New born babies interpret love in the voices of mothers.
Wallace Stevens
Las madres soltaron
las dagas
y ahora prometen benevolencia.
Su voz era un témpano de hielo,
lo afilaba apagando fuegos secretos.
Que vuelvan los huérfanos
a dormir en su canto,
piden las hurañas.
Su voz era la punta del iceberg,
que perforaba el corazón de las ballenas.
Clavaron sus dagas
en el campo de hielo —
fracturaron el camino de retorno.
Su voz era el exilio. Yo al amor no volvería.