Poemas / Ramesh Aroli

Bueno, ¡ya basta de pasarla mal!

En el primer día del año solar
En el viejo y ruidoso bazar del casi-ciego
Al menos este par de ojos entornados se encuentran
Bueno, ¡ya basta de pasarla mal!

En esta primavera quebradiza
En la que hasta el estiércol de vaca tiene un precio fijo
En la calleja apartada
Donde la mosca se rehúsa a escuchar la historia
Del ganado en el redil
Al menos este par de sordos se escuchan
Bueno, ¡ya basta de pasarla mal!

En este año que ruge
Dame un raki Oh hermano
Dame un hilo de matrimonio Oh esposo
Al menos dos pericos parlotean
Bueno, ¡ya basta de pasarla mal!

En respuesta
Al año nuevo de las compañías publicitarias
Entre los chismes de los deleitados
Al menos las hojas de los árboles ondulan
Viendo los gestos de un par de sordos
Bueno, ¡ya basta de pasarla mal!

Leyendo la orden
No te enamores según el almanaque
Mis ojos se hicieron ciegos como una piedra
Escuchando los sollozos
Al menos dos perros callejeros comenzaron a lamer mis pies
Bueno, ¡ya basta de pasarla mal!

En esta temporada crítica
Cuando los festivales se reducen a micrófonos rugientes
En el tribunal del pueblo
Entre disputas por centímetros de tierra
Al menos la bola que el niño lanzó hacia arriba
Le fue devuelta por el cielo
Bueno, ¡ya basta de pasarla mal!

Las hormigas nunca pidieron
Limosna de granos de arroz
Miren, entre esas hormigas que comen azúcar
Una que nunca combatió contra nadie
Fue asistida por dos soldados
Bueno, ¡ya basta de pasarla mal!

En este pueblo
Cuyos rugidos son condecorados
Con festones de hojas frescas
En las carpas donde suenan ecos de protesta
Al menos dos dedos se juntan
Bueno, ¡ya basta de pasarla mal!

El día de año nuevo
De la caña de azúcar y las hojas del nim
Cuando hay calles llenas de mendigos
Y callejas llenas de los que dan limosna
Al menos una gallina puso un huevo
Bueno, ¡ya basta de pasarla mal!

 

¡La pizarra en las manos de la nación!

En las calles de esta ciudad
Donde las grietas en los muros
Están llenas de papeles de colores
Los chicos se enroscan el bigote
En los espejos de autos que no son suyos
Y se toman una selfie con el celular en la izquierda
Reflexiono,
Ella tiene una foto en blanco y negro en una mano 

En el día en que esto era un certificado de amor
Debí de haberle preguntado a tu padre
Si podía yo hacer lo que hice 
Pero de qué sirve rogarte
Oh madre de tus hijos
Enfrente de su padre
Eres una tarjeta de raciones debajo
De la almohada de mis pecados
Un tilak huérfano y moreno
Pegado al espejo de un cuarto de hotel
Bajo cierto número
Dale un nombre a este vicio que reposa en el sueño
Si los niños nacen de él
El mundo les pondrá un nombre de todos modos

¿A quién debo amar esta noche ?
A la que tiene las uñas pintadas y largas
O a la que las tiene cortas por temor a la mugre
¡Oh, Dios ! ¡Incluso en mis deseos
has ejercitado tu astucia!
¡Escucha! Trajiste a alguien que nunca había votado
El día de la elección; preparaste la credencial de elector
Lo ahogaste en alcohol adulterado
Él es quien te vendió su voto
Promulgando a los chicos del tam-tam al día siguiente

Ya olvídalo, qué le importa esto a alguien
Que ha puesto un pizarrón en las manos de la nación
Los canales de tv y los periódicos te alabaron
Oh amigo de dalits y los pisoteados
Todos los votos a él
A este salvador de la nación
La promesa se hizo cuando las cortes roncaban
En el nombre de los dioses del pueblo
Testigos de regalos otorgados
Cuando en los afiches los ancestros de labios pintados
Se ríen de mí
Me quito la identificación del cuello
Y la arrojo al cielo
Sigo deambulando
Hacia el corredor, un pueblo, un parque, o una estación
Esperando que alguien más pueda traerme a mi chica
Para que las promesas puedan hacerse

 

Versiones de Eduardo Padilla, a partir de las versiones del canarés
al inglés de Ravikumar S. Kumbar.

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