Rerum natura / Humberto Rocha

La luna abría las ventanas para el arrecife reclamado
por los despojos de las olas. Una luz fragmentada
por nubes airosas de un verano atípico. La cadencia del
mar es para mí un misterio. Me parece una gota
jugando en una tina de agua. El celo matemágico del
universo es mi panacea contra la violencia diaria servida
en un azucarero para diabéticos. A mi regreso en este
lugar airoso hay abetos que dibujan sobrias sombras
en la tierra color de yodo. En este ojear estoy solo
como una herida escondida en los escombros de una guerra
Olvidada.

El que descubrió el relámpago de la felicidad triste andaría por aquí
mirando la contradanza del mar y el perfume disperso de los árboles.
El pensamiento posee estrategias que los derrotados desconocen.
Los secretos guardados en el colador de nuestra memoria propagan
imágenes como soles en los cimientos de una galaxia. Me siento bien aquí.
Guardián de fortalezas ocultas por una oscuridad jugosa.
Mientras el sol duerme, los mirlos descansan en los brazos de las                                                                                                                 [ramas secas.
Desconozco el vocabulario de una nube inmadura
en medio de una tempestad.

Una casa de agua sin dueño ni inquilino. Un ergástulo
levantó el viento dispersando la neblina de la madrugada.
Puntos de lino disecan el cielo fisurado por los caprichos de la
luna que se despide en la inmensidad neural. Me siento como adentro
de una burbuja a prueba de voces y del rugido solitario del universo.

Respiro la evasión de la sombra, el florecer de la piel rasurada, el
verdor de la esperanza levitando en el centro de la burbuja. No sé
rastrear la luminosidad de las estaciones que recuperan el relámpago
con un zumbido de luces artificiales. Tengo un compromiso
con un poema que usa la fisión del átomo para defenderse. Yo
apenas tengo los tentáculos de la mano, los cantos primordiales y las
tentaciones analógicas de lo cotidiano. El fracaso me acaricia el
rostro. La eliminación de todas las letras brota de la misma raíz. Mis
ojos no poseen el cebo del halcón, las parábolas de los
cristos son la criba del divisor de mi muerte.

Resguardados en el sueño tengo los lucios que estallan dentro de
mí como gritos de un apóstata dentro de una catedral. Pero
tengo que enfrentar el desafío. Comprendo la permanencia del
círculo acorralado en su cuadrado de sargazo y cortinas de
vidrio deslustrado. No tengo novedades del futuro. Los rieles son
antiguos y la fuerza de algunos fármacos creados por sortilegios
de ciertos alquimistas. Mi cosecha no estuvo nada mal. Tengo la
herencia de los modales y la presentación, matrices relucientes como un
golpe profundo en el cerebro de un rocío que suena a un eco de
humildad. Pero cómo extraer el veneno y el vinagre tenso que
gotea en este siglo repetidor en los cráneos y en el circo de pánico
calculado por un algoritmo, no sé cómo decir.

Marco el número sin el peso del raciocinio que labra en contra.
Sólo podemos chocar en la estructura del abismo ni narciso sabe
que va a ser elegido en la próxima estación. La electricidad del sol
promete el infierno jugar el papel de la oscuridad para extraer vinagre
espeso de este siglo de superación. Vemos la falla del sistema
en los circos en pánico, las ovaciones enmarañadas en las banderas
que vomitan el fuego solar en la posición atómica insinuada en el brillo
de los diamantes de sangre. La desnudez eviscerada atraviesa las                                                                                                                        [paredes
del escroto entre la espada y la pared de los capítulos insólitos del
ser en desmembramiento. El centro de la pulsión no posee género
o condición, el fin de las conjeturas en un embrión embrujado
en una hoja de cuarzo barnizado.

Si la voluntad de absolver al diablo sería como un sueño de un
alarido de ciempiés en los hilos eléctricos de una diversión con la
emoción de una lengua posada en una pantalla de televisión. Es necesario
reducir la ascensión dos puntos neutros con el fermento de la tierra
en la cintura de la libertad, los clásicos rebobinados en las zarabandas
de las bibliotecas clínicas.

