Poema / Verónica Grossi

Encorvado

mirándose a sí mismo
en un caleidoscopio embriagador
del que sólo quedan esquirlas
de vidrio
destellantes
lacerantes
prismas del abismo
terrones de recuerdo
una gallina que picotea en un baño
sangre en mosaicos blancos
la soledad y el grito
el terror del pico
la madre que abraza y lastima
encorvado
vuelto a su abismo
con los ojos deslumbrados
no hay refugio
en el sueño
el parpadeo interminable
del insomne
ante la luz que punza
las aves
la madre
el oro
el chapotear en un pantano de ideas
se agolpa en la médula
ideas cuchillo
penetración nocturna
un zumbido
como un hilo
sensaciones dispersas
verticales
en el pozo del ojo
y la gallina
en una jaula baño
el picoteo que retorna, sin tregua
el agudo dolor
del monstruo ave
el abandono
la madre pájaro
cloaca
gallina clueca
que abraza y pica
con las alas extensas de un sombrero parisino
¿qué hacer con toda la violencia?
la inteligencia vuela
busca refugio en castillos de oro
para darse al traste con espejos centelleantes
torres tumores
que se encumbran y hunden enraizados
en el sueño
flotan con alcohol
con sus burbujas para ahogarse
en un plato de sopa
la caída
un lento suicidio
me abandonaste con la gallina
me abandono
en un cincelarme
con el filo agudo
del insomnio
viendo hacia un pozo
busco desvíos
con una franela de París
me carcome la memoria
de unas manos voraces
una voz que lo abarca todo
con sus pensamientos lanzas
y castillos deslumbrantes
mentirosos
ensordecedores
temores
tumores
húmedo túnel
hacia dentro
la voz de pájaro
las manos con anillos de oro
vértigo y pánico
la madre gallina
con risa de cloaca
cloquea
gallina clueca
sobre sus hijos
la franela
prohibida suavidad
mullida transparencia
encajes de París
voz imperceptible
no una madre águila
que empolla hasta la asfixia
franela francesa
sedosa compañía
silente
imperceptible
placer imposible
velo que no logra opacar
las agujas de los picos
penetración abrupta
herida
hueco
hielo
pavor
al ahogarse en una sopa
la risa de gallina
oleadas de agua refrescante
en una piscina opalina
y en la mano un jaibol
los hielos que entrechocan
en el vidrio
rechinan en los dientes
en una noche de insomnio
el brillo cegador
acuosa transparencia
refrescantes burbujas de champán
París hecha de oro
impasible
flotando en sus encajes
murmullos en la almohada
amortiguan en un baño
alaridos de pavor
con la navaja
a punto de rajarse una vena
frente al espejo
en un impulso abrumador
un súbito suicidio
desde la lucidez mayor
mirada parpadeo
conciencia de un crimen
el de la gallina clueca
risas desbandadas
como oleajes cristalinos
para amortiguar el ruido
el desgarre
en la memoria
picoteo incesante
tortura.

 

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