XI Finalista Luvina Joven-Cuento / Morana

Daniela Itzel Esparza Huerta

CATEGORÍA LUVINA JOVEN

Preparatoria 19

La naturaleza no regala las mismas oportunidades a todos los seres vivos, eso también aplica con los humanos, la genética es dual, puede ser asfixiante o misericordiosa, con Morana fue bondadosa, ella fue bendecida con el don de ser atractiva, pues cabía en todos los estándares de belleza, los senos grandes bien firmes; sus glúteos compartían la misma composición, la cintura era obviamente pequeña, tanto que sus órganos parecían inexistentes, por supuesto su abdomen era plano, sin una sola gota de la detestable grasa y  las piernas contorneadas, su cara angelical era simétrica con ojos y labios grandes, junto con una nariz respingada. Por si su físico no era suficiente, el cielo también le dio la fortuna de nacer en una familia con orígenes europeos de piel transparente, perfecta para sobresalir en un país cuya tierra posee la plaga del malinchismo como lo es México, desde la cuna su destino fue el privilegio. Sin embargo Morana se odiaba a sí misma, ese sentir comenzó probablemente a los ocho años, cuando su madre le metió por el cerebro un parasito que la obligaba a querer satisfacer al sexo opuesto, quien la responsabilizaba si subía de peso, si sus medidas aumentaban, si en su piel asomaba vello o imperfecciones, si intentaba realizar actividades masculinas, si era lista o si se salía del molde ideal de la mujer perfecta, el cual consistía en estar bajo la sombra apagando el brillo propio.

Evidentemente Morana nunca recibió un «no», obtenía todo lo que ella desease, incluido a los varones, era experta en llamar su atención, porque fue criada para cumplir su voluntad incendiando sus ideas así como sus pensamientos, convirtiéndose en un hueco que podían transformar a voluntad, por eso mismo veía a las mujeres a su alrededor como enemigas, pero solamente a aquellas que ella consideraba iguales o superiores, esa es la razón por la cual sus pulmones se descuartizaron cuando conoció a Perfecto, un hombre exitoso, de familia tradicional, proveedor, inteligente además de tener un buen empleo para ser el sustento, mas había un problema, él estaba casado con Libertad, una mujer que a Morana le parecía indigna de afecto, pues no tenía material de esposa, ella trabajaba, no era delgada, sino todo lo contrario, tenía estrías, era de lengua suelta y era egoísta porque se ponía como prioridad. El cerebro de Morana era incapaz de entender como Perfecto eligió a Libertad para ser compañeros de vida, sin embargo no se quedaría como simple espectadora, por lo que tomó parte de la obra. Intentó seducir al casado con lujuria inerte, ya que Perfecto juraba eterna fidelidad a la dueña de su latir.

Al ver que su cuerpo y nueva personalidad no surtían efecto fue con su bruja de confianza, con quien iba por embrujos para sobresalir aplastando a sus competidoras o por sus productos milagrosos, pero en esa ocasión le pidió un amarre. La hechicera le brindó de una receta detallada que tendría que elaborar al pie de la letra. Morana pidió los ingredientes por internet, ya que eran bastante exóticos; la espera no fue eterna, pasados un par de días sonó el timbre muy temprano, era un mensajero, dejó la caja, ella firmó de recibido, en la caja había un frasco con lechugas y un caracol de esos de jardín, recogió el paquete, el cual llevo a la cocina, entonces inicio la preparación; trituró el caracol con las lechugas, agregando un poco de sal en combinación con otros condimentos, dando como resultado un menjunje de olor putrefacto, como de los que no palpitan, además, su consistencia era viscosa, con aquello preparo unas galletas. Teniendo el postre en manos, fue directo al hogar del envidiable matrimonio, a esas horas del día solo se encontraba Perfecto en casa, le fue difícil el memorizar el horario de la pareja. Al arribar a su destino, tocó el timbre esperando impaciente a que abrieran la puerta, cosa que no demoró, fue recibida por el casado, se inventó una excusa torpe pero efectiva, argumentó que pronto abriría una pastelería y necesitaba opiniones, Perfecto tragó con facilidad la mentira al igual que las galletas, la verdadera esencia de Morana sonrió con dientes afilados.

En una respiración Perfecto olvidó el amor que juró frente el altar, fue de rodillas, lastimando sus piernas, a besar los magníficos pies de Morana, él comió de su mano, finalmente unieron los tejidos de sus pieles en uno solo. El matrimonio se terminó por destrozar. Un sabor dulce causado por la noticia inundo las zonas erógenas de Morana, en especial al ver como Libertad quedó inundada en sus propias lágrimas, le satisfacía verla retorcida en dolor, mientras ella complacía uno de sus tantos caprichos, porque era lo que cada una merecía. Sin embargo el gusto solo fue una leve probada; al acercarse el fin de cada mes sentía el alma de Perfecto separarse, también intuía con quien quería volver a enlazarse, así que cada treinta días se veía obligada a darle la misma poción en forma de distintas comidas, en vez de disfrutar, sus venas se llenaron de angustia frente a la sola idea de perderlo. El tiempo corrió a la velocidad que suele hacerlo, sin piedad, Morana era infeliz, aunque siempre lo había sido, pero más desdichada fue cuando, como de costumbre, los estándares de belleza cambiaron, la mujer ideal pasó a ser una sin curvas, similar a los años 20´s, entonces perdió todo atractivo, también se dio cuenta que Perfecto nunca sería suyo porque era una persona, no una propiedad, además que este solo la deseaba, finalmente su desgracia se completó al ver a Libertad, ella era una risa contagiosa, emanaba luz propia que nadie fue capaz de apagar, pues su prioridad siempre fue su único cariño, ella misma, en cambio Morana fue llevada a la oscuridad, de la cual nunca pudo salir, solo conservaba un borroso recuerdo de su brillo, brillo que cada niña naciente posee. Sin darse cuenta se transformó en un esqueleto de polvo por el resto de su habitar.    

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