Quién paga la rueda de la fortuna aquellos que no tienen tiempo para
vivir. Este accidente devora la serenidad de los augurios articulados
por el viento en un disgusto vegetal e infecundo, testimonios del
voraz envejecimiento. Seguro en el eslogan de la esperanza todos los
atropellos son inicuos como los traidores escondidos en su
audacia explosiva. Los criados estacionan en el neón del asfalto
sudando el frío del hielo del aire acondicionado de su cerebro. En la
forja del cielo, escondrijo de los argonautas codiciosos, se arrodillan
en el suelo de la gruta abriendo los brazos a la nueva tecnología de
estalactitas de algoritmos que los cíclopes abandonaron por
miedo de sus premoniciones concediendo a las aglomeraciones de la
galaxia la razzia neural y sensitiva frente al precio de las acciones en
tiempo real.

El eco de la fuente de las recetas no hace apelación a ningún parentesco,
ellos se orientan por los satélites a oriente donde la flora del
estímulo desdobla exhaustivamente robando la lucidez del paladar a la
necesidad de la producción. Por entre el humo de las noticias la
manipulación por fragmentos de sabiduría no sigue las reglas de los
vectores de la sobrevivencia. En las bodas de los raros minerales sube
carabinas estrelladas se extraen el escupitajo, la sangre, las lágrimas
aparte túmulo en los ríos enyerbados más allá congo donde los rastros de los
túmulos convalecen en el secreto de las sedes imperiales. En el
tendedero de las denuncias la voz de la razón hace eco desnudo en
                                                                                                [un esbozo
de un concierto de rock y el intercambio de Money entre la sístole del
ladrón y el clic de una mina antipersonal.

Escogí entonces el viento seco. Mi burbuja a prueba del polvo lunar.
en la cesta del mundo, porque esperas. Cuida hombres y mujeres,
entre la vigilia y el sueño cuenta los niños que restan en la falla
urbana, escucha la soberbia de ellos; muere para que reinemos. No
ofusques nuestra sede, nuestro genio, nosotros sabemos despistar a la
muerte y cuidar de los animales apenas con nuestra hiel muscular.
Escoge por eso el atajo de tu fuga, puedes incluso flotar,
rasgar los deltas de las planicies, tener el afecto de la resina fundida que
silencia las armas. Ustedes son la madera ellas son el fuego. Dígnese                                                                                                                [aceptar la
intemperie, cuando en la emanación de la fuga hablen de amor. Si aún
existe el mañana. En el juego de ruleta el mensaje pasa por la
oficina de los olivares, de los limoneros, de los castaños. Verdes, tan
verdes que una súbita tropelía de cuervos agoreros nos harán
sangrar los pulmones.

