El cielo de Dios también tiene oscuridad
Escribo sobre el papel blanco:
a, b, c, d…
Como siembro la escritura
Dios siembra las estrellas
en el cielo nocturno.
¿Por qué temo el espacio blanco?
El espacio divino
desea llenar con luz
la vacuidad absoluta,
pero yo quiero
llenarlo con palabras.
Cuando disperso la escritura
sobre el papel blanco:
uno, dos, tres, cuatro…,
las semillas que caen a la tierra
se convierten en flores, hierbas
y árboles.
Cuando llegue su tiempo,
también volverán al espacio vacío.
En la distancia entre tú y yo,
el lenguaje
desaparece a la luz de la estrella fugaz.
Por tener luz, el cielo de Dios
también tiene tiniebla.
Poema
Dicen que «la montaña es verde
y el río fluye»,
pero el lenguaje es agua
montada en el sonido
como flecha que vuela.
De letra a letra
y sílaba a sílaba
se combinan:
a veces forman un lago,
otras una cascada
o la frase de un río.
El sonido del agua
y el lenguaje congelado,
cuando se hiela,
se convierte en prosa;
cuando arroja vapor
y está hirviendo
el lenguaje se hace poema.
No como el hielo de la tierra,
sino como arco iris que ilumina
ese espacio absoluto,
la poesía debe ser
agua que arde.
Versiones del coreano de Joung Kwon Tae
Del libro El ciclo de Dios también tiene oscuridad
(Editorial Vuelta, México, 1997).