Caridad de los poemas

José Homero

(Minatitlán, 1965). Poema tomado del libro Función de Mandelbrot, recientemente publicado por el Fondo Editorial Universidad Autónoma de Querétaro.

Cada vez
      es más caro
             escribir poemas
                                              de joven
                                          basta sentir
                                           el entusiasmo
                                               la turbia insensata
                                           corriente de la vida
     convertirse en ritmo
cuando el viento
                             cuando el agua
                             cuando undoso

                             un cuerpo nos revela
                               que espesa sangre
                                          crepita con la luna

                             y entonces cantamos
                         insomnes himnos
                                         a los hipnóticos demiurgos
                                                           que panópticos
                                                  bajo mundo rigen

                                          son cánticos gozosos
                                                    ebrios de la luz henchidos por esa atracción
                                                              el uno que es Eros
                                                                                        por la euforia
                                                                                  por el grito

                                                               por el planto de las plantas
                                                            y el curry de la algarabía
pero los años pasan
la piel se agosta
        los órganos se inflaman
                    hay que cuidar el hígado
                 evitar las grasas
                    deplorar el dulce
                                  apagar el último cigarro

y sobre todo

cubrir las deudas
las facturas
      de los hijos
                         yerta ceniza del amor consunto
 
        y la poesía no aparece
ni en las tardes
                   de domingo

por las noches
      está uno siempre cansado
mejor un paseo
            una cinta abundante en peripecias
                       una novela
cualquier cosa
                        que aturda el pájaro del silencio
   el carpintero
      tan puntual
que se esmera en
      tener listo
mi ataúd
                                       claro
                             que de cuando en cuando
                                          uno recuerda esa embriaguez

                                    la cópula exacta de nombres y objetos
la promiscua hirsutez de la madreselva
            o el abdomen prominente
                             de los floripondios
                   preñados por la luna
             en el cálido vientre
                   de la infancia
      y piensa que es la noche
                                           un jardín secreto

se recorren cantinas
             se agota el bazo en los licores
                                               se arriesga el pene
             y se anotan frases
que al otro día
se desploman como
morralla
       aún convulsa
en los bolsillos

uno quiere enamorarse
  cantar oh diosa a las caderas rotundas
                          o a melancólicos ojos de oleaginoso ponto
pero no hay fluidos

                                                           mira que no recorre nadie
                              ya esas calles

                         que no hay encanto
                                en los nombres

      que vas aprendiendo
           que la vida no depara
                           otro encuentro

                         que la muerte

      Hembra fatal
      la poesía

que sólo con la pérdida aparece

                                          que no aspira a ser crítica juego lingüístico
                                                 joyel venablo regaliz o euforia
                                            sino líquido supurante
                                                                      de la herida

                             y la poesía fosforece
                                     ardiendo
                             entre los párpados
                                               colirio o preludio
                                                         a la memoria
                                                    de un cuerpo que era la suma
                                                                                    de los días

Qué caro me cuesta
la poesía

                    que la persigo entre las frondas
                             y sólo me adormezco
                                       que la escruto en el cielo
                                                y sólo trazo
                                                                                    confusos dioramas
                                                            siderales

      Debo decir
      que sólo recupero cierto ritmo
      lerdo
                sí
      pero fluido

      con la carencia

que escribí un poema cuando se me enconó la lengua al día siguiente que me despidieras
y que otro día
      luego de que en una plazoleta te avistara
                      se estranguló mi paciente hernia

                                         postrándome
                                                en este hospital
                                                     donde aguardo
                                                                                  el momento de la cirugía

                                                                                         y me entretengo
                                                                                         acopio haciendo
                                                                                         de mis pérdidas

Se dirá

No es la poesía
                        es ella
                   el cuerpo
                                    que te cuesta

No importa

                             seguiré buscándola
                             seguiré diciendo
                             que la amo

       hasta que ya no tenga nervios miembros músculos ni sangre
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