Versión del portugués de Sergio Ernesto Ríos

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Rerum natura
A Lua abria janelas para o recife reclamado / pelos despojos das ondas. Uma luz fragmentada / por nuvens airosas dum verão atípico. A cadência do / mar é para mim um mistério. Parece-me uma omagra / a brincar numa tina de água. O zelo matemágico do / universo é a minha panaceia contra a violência diária servida / num açucareiro para diabéticos. À minha volta neste / lugar airoso há abetos que desenham sóbrias sombras / na terra cor de iodo. No rodar dos olhos estou sozinho / como uma ferida escondida nos escombros duma guerra / Esquecida. // Quem descobriu o lampo da felicidade triste andaria por aqui / olhando a contradança do mar e o perfume disperso das árvores. / O pensamento possui estratégias que os vencidos desconhecem. / Os segredos guardados no coador da nossa memória espalham / imagens como sóis nos álios duma galáxia. Sinto-me bem aqui. / Guardião de fortalezas ocultas por uma escuridão sumarenta. / Enquanto o sol dorme, os melros descansam nos braços dos ramos secos. / Desconheço o vocabulário duma nuvem imatura no / meio duma tempestade. // Uma casa de água sem senhorio nem inquilino. Um ergástulo / levantou-se o vento dispersando a neblina da madrugada. / Pontos de linho dissecam o céu fissurado pelos caprichos da / lua que se despede na vastidão nerval. Sinto-me como dentro / duma redoma à prova de vozes e do rugido solitário do universo. // Respiro a evasão da sombra, o florescer da pele giletizada, o / verdor da esperança a levitar no centro da redoma. Não sei / rastear a luminosidade das estações que recuperam o relâmpago / com um zumbido de luzes artificiais. Tenho um compromisso / com um poema que usa a fissão do átomo para se defender. Eu / apenas tenho os tentáculos da mão, os cantos primordiais e as / tentações analógicas do quotidiano. O fracasso acaricia-me o / rosto. A eliminação de todas as letras brota da mesma raiz. Os / meus olhos não possuem a ceva do falcão, as parábolas dos / cristos são o crivo do divisor da minha morte. // Resguardados no sono tenho os lucíolos que estalam dentro de / mim como gritos dum apóstata dentro duma catedral. Mas / tenho de enfrentar o desafio. Compreendo a perenidade do / círculo encurralado no seu quadrado de sargaço e cortinas de / vidro despolido. Não tenho novidades do futuro. Os trilhos são / antigos e a acutilância de alguns fármacos criados por sortilégios / de certos alquimistas. A minha vindima não correu mal. Tenho o / espólio das regras e apresentação, matrizes reluzentes como um / golpe profundo no cérebro dum rocio que soa a um eco de / humildade. Mas como extrair o veneno e o vinagre tenso que / pinga neste século repetente nos crâneos e no circo de pânico / calculado por um algoritmo, não sei como dizer. / Disco o número sem o peso do raciocínio que lavra a desfavor. / Só podemos embater na estrutura do abismo nem o narciso sabe / que vai ser escolhido na próxima estação. A eletricidade do sol / promete o inferno à bola da escuridão para extrair o vinagre / espesso deste século de superação. Vemos a falha do sistema / nos circos em pânico, as ovações emaranhadas nas bandeiras / que vomitam o fogo solar na posição atómica insinuada no brilho / dos diamantes de sangue. A nudez eviscerada galga as paredes / do escroto entre a espada e a parede dos capítulos insólitos do / ser em desmembramento. O cerne da pulsão não possui género / ou condição, o fim das conjeturas num embrião embrulhado numa / folha de quartzo envernizado. // Se a vontade de absolver o diabo seria como um sonho dum / alarido de centopeias nos fios eléctricos duma diversão com a / emoção duma língua pousada num ecran de televisão. É preciso / reduzir a ascenção dos pontos neutros com o fermento da terra / na cintura da liberdade, os clássicos rebobinados nas sarabandas / das bibliotecas clínicas. // Quem paga a roda da fortuna àqueles que não têm tempo para / viver. Este acidente devora a serenidade dos agouros articulados / pelo vento num desgosto vegetal e infecundo, testemunhas do / voraz envelhecimento. Seguro no bordão da esperança todos os / desmandos são iníquos como os traidores escondidos na sua / audácia explosiva. Os criados estacionam no néon do asfalto / suando o frio do gelo do ar condicionado do seu cérebro. Na / forja do céu, esconderijo dos argonautas cobiçosos, ajoelham-se / no chão da gruta abrindo os braços à nova tecnologia de / estalactites de algoritmos que os ciclopes abandonaram por / medo das suas premonições concedendo aos aglomerados da / galáxia a razia neural e sensitiva face ao preço das acções em / tempo real. // O eco da fonte das receitas não faz apelo a nenhum parentesco, / eles orientam-se pelos satélites a oriente onde a flora do / estímulo desdobra a exaustão roubando a lucidez ao paladar à / necessidade da produção. Por entre o fumo das notícias o / aliciamento por nacos de sabedoria não segue as regras dos / vectores da sobrevivência. Nas bodas dos raros minerais sobe / carabinas estreladas garimpam-se o cuspe, o sangue, as lágrimas / além- túmulo nos rios ervados além congo onde os rastelos dos / túmulos convalescem no segredo das sedes imperiais. No / estendal das denúncias a voz da razão ecoa nua num esboço / dum concerto rock e a partilha do Money entre a sístole do / ladrão e o clique duma mina antipessoal. // Escolhi então o vento seco. A minha redoma à prova do pó / lunar. Na cesta do mundo, porque esperais. Cuidai homens e mulheres, / entre a vigília e o sono contai as crianças que restam na falha / urbana, ouvi a soberba deles; morrei para nós reinar. Não / ofusqueis a nossa sede, o nosso génio, nós sabemos despistar a / morte e cuidar dos animais apenas com o nosso fel muscular. / Escolhei por isso o atalho da vossa fuga, podeis mesmo esvoaçar, / rasgar os deltas das planícies, ter o afecto da resina fundida que / cala as armas. Vós sois a madeira elas são o fogo. Aceitai o / relento, quando na emanação da fuga falardes de amor. Se ainda / houver amanhã. No jogo da roleta a mensagem passa pela / oficina das oliveiras, dos limoeiros, dos castanheiros. Verdes, tão / verdes que um súbito desmando de corvos aguareiros nos farão / sangrar os pulmões.

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