«El poder de la moda.» Entrevista inédita a María Vox Populi

Nedda G. de Anhalt

La moda, al igual que Lucifer, es un ave fénix
que renace siempre de sus cenizas

La Habana, Cuba, 1934. Su libro más reciente es «En el aire». (Editorial Ariadna, Tímpanos de Teseo / 2022, 2023).

Nedda G. de Anhalt: Las túnicas que usaban desde tiempos inmemorables en Mesopotamia, Egipto, Grecia, Roma, no parecen haber quedado atrás en el tiempo. En Senegal, por ejemplo, mujeres y hombres continúan ataviándose con estas y caftanes de colores y dibujos bellísimos, porque la moda, al igual que Lucifer, es un ave fénix que renace siempre de sus cenizas. En esta entrevista solicitada por una prestigiosa revista literaria vamos a situarnos en el presente siglo xxi. Dígame, María, ¿usted sigue la moda?

María Vox Populi: Oh, sí, me encanta. Para mí es una bendición porque me da la seguridad de que estoy correctamente vestida, elegante. Yo no tengo tiempo para andar comprando en tiendas, pues me la paso en la oficina trabajando. Cuando regreso a mi departamento debo cuidar a mi madre discapacitada, así que por internet veo los modelos y, como conozco mi talla, no necesito probármelos.

NGA: Curiosa mención ha hecho sobre que la moda «le confiere seguridad». Justamente el sociólogo Vance Packard realizó estudios psicológicos de cómo la moda produce inseguridad al obligarte a comprar prendas. «Señora, ¿se ha visto últimamente de perfil en el espejo?» Y la mujer en cuestión, por supuesto, corre a comprar la faja y el brasier publicitados. En una época yo leí muchos de sus libros, por eso sé que desde pequeño, al vivir en un rancho, se fijó en el comportamiento de las vacas, aves, peces, y ahí encontró una base de conocimientos psicológicos que sería muy parecida a la conducta humana. Pero cuénteme, ¿cómo sigue usted los dictados de la moda?

MVP: Compro revistas, veo en televisión los desfiles, me fijo cómo van vestidas a ciertos actos mujeres distinguidas, artistas en las redes sociales y, hasta a veces, en los sombreros de la realeza.

NGA: ¿Por qué específicamente los sombreros?

MVP: Porque me provocan una risa loca, parecen una competencia de andamios disparejos, uno más ridículo que otro. A mí me gusta lo clásico: las boinas, alguna pamela, un arito de terciopelo con velo como usaba Greta Garbo; lo discreto.

NGA: ¿No le importa que la moda cambie a cada rato y la obligue a comprar algo similar, pero ahora de diferente color o dibujo?

MVP: Ni modo, los que somos adeptos y adictos a la moda nos vemos forzados a seguir los dictados de sus creadores.

NGA: Ah, entonces, usa los blue jeans rotos en la rodilla o se pinta el pelo de rubio dejándose la raíz negra como un trofeo de honor porque así está ahora la moda.

MVP: [Risas] Mire qué comentario tan acertado me ha hecho, porque da la casualidad de que no me tiño el cabello y aunque esté de moda no lo haría. No lo encuentro bonito. Como dice el refrán «de la moda, lo que te acomoda».

NGA: ¿Cómo definiría la moda?

MVP: Simplemente es un negocio que busca obtener ganancias, no pérdidas. ¿Usted qué piensa de la moda, cómo la ve?

NGA: María, la entrevistada no soy yo, es usted, pero le contesto. La percibo como una telaraña inmensa que no sólo cubre vestuario, peinado de hombres, mujeres o niños con sus juguetes y juegos, sino que abarca además joyería, calzado, sombreros, guantes, ropa interior, chamarras, t-shirts, impermeables, abrigos, cinturones, corbatas, bufandas, pantalones, perfumes, maquillajes. Veo la moda como una araña cuyas extremidades se despliegan por diferentes campos de nuestro ser: conducta social, sexual, afectiva y ética, nutrición, medicinas, gimnasia y otros deportes; asimismo invade la música, el campo literario, el cinematográfico, la creación artística, la educación desde la primaria hasta la universitaria.

MVP: Todo lo que me ha dicho es cierto, yo la veo como un negocio. Dígame su definición en pocas palabras.

NGA: La moda es una dictadura totalitaria que tiene su agenda. El filósofo McLuhan afirmó: «el mensaje es el masaje», lo cual significa que trae un mensaje oculto o no y, a fuerza de repeticiones, condiciona al individuo.

MVP: Deme algún ejemplo.

