Parte II
Ammi perfora el borde de la tela,
Lo corta como a un roti (1) despedazado.
Ella junta los fragmentos
y los hace uno.
Por un lado, una tijera
para exponer, para rasgar la máscara.
Por el otro, una aguja
para salvaguardar el honor del mundo.
Ammi está vendiendo la rueca.
Con cada giro
el ciclo de la historia da la vuelta.
Ammi, colocando el hilo a través
del orificio de la aguja,
ha comprado el honor amorfo del bazar.
Les da vida:
estas interminables pacas de tela,
vastas como el cielo y el mar.
Ammi, la creadora.
Perlas de agua salada
de sus ojos, nariz, frente, cabello
que cae
sobre tela muerta.
Cada gota ganada con esfuerzo,
la ropa comienza a entrar
en una miríada de misterios de vida.
Ammi es la razón por la que el mundo está envuelto
en un alboroto de color,
Su sari queda para siempre blanco leche.
Una aguja, para reunir las mentes andrajosas.
Una rueca, para flotar alrededor de este mundo circular.
Una tijera en la mano, para arrancar la fealdad del mundo.
Andrajosa luna, perforadas estrellas, planetas
que giran, azotados en el movimiento rotatorio de la cima
por una mano desconocida
Meteoros nómadas y cometas zumbando
sin rumbo.
En su vigilia, ellos luchan.
Ammi, necesitamos la cama.
Parte I
Su esposo fue alimentado como un feto.
Pasó un cuarto de siglo
en una máquina de hilar.
Para mi Ammi,
Namaz quiere decir Jummah.
Eid quiere decir Dudhkurma.
El interminable giro de la rueca
nivela su codo, pero
satisface el hambre de seis niños.
Para Ammi,
estos tiernos retoños son como los ojos de su sueño,
como campo verde, aún en el desierto.
Versión de Laura Solórzano, a partir de la versión
del canarés al inglés de Divya R. U.