Brindis sin qué / Andrés Neuman

    
     Vengo de beber el vino de los años ajenos, el que tembló saciando, el que vivieron otros y volcaron en forma de aserrín en la copa difícil.
    
     Llego tarde a los brindis, mi siglo es una botella en un estante, el pasado mordía, una legión de pies hizo el camino torcido hasta el día de hoy, ahí se tambalean, los veo llegar descalzos con heridas de guerra y mal olor a mí.
    
     No sé llorar mis cosas, lloro las ajenas, la garganta es cobarde para gritar lo suyo, el pájaro es sincero porque no tiene alternativa, la alternativa colma la botella vacía, vamos, salud, bebamos, el vacío también nos hace adictos.

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