Poemas

Bruno Pólack Cavassa

(Lima, 1978). Recientemente publicó el libro de ensayos La ciudad que no existe (Planeta, 2021).

Muchacho mordido por un lagarto

rispondere no a una vita che adopera amore e pietà,

la famiglia, il pezzetto di terra, a legarci le mani.

Cesare Pavese

Chico del mundo,
si cae España —bueno claro, si cae es tan sólo un decir— 
digo: si cae,
prenderás la estufa de butano y un cigarro /
quisiera ver manchas de sangre como pétalos de rosa 
sobre la alfombra del vagón.
Rezar al Cristo tallado en Cinc que pende de tu cuello /


No puedo decir la verdad acerca de ti / no eres 
Dios,	              	                      no eres Antonio,
y lo lamento.


Sin embargo
amaba leer mi futuro en la sombra de tus piernas mien-
tras leías a Kipling /
verter mis manos en la palangana de leche, 
distorsionar tu rostro contrito tras mi botella de vidrio.

Adentro / frente a ti. Hermoso el mar se 
levanta por ratos
como una serpiente encantada.


Muchacho / dos puntos,
                      debo admitir que muchas veces 
en los campos, he fingido.
            No pude echar nada dentro de los surcos 
            y esmeradamente, con estas manos,
                      los he tapado.
 
Luego he
regresado a ti, a la calle del Carmen, con la satisfacción del
              deber cumplido /
y
yo mismo soy un surco vacío 
que vieras con qué esmero
                                            hubo sido regado.


Viento, oh bien,
regresa al fruto del canasto
al futuro rojo que descansa entre nosotros, en el canasto.


Y tú, no llores así contra
	              	    el vidrio,
pues si cae, 
España digo, 
si cae,
¡exulcerada política diestra!
¡indeseada atona de lengua y atrezzo!

¡Cuántos mares señalados en contra nuestra!
¡Cuántos crucifijos incrustados en nuestros corazones!


(…)


Vemos por la ventana los frutos luminosos de la noche / 
Para cuando despiertes muchacho,
una herida penderá de ti,


como una insignia.
 

Origen

El último retoño de la temporada, por escaso margen, 
ha nacido en lo que son mis tierras.
El pueblo se ha apostado en la verja— 
estamos realmente hastiados
de esperar
y que de regreso a las conversaciones en las 
ferias pecuarias de la región,
no tengamos nada fantástico que decir 
de nosotros mismos.
¿en qué sentaremos nuestras leyes, nuestros 
hijos cómo dormirán,
qué haremos pavoroso a los pueblos que conquistemos?

En cierto modo
es más hermoso ver el mar   que
                                estar en él.
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