(Lima,1975). Sueños de Carla (Bergantín, 2020) es su primer libro de poemas.
Toño (Quinto bolero maroquero) Toño estaba sentado a mi lado cuando un hombre —poeta él— me dijo que era hermosa. Me tomó de las manos y me elevó de esa mesa llena de fiesta y algazara y los viandantes se volvieron coloridas gotas de lluvia atravesadas por el sol. Sólo que era la luna quien estaba y luminosa flotaba en el vaho de sus monturas. Y yo sin saber qué hacer Y mientras Toño (alto cultor de la palabra en Lima y Budapest) ensalzaba al amor que presenciaba, yo me alejaba lentamente —y contra mi voluntad, he de decir— del brazo de un caballero de vuelta a las tierras bajas donde las verdes estepas son apagados lamentos de cascajo, colillas de cigarros y tristeza. 19 de julio Se acerca el día, la hora en que tu alma va a saltar desesperada al cielo para golpear sus puertas y exigir explicaciones. Y dos impertinentes rodarán por tu cara dejando huellas de sal y de peces de ojos saltones, inmóviles convulsionando en tus mejillas. Indolentes para alguna risa, un obsequio, alguna buena noticia. Y te mirarán todos como cuando de pronto te tropiezas y caes a un charco lleno de miserias. Qué vergüenza vas a sentir, qué lástima, Carla. Lima será más gris aún, más pobre, más opaca, una panza de burro muerto de pena, un cuerpo abatido sobre ese pez que por vivir se tragará, precisamente, esa miseria pobre y triste que será ese día —19 de julio— tu cara, tu mano tu pelo: tus desdichadas partes mutiladas por una dolorosa ausencia. Poema de octubre Guitarra y cajón, alameda. Hay un farol atrevido en esta noche encerrada, morada, cuya luna es la ventana más hermosa en este cuarto de estrellas. Y en esa mesa alegre como tus ojos donde todos bailan y cantan yo, silenciosa, persigo la línea de tus labios mientras me cuentas la historia de esa canción que bisbiseas, más delirante ahora para el amor o el dolor, ese viento interrumpido por el sonido de un ala.