(Piura, 1988). Ha publicado Memorias del rayo (Plectro Editores, 2016), libro ganador del Premio Nacional Juvenil de Poesía Javier Heraud 2014.
Retablo Frente a la Plaza San Martín abrazamos el aire para colorear la noche de spray las luces rojas y verdes son nuestro cielo el hollín en los muros nuestra mazorca nuestro sagrado alimento por eso caminamos abrimos las puertas de todas las casas de todas las santas iglesias coloniales y no hay más «aquí tiene que haber música», me dices «aquí tiene que haber color», me dices La música habita en las entrañas de esta ciudad adolorida Lima sigue flotando en sus catacumbas sobre un caldo de huesos desposeídos que danzan vibrantes como un yaraví descompuesto mientras la cerveza y el trigo acuden a tus ojos a mis ojos a nuestros ojos que brillan y otra vez a todos los recintos que resplandecen sobre la espuma y si es verdad, como dices, que al otro lado se levanta un inmenso cerro de neón si existe esa otra ciudad en la ciudad ese otro muro tras los muros entonces permite por favor que te cierre los ojos descendamos éste es el viaje de regreso para completar nuestro retablo Sueños de arena Todo lo que no es vertebrado te dijeron, destila, se encoge, se corrompe. Por eso, permaneciste de pie respetando la intimidad de tu especie como una ofrenda concedida por los dioses. Bajo su custodia y resguardo te creías a salvo. Sin embargo, la luz nunca te fue suficiente. Como si te sumergieras en un túnel de agua turbia, cierta noche te dejaste acariciar por la mirada encendida de las serpientes que florecían como estrellas en tus sueños. Tú les temías y huías de sus oscilaciones, de sus lenguas pegajosas, pero ellas te trajeron una noche desconocida y permitiste que ingresaran en el campo de confusión que es tu magnitud. El día en que arqueaste tu cuerpo de música te implantaron un fruto dorado, el mismo que perdiste y ahora vienes a buscar a este desierto.