Por favor una acera
una gota de bulevar o una plaza pública
y una cerveza por favor
Quiero rendirme ante un vaso de cerveza
pensar públicamente en mí y en nadie más que en mí.
Rubia negra morena o pelirroja
unita por favor
Me la voy a beber a tragos largos
haciendo un brindis
por el pirata que me habita esta tarde
por dios que es una cerveza blanca
una hostia líquida
una lengua de limón lamiendo el vaso
por dios que se emborracha
y que se va de bruces
al verme la cara
entre la espuma.
A un dios falseta un poeta falseta
digo yo echando el primer sorbo.
Un dios en éxtasis
echado en una hamaca
encima mío
me lanza la última plegaria
una sobredosis de palabras perdidas
un sol yéndose a pique. Una sombra de pie
cerca o dentro de mí
—nada está claro—
alucina al fondo del cristal.
Y dios desaparece detrás de una botella
—qué raro estaba conmigo y se acaba de oxidar—
pero ella por suerte sigue intacta
o casi.
Asunto de prolongar el placer
cuestión de lentitud
como cuando tenemos un hermoso sueño.
A mí que no me apuren.
Que conmigo no cuenten.
El año dos mil el tres mil
el quinientos mil
las trompetas del juicio final
me encontrarán bebiendo una cerveza
silbando bajito un vallenato de Lisandro Meza.
Entonces por favor
sigan corriendo pero no hagan ruido
sigan saltando donde no los vea.