NGA: Hay muchos pero voy a hablar de las corbatas masculinas. Primero las hicieron anchas. La siguiente temporada, estrechas, ya sea que fueran tejidas, de seda, nylon, con rayas, otros diseños o moñitos. Las feminizaron y las mujeres empezaron a usarlas también, pero la venta no prosperaba y decidieron que, por el momento, no se usaran; ya reaparecerían cuando lo consideraran conveniente porque en la moda con el tiempo todo regresa, se repite para las diferentes generaciones.

MVP: Pero no me ha dicho cuál es la agenda oculta.

NGA: Si se fija, de una manera sutil, los objetos masculinos los van feminizando y, al revés, las prendas femeninas las van masculinizando. Es un modo eficaz de confundir los sexos para, más adelante, empujar la agenda de lo transgénero. Algo similar ha pasado con ciertas publicaciones literarias.

En 1931 apareció Brave New World, de Aldous Huxley, que se tradujo como Un mundo feliz. En su prólogo él vaticinó una serie de acontecimientos que parecían irrealizables. La gente pensó que se trataba de ciencia ficción. En los años cincuenta reapareció el libro sin dicho prólogo y fue cuando tuvo mayor éxito. Yo lo leí en 1952. Ahora, después de setenta años, lo están reeditando y se vende como pan caliente, pero ya muchos piensan que no son ficciones. A los vaticinios de Huxley se sumaron también los de George Orwell con sus celebrados 1984 y Rebelión en la granja (1945), que postulaba que todos los animales son iguales, pero en realidad esta alegoría se refiere a que entre los seres humanos, como entre los animales, «unos son más iguales que otros». Y la moda es una prueba fehaciente de ello cuando diseña ropa para ciertas clases sociales. Orwell no sólo nos advirtió que el «Gran Hermano» —léase gobierno o cualquier entidad poderosa— te vigila. Hoy en día, los aparatos domésticos como el microondas, la secadora de pelo y el celular (por dar tres ejemplos actuales tan de moda) que ya nadie puede vivir sin ellos, se han convertido en armas letales por ser conductores de radiación, una de las asesinas más peligrosas de este siglo porque no se oye, no se ve, no se siente, no se toca, no huele y está ayudada por el maléfico sistema del G5.  

En cuanto a la pintura, recuerda, María, ese gran invento que se usó en la época de los impresionistas cuando salieron los tubos que contenían los diferentes colores, fue una revolución. Los artistas no necesitaban pintar en sus estudios, podían salir al aire libre y hacerlo en cualquier espacio elegido. Sólo que se puso de moda que ahora, para el color rojo, en las creaciones pictóricas utilicen sangre humana, y aunque parezca inaudito existe un mercado ávido de esas obras. Está sucediendo lo mismo con las «zapatillas rojas», tan suaves que hasta parecen seda, pero están hechas de piel humana y se pusieron de moda. Es inconcebible que diseñadores de marca, con el mismo producto, hayan confeccionado carteras, chamarras, bolsas. Lo mismo pasa con personas carentes de ética que siguen esta tendencia.

MVP: Mencionar lo de la piel humana me recuerda una vez en la oficina que escuché una conversación entre dos compañeros; decían que aquí en México están comiendo carne humana. No lo pude creer.

NGA: María, el canibalismo no ha sido exclusivo de México sino que existe desde la Antigüedad y a nivel mundial. Pero aunque ahora esté de moda, haría la salvedad de que lo practica un grupo numeroso de satánicos, además realizan otros rituales de ese abominable culto. Los humanos no estamos diseñados para el canibalismo porque existe una enfermedad llamada kuru que afecta al sistema neurológico de muchísimas maneras. Pero mejor dejemos este tema y hablemos de otro, por ejemplo, la fotografía.

MVP: Ah, mire, cuando era pequeña me regalaron una camarita fotográfica y retrataba a mis muñecas, mis padres, los perros que veía por la calle, los gatos no porque no me gustaban; pero después lo dejé.

NGA: Es lo maravilloso de la fotografía porque cualquier objeto, animal o persona fallecida cobran vida en la imagen y se pueden captar los momentos felices o los más tristes. En la actualidad, se ha vulnerado al entrar en otro negocio execrable de retratar a niñitos y niñitas para ponerlos con claves secretas en internet a la venta del mejor postor. El tatuaje…

MVP: Ay, no me hable de esta moda horrorosa de tatuarse cualquier cosa por donde sea.

