(Ciudad de México, 1954). Su último libro publicado es Inchi Farofe (Fondo de Cultura Económica, 2019).
Una vaca normal
Había una vez una vaca normal. Tenía cuernos, ojos, orejas y manchas pero en vez de cola tenía una serpiente normal. La serpiente parecía cinturón de piel de serpiente pero en vez de lengua tenía una ardilla común y corriente. La ardilla era traviesa y comía nueces a diario pero en vez de cola tenía un simple gato ordinario. El gato maullaba como sólo los gatos saben maullar pero en vez de arañar movía su cola de pescado. La cola nadaba, nadaba y volvía a nadar como sólo los peces-vaca saben nadar.
Una vaca perfecta
Había una vez una vaca perfecta que no era gorda ni valiente era una vaca paciente era una vaca normal.
Un día esta vaca se puso un disfraz. Dejó de ser vaca y se hizo una vaca fugaz.
Pero como las vacas no saben cantar la nuestra se puso a reír. De tanto reír se cansó y la vaca se puso a llorar.
Era una vaca perfecta ni gorda ni sucia tampoco valiente tan sólo una vaca paciente tan sólo una vaca normal.
La misma vaca
Al caminar se hacía de aletas aletas normales: aletas de vaca normal. La vaca pastaba y quería cantar. Envidia tenía de seres alados con canto normal. Sus ojos: dos hojas con cejas parejas, ni cojas ni viejas. Sus ojos: dos gatos normales.
Era un pez gato, cola de ardilla, lengua de serpiente, cola de vaca normal.
Era una vaca pescada, traviesa y nuecera, una loca cualquiera, una vaca ordinaria y normal.