Poemas / Savita Singh

Pensamientos descalzos

Vengan descalzos, mis pensamientos

Vengan, con la levedad de una noche bella
Uno por uno, vengan
Como las bendiciones de los dioses
Vengan como nada viene
Quédense hasta que la lámpara de la civilización arda
En su dolor y ansiedad

Quédense como el único testigo mío
Mientras yo miro dormir el mundo

 

Silencio

La dilatada tarde
Como una cara sórdida
Cae apática
En la orilla del día
Maravillosamente
A pesar de la tristeza y el desaliento
De los deseos nocturnos
El viento cálido aúlla
Y amenaza con volverse tormenta
Y las vacas siempre sin propósitos
Esparcidas por el campo
Mastican y bostezan

Un par de gorriones perdidos entran en mi cuarto
El ruido de sus pequeñas alas
Se mezclan con los latidos de sus corazones

Peligroso silencio el de la tarde
Y yo, una devastadora grieta en él

 

Los anhelos herméticos

Mi pelo todo despeinado
Mis pies llenos de polvo
Mis ojos maltrechos y sedientos
Soy alguien que tú conoces quizás
O podría ser
Sólo el viento sabe
Que una vez construyó nuestro palacio,
Esculpió ventanas
En el cielo azul para nosotros

Veo que has madurado

Formado por los días herméticos
Un rostro perfecto está listo
Para un espejo empañado
Que anhela por fin un reflejo fiel

 

Extraño aspirante

Extraña noche
Más extraña que mi yo para mí
Me incita a caminar sin rumbo
Me provoca que sea mi yo
Sabemos que es una broma cruel
Pero vemos
La inescrutable vastedad de tus propios deseos
Que transforma la cordura de la lujuria
En la locura de la serenidad

Mi yo desconocido
Ven y siéntate
En la amplitud de mi jardín muy amado

Veamos qué tan cercanos somos esta noche

 

La tarde mágica

La tarde ha pasado
Mi mundo cambió ya
Las hojas amarillas no planean más
Tormentas en el páramo
De mis pensamientos

La tierra mojada bajo mis pies
Invita a caminar,
A seguir como una conversación lúcida
Libre de logos

La tarde acecha por el rabillo del ojo
Y luego, la maliciosa noche
Que viene, no
Deja nunca indicios de su llegada
Mucho está por abrirse:
Vías, que eran
Estrecho, peligroso carril

Hasta hoy por la mañana

 

A observar los gorriones jugar

Luego de un día helado
El sol volvió a salir
Calentó con gentileza mis mejillas
Mientras yo estaba sentada en el estudio
La gente salía a las calles frías
Planeaba y tramaba conquistar el día
Buscaba amores y odios convenientes
Para suspirar
Algo del dolor madurado en su pecho

Fue luego de un día helado de verdad
Que el sábado había llegado
Cuando dediqué la tarde completa
A observar el apareamiento de los pájaros
En el silencio de un árbol de sombra
A observar los gorriones jugar y jugar

Luego de un día helado
El sol volvió a salir

 

Una larga caminata

Sufro mientras camino por mi calle favorita
Los árboles no me miran hoy con reverencia
Se burlan de mí en silencio
Ven la confusión de palabras y significado en mí
Sigo caminando
Pensando en la poesía y en esta ciudad

Sufro la creatividad y su crueldad

 

Versiones del inglés de Víctor Ortiz Partida.

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