(Lima, 1979). Historia universal del etcétera (Valparaíso Editores, 2019) es su obra más reciente.
Hace 4 millones de años, un 13 de enero, en Etiopía, un mono con aspecto humano soñó que era un camaleón. Milenios después, el 13 de enero de 1532, un rey mono prohibió marcar a los monos latinoamericanos con hierros candentes. Entonces los monos dejaron de ser hombres para ser monos. Como no hay política sin religión, los nuevos monos empezaron a imprimir billetes con caras de monos, y también biblias para monos ateos. Ahí estaba escrito que el 13 de enero de 1787, en Austria, un presidente mono revocaría las últimas leyes en contra de la brujería. Doscientas lunas llenas después, el 13 de enero de 1913, el papa Pío X prohibió el pase de películas de monos en las iglesias. No sirvió de nada: el 13 de enero de 1930 un mono disfrazado de Mickey Mouse debutó en las tiras cómicas. El 13 de enero de 1944 nació mi padre, mejor dicho, un camaleón disfrazado de mi padre. Al año siguiente, el 13 de enero de 1945 aviones de guerra piloteados por monos atacaron Saigón. Algunos monos supervivientes lanzaron el 13 de enero de 1969 el Yellow Submarine. Todos los monos de la tierra lloraron el 13 de enero de 1998. Ese día Alfredo Ormando se prendió fuego como protesta contra la Iglesia católica por su homofobia. Hoy mi padre cumple años: un camaleón que ha dejado de ser un mono para ser mi padre. ¿No será el infinito un instante que persiste?