con el brazo estirado.
Finalmente, se levanta y se viste, sin perder la sonrisa. Se acerca a Silvia y le acaricia cariñosamente el cabello.
Joaquín
Como usted quiera, milady.
Ella se despide con la mano. Él le guiña un ojo y se va.
La sonrisa de Silvia se convierte en un gesto más bien amargo, hasta que ve la cola de Schrödinger tras una silla, moviéndose.
Silvia
¡¿Qué haces ahí, animal?! ¡Fuera!
26a Int. casa. noche
La casa por la noche, bajo el ruido del barrio.
27 Int. habitación de Jaime. día
Andrés irrumpe en la habitación de Jaime y empieza a revolver los objetos tirados. Jaime despierta.
Jaime
Con una chingada. ¿Por qué todo
mundo se cree que puede entrar sin
tocar?
Sorprendido de la atípica reacción, Andrés se acerca a él, que se tapa la cara con las cobijas. Andrés trata de quitárselas.
Jaime
Déjame.
Andrés
¿Qué te pasa? ¿Sigues en tus días?
Jaime le da un almohadazo a Andrés, que continúa su búsqueda.
Jaime
¿Qué estás buscando?
Andrés
Una playera limpia.
Jaime
No ha venido mi mamá todavía. ¿Para
qué quieres una playera limpia?
Andrés
(finge distracción)
Voy a ver algo con Angélica.
Jaime pega un brinco de la cama y empieza a remover su ropa, buscando algo apropiado para Andrés. Le mide una camisa por encima pero no le convence y continúa removiendo su ropa. Finalmente, con aire de triunfo, le muestra una camisa a Andrés, que la toma sin siquiera verla. Sale de la habitación corriendo.
Jaime
¿Y el pantalón?
Andrés (O.S.)
No está tan sucio.
Jaime está por volver a echarse pero se queda parado, indeciso.
28 Int. / ext. habitación de Andrés /azotea / patio. tarde
Andrés coloca la pequeña pantalla del televisor sobre una mesa, frente a la cama. Activa el reproductor. La primera imagen de la ópera Onegin. Angélica, sumamente tensa, se acomoda sobre la cama. A su manera, se ha arreglado un poco. Andrés se sienta junto a ella. Se puso zapatos. Angélica ríe silenciosamente.
Andrés
¿Qué?
Angélica
Dice mi papá que todos los amantes
de Tchaikovski son maricones.
Andrés
¿Tú le crees?
Angélica observa el extraño atuendo de Andrés. Un aria ataca con fuerza. Schrödinger los observa desde la ventana, pero pronto se aburre y dirige su mirada hacia la puerta de entrada.
La puerta principal se abre con dificultad. Jaime se introduce con un acompañante. Los dos llegan evidentemente ebrios. Se besan vorazmente y se introducen en la habitación. Los gemidos se escuchan. Contrastan con las palabras de Tatyana a Evgeny en la pantalla.
Andrés acaricia tímidamente la mano de Angélica con su dedo meñique. Ella se gira y quedan frente a frente. Andrés la toma de la cara, no sin titubeos, y la besa. Angélica se queda inmóvil, pero responde al beso.
Se miran un momento como bobos, hasta que Angélica vuelve a sus pensamientos.
Andrés
¿Qué?
Angélica
Nada.
Angélica se levanta y se dirige a la puerta. Él la sigue.
Andrés
¿Qué pasó?
Angélica
Nada. Tengo que… estudiar.
Vuelven a mirarse como bobos. Vuelven a besarse. Ella se va y Andrés se le queda mirando hasta que desaparece en las escaleras.
29 Ext. patio anterior. noche
Jaime está sentado en el patio, fumando. Está serio, reflexivo.
Silvia entra. Se le ve muy cansada. Camina con dificultad. Va a entrar a su cuarto cuando ve a Jaime.
Silvia
¿Qué huele?
Jaime
Dro-ga.
Silvia se sienta junto a Jaime.
Silvia
Dame.
Incrédulo, Jaime le entrega el cigarro. Silvia fuma profundamente. No tose. Jaime se sorprende aún más.
Silvia voltea a ver a Jaime y de pronto lo desconoce.
Silvia
Tú me caes muy mal.
Jaime se ríe.
Jaime
Tú me caes peor.
Silvia se ríe.
Jaime
(incisivo)
No he visto a tu novio.
Silvia
No tengo novio. Tengo una lista de exnovios.
Jaime mira a Silvia de pies a cabeza.
Jaime
Algo bueno tenías que tener.
Silvia le da una cachetada juguetona pero fuerte a Jaime. Éste se soba.
Jaime
¿Tú crees que ya me veo viejo?
Silvia examina a Jaime.
Silvia
Sí. Pero la edad no importa para
tu… Lo que sea que hagas con tu vida.
Jaime
Tú ya estás vieja, ¿no? Para el ballet.
