Poemas / Jeannette L. Clariond

Olga
    
     I
     Eras como nieve en la noche.
     En mí muere tu palabra,
     y en mi cuerpo, tu sorda tempestad.
    
     II
     Tus manos
     cerraron el álbum de fotografías:
     «No abras la puerta, déjame estar sola».
    
     ¿Dónde el principio del silencio?
    
     «No abras la puerta, di que no estoy.
     Toda puerta abre siempre hacia lo mismo».
    
     III
     El silbido de los trenes dispersó los tordos de aquel árbol.
     Nada estaba escrito en tu voz.
    
     Las hojas del árbol
     dibujaron blancas sombras en la persiana.
    
     IV
     Dicen que se elige el momento, la hora.
     Dicen que va abriéndose una puerta.
     Mi padre me abrazó y juntos salimos a escoger la caja de cedro.
    
     Dos flores nacieron del promontorio,
     un sol se hundía, yo buscaba
     los nombres que te hicieran compañía.
    
     V
     El cierzo inundó la oscura ribera.
     Esa noche, tus pasos fueron el camino.
     Esa noche, a tu silencio me abracé.
    
     VI
     El álamo cede su última plata.
     Llueve
     el día en que unos a otros nos miramos.
    
El tío Jorge
    
     No lo conocí. No abracé
     su cuerpo
     aferrado a los barrotes
     perdido
     en una bata gris.
     Dicen que miraba la lluvia
     siguiendo al universo
     cuando una noche de marzo
     abrazó su muerte.
     Miedo mi boca,
     mar mi confusión.
     Mi madre borró su imagen para siempre.
     En ella vivió su peso muerto.
     En Olga Ayub pervivió su oscura lumbre.

 

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