Hoy veo lo que eres y todo lo que fuiste.
Tus curvas sin esfuerzo. Tu cara de despiste.
Tu impavidez de faro. Tu oscuridad que insiste.
La voz hecha costuras del olvidado chiste.
Hoy veo lo que fuiste y todo lo que eres.
La forma en que desvistes el hábitat de enseres
Después de la derrota de hombres y mujeres
En el largometraje de cines sin ujieres.
Tu cara de despiste. Tus curvas sin esfuerzo
Tapizan los pasillos del último universo.
De música que muere. Da luz a lo disperso
En vértigo de prosa y pronación de verso.
¿Cómo se codifica tu impavidez de faro?
¿Quién correrá programas en el lenguaje raro
De tu orbital en ruina? Tu brisa sin reparo.
Desierto boreal de glaciar y saguaro.
Aquí los videojuegos de la voz en costuras.
¿Realidad virtual o flor de amarguras?
El avatar de huesos. Las cruces que depuras.
El archivo comprime las sangrientas anchuras.
Hay códigos que nacen después de la derrota
Llenos de punto y comas [el rumbo que rebota].
Corchetes o maderos [el detritus que flota].
Patrón de información [cuerpo que se agota].
Hay islas pixeladas en el largometraje
Multidimensional sin láminas de viaje.
Las voces digitales trinan en el celaje
De la isla perdida [clamor del desencaje].
Fablar curso rimado por la cuaderna vía
En orden galáctico. Luz de apoplejía.
El deshacer su elipse. El eclipsar del día.
Para la herida yodo. Hiel para su amnistía.
A sílabas cuntadas se nos suelta un aliento.
En la playa fractal del signo un aspaviento.
Augura su cadáver el revivir del cuento.
Mental. Monumental. Vacío de momento.
Será que tu alarido tapiza los pasillos
Del tedio con iguanas. Fragante de colmillos
U orquídeas marchitas. Un sueño de caudillos
Dejará los distritos bancarios sin bolsillos.
Somos del temporal donde muere la música.
Del cráter perceptual con sus huellas de luz y ca-
Lor. Dos constelaciones. Tú y yo. Autobús y ca-
Rro por las autopistas herrumbradas y rústicas.
Escribo cual esclavo mi vértigo de prosa.
Describo un derretir digital de la rosa
Con grasa simbolista de luna ruborosa
Apostando a morir. Morar en cualquier cosa.
Definir el poema. Lo que se codifica
En hilos de sentido y se nos multiplica.
Su olor de azares traspasa la gris mica
De la forma perdida o bien se momifica.
Lenguajes naturales que corren el programa
Del cuerpo regulado por donde se derrama
Aquel ritmo insular del pitirre sin rama.
¿A qué mar lo condenan? Quemar lo que uno ama.
Voy por el malecón de órbitas en ruina.
Verde. Marrón. Matojo. Abasto de la usina
Solar. Hijo del cielo. Hecho de plasticina
Milenaria y crüel. Mutis que vaticina.
¿Llovizna informática? ¿Desierto boreal?
¡Marca coordenadas del cuerpo digital!
¡Conjuga lo imposible! Verbo condicional
[Digital como dedo con ansias de dedal].
Aquestas son las playas donde los videojuegos
Se pueblan de avatares de olas y hasta luegos
Acumulando vidas como desasosiegos.
Deja que la pantalla te revele sus pliegos.
La realidad viste cierta prenda virtual.
Aire que se escapa o mar de luz marcial.
La hora y su deshora. Es el flujo global.
La pulsión calabozo. La pulsión animal.
¿Cómo desamarrar el avatar de huesos
Para que sangre un eco de luz por los pescuezos
En las grandes pantallas? Superávit de presos.
Mil islas reversibles en convertibles pesos.
¿Luz? ¡Irrecuperable! Archivo que comprime
Instantes de marea. Instar a que se rime
Roca con red y risco. Si el ruido no redime
Basta que nos arrase. Nos bese. Nos lastime.
En la muerte del signo hay códigos que nacen.
Saberes que nos sobran. Pulsiones que subyacen.
Dejemos que universos inhóspitos nos tracen
Murmullos de criaturas rumiando el alma [zen].
Se escriben con corchetes plenos de punto y comas
Mapas cibernéticos de villorrios y lomas.
En puras sinestesias [agriazules aromas]
Los agujeros negros entre los cromosomas.
Los paréntesis caen como mustios maderos
Con incierta frecuencia por los despeñaderos.
Con la fe absoluta de los unos y ceros
Escribimos el eros de días postrimeros.
Hay entre mil patrañas patrón de información
De putrefactas patrias. Nación en pronación.
Compartimos diásporas. Sólo falta un avión
en tardes de bilharzia. Noches de aluvión.
Querer es naufragar en islas pixeladas.
Con ciudades adentro. En descuentos de hadas.
Ya todas las palabras serán deletreadas
En las arenas negras del sueño tras las gradas.
En tu caleidoscopio multidimensional
Ves antiguos estadios detrás del cafetal
Donde los ciudadanos jugaron al ritual
De la bala y la vela. Del buenas y el qué tal.
Los vecinos se hablan en voces digitales.
Hay coros de bachatas. Clamor de sucursales.
Hay estacionamientos donde no ponchan vales.
Hay islas neuronales sin fenobarbitales.
Hay los emepetrés de los discos de pasta.
Auguran la utopía de cuerpos hechos jáshtags.
Las tristes vastedades de voces en subasta
Y la revolución del virus que devasta.
Sin la continuidad del tiempo y el espacio
Consigo derrumbar los restos del palacio
Sacando las palabras de su gris cartapacio
Hasta dinamitar nuestro ritual reacio.