NGA: Espera, desde el punto de vista literario, el tatuaje era tratado como una obra artística. Existe un cuento muy famoso, creo que de Jun’ichir Tanizaki, donde el tatuador está enamorado de su creación realizada en la espalda de una bella mujer. Pero esta aristocracia quedó vulnerada cuando muchos nazis, que lograron salvarse, se tatuaron la esvástica en el pecho que siempre mantienen cubierto. En esto tienes razón, ahora está de moda tatuarse este símbolo y otros más en cualquier parte del cuerpo visible; hasta el cineasta Peter Greenaway tiene una película en donde precisamente se usa la piel para grabar ciertos escritos.

MVP: Usted me ha dicho cosas que nunca me imaginé que estuvieran sucediendo. Yo tenía un concepto muy diferente de la moda. Una cubana que trabaja en la oficina me obsequió una novela famosa que se titula Cecilia Valdés o La Loma del Ángel del escritor, poeta, editor y patriota Cirilo Villaverde. Se trata de una historia de amor imposible porque Cecilia se enamora del hijo del patrón y, a su vez, hay otro que está enamorado de ella. Le pido no se burle de mí por lo que voy a decir. Me encantó de esta novela que se describía cómo iban vestidos los personajes con tal precisión hasta contar detalles mínimos como el ancho de las mangas.

NGA: Ese tipo de descripción en una novela es muy válido, no es motivo de burla. Así eran las narraciones de la época y Balzac es un buen ejemplo.

MVP: Para mí, la moda siempre ha sido algo hermoso y me parece admirable que haya museos dedicados al vestuario de otros tiempos y desfiles de moda, porque aprendemos muchísimo. Claro, me doy cuenta de que tiene razón, cada vez están feminizando más a los hombres. Empezaron con un anillo de matrimonio, después con un aretito en una sola oreja, luego en ambas, siguieron con collares, brazaletes y el pelo largo, mientras que a las mujeres les gustaron los pantalones, el pelo corto, cero joyas, o sea, es una masculinización de la mujer, cuyo fin, como usted dijo, es preparar el camino para la moda transgénero. Aunque también hay mujeres que se rebelan exagerando el pelo largo hasta con extensiones.

NGA: Con usted hay esperanzas y qué buena fue la mención del desfile. ¿Ha visto el de Balenciaga?

MVP: No, ¿por qué? 

NGA: Pues le interesará saber que ocurre en la noche en un lugar amurallado donde desfilan por un camino lodoso hombres altos, sumamente delgados, usando zapatos de mujer con tacones elevados y un maquillaje poco favorecedor. El público pegado a una muralla observa un desfile interminable. Al comienzo modelan chamarras; después, ropa de mujer. Es un muestrario de transgéneros y, si lo traigo a colación, es porque cumple uno de los vaticinios de Aldous Huxley, quien en su prólogo de 1931 pronosticó que en el futuro «las mujeres serían prescindibles», ni siquiera necesarias para crear nuevos seres.

MVP: ¡Un mundo sin mujeres! No, no, eso no puede ser. O es que el teléfono está fallando y oí mal. ¿Sabe qué?, nuestra conversación me ha hecho reflexionar el camino torcido que está tomando la moda. Y admito que ha habido veces en que he tenido ganas de vestirme de otra manera o de otro color y no del que están imponiendo.

NGA: Bravo, María, la felicito. Dígame, ¿usted trabaja los sábados?

MVP: ¡No, ¿por qué?

NGA: Porque esta entrevista saldrá publicada en una revista de Guadalajara y ellos exigen que se retrate a la persona. Quiero mandarle al fotógrafo a su casa el próximo sábado a las once de la mañana porque la luz es buena a esa hora.

MVP: Sí, por supuesto, gracias, ¿cómo se llama la revista?

NGA: Ahora se me fue el nombre, ¡qué barbaridad! Tengo recursos nemotécnicos y sé que está relacionada con Juan Rulfo. Este sábado que vayan a fotografiarla se lo escribiré en una nota. De antemano le advierto que saldrá publicada en 2024. Ay, tengo otra pregunta que se me olvidó hacerle, ¿sabe coser?

MVP: Sí, y muy bien porque me enseñó mi abuela que ya murió.

NGA: Pues, entonces, hágase usted la ropa ya sea usando la imaginación o copiando modelos. O mejor, revise el baúl de su abuelita, si es que dejó alguno, y le aseguro que encontrará diseños preciosos que estarán a la moda. Bueno, María, gracias por tomar la llamada para esta entrevista, que tenga buen día… ¡Luvina!

MVP: ¿Qué? No entiendo.

NGA: Me acabo de acordar: la revista se llama Luvina.

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