Silvia asiente tristemente. Jaime la mira por primera vez con simpatía. El porro se ha consumido y ya no tienen qué fumar, pero se quedan en silencio, cada quién en sus pensamientos.
Silvia recarga por un momento su cabeza en el hombro de Jaime. Casi inmediatamente se levanta. Se estira con gracia y se dirige a su cuarto.
Silvia
Buenas noches.
30 Secuencia de montaje
Los rincones de la casa en silencio.
La ciudad de noche desde la azotea.
Una lejana ambulancia, la maquinaria de alguna obra, carros aislados a exceso de velocidad, una discusión entre una pareja en el barrio.
Angélica está acostada, con una mirada soñadora clavada en el techo.
Andrés duerme profundamente aferrado a una almohada.
Silvia repasa una y otra vez una serie en su estudio. Suda.
Jaime llega a su cuarto, borracho, se desnuda y se echa a dormir.
Diana está en un rincón de su habitación dibujando algo en la pared.
31 Ext. / int. patio / cocina / azotea / baño. día
Diana cierra la puerta con fuerza. Se queda un momento parada, sin voltear. Se gira y camina. Está cansada. Trae una bolsa de croquetas baratas en la mano. Diana va recomponiendo su rostro conforme avanza.
En su camino se cruza con Silvia que sale apurada. Se miran un momento y se saludan con torpe amabilidad. Llega a la cocina, donde Jaime come solo sus tacos. Se deja caer pesadamente en la silla. Jaime se alegra mucho de verla.
Jaime
Qué bueno que llegaste. Iba a comer
solo con el gato.
Andrés alcanza a verse en la azotea.
Jaime
¿Por qué no me hablaste para
desayunar?
Andrés
¡Perdón!
Jaime
(para sí)
Maldita ñoña.
Jaime abre la bolsa y empieza a comer. Diana le roba un taco.
Diana
Qué pinche joda es meserear.
Jaime
Luego que te hartes te escapas y te
vienes conmigo a hacer vida
nocturna para que te distraigas.
Diana le sonríe.
Diana
(con la boca llena)
Nomás que me paguen una lana que
debo y luego ya los mando al dick.
Jaime
¿Vas a trabajar toda la semana?
Diana asiente con amarga resignación.
Jaime
Andrés iba a tener su cita con la
ñoña y no me ha contado nada.
Diana mira hacia la azotea.
Diana
¿Qué es lo que se supone que Andrés
estudia?
Jaime
Algo como con letras. Libros.
Diana termina de comer y se recarga en la silla, satisfecha.
Diana
Me voy a dormir.
Diana se levanta.
Jaime
¿No vas a ir a la escuela?
Diana
… Al rato.
Jaime parece no querer dejar ir a Diana.
Jaime
¿Cuándo estrenas tu obra?
Diana duda un momento. Sonríe.
Diana
Yo les aviso.
Diana le planta un beso en el cachete a Jaime. Sale de la cocina y se dirige al baño. Entra. Cierra la puerta. Se sienta y se queda ahí sumida en sus pensamientos.
32 Ext. patio central. día
Llueve. Refugiado bajo el techo de los pasillos, Schrödinger observa la lluvia caer sobre el patio.
Desde su ventana, también Andrés observa la lluvia.
Los techos muestran manchas de humedad de años. Empiezan a gotear.
La pintura de un muro se desprende.
33 Secuencia de montaje
Andrés y Angélica miran algo a la pantalla, tomados de la mano.
Silvia repasa en su estudio la misma serie. Una y otra vez, inconforme con el resultado. Se duele del tobillo.
Jaime toma fotografías de un hombre en su cuarto.
La puerta de Diana es la única que está abierta. Está en el patio, mirando la lluvia, el agua acumularse sobre las baldosas, mojar las plantas. Música llama su atención.
34 Ext. patio. día
Diana se dirige hasta la habitación de Silvia, de donde proviene la música. Las pequeñas ventanas, que son parte de la puerta, están abiertas.
Detrás de Diana, la lluvia cae. El pequeño techo que bordea el patio la cubre. Se queda ahí, mirando a Silvia mientras ensaya. La gracia y disciplina de Silvia son evidentes. En la mirada de Diana hay admiración y envidia l
Los años azules
Dirección: Sofía Gómez Córdova / Guion: Luis Briones, Sofía Gómez Córdova / Fotografía: Ernesto Trujillo / Música: Kenji Kishi, Víctor Pulpo / Sonido: Odín Acosta / Dirección de Arte: Paloma Camarena / Edición: Yordi Capó, Samuel Kishi / Producción: Luna Marán, Miriam Henze, Sofía Gómez Córdova, Ernesto Trujillo Rivera, Antonio Toiz Rodríguez, Laura Blanco Salazar / Intérpretes: Luis Velázquez, Paloma Domínguez, Juan Carlos Huguenin, Natalia Gómez, Ilse Orozco, Aristeo Mora, Alex Rodríguez / Contacto: Luna Marán.