Arte

Opticks / Hiroshi Sujimoto

Víctor Ortiz Partida

Pág. I: Opticks 025, 2018. Impresión cromogénica
Imagen: 47 x 47 pulgadas (119.4 x 119.4 cm)
Cortesía del artista y de Marian Goodman Gallery
© Hiroshi Sugimoto

La mirada, el tiempo y la memoria son temas de reflexión constante en la obra de Hiroshi Sugimoto, formada principalmente por fotografías
en blanco y negro.

Desde Diorama (1976), su primera serie, hasta la más reciente, la sorpresiva Opticks (2018), en la que por primera vez indaga en el color a gran escala, Sugimoto se planta ante fenómenos percibidos por el ser humano y se adentra en ellos hasta obtener una visión original que ha dotado a su obra de profundidad filosófica y novedad
artística.

Opticks 031, 2018. Impresión cromogénica
Imagen: 47 x 47 pulgadas (119.4 x 119.4 cm)
Cortesía del artista y de Marian Goodman Gallery
© Hiroshi Sugimoto

Sugimoto es un artista conceptual que ha usado la fotografía para traer a la superficie sensorial (en la que percibimos con los sentidos) sus pensamientos sobre la realidad y las cosas que le interesan en ella.

En una entrevista reciente para la revista del Wall Street Journal (WSJ), el artista recordó que cuando comenzó a tomar fotografías era un niño muy hábil: «Mi padre compró una cámara hermosa, pero no supo cómo usarla, así que la desechó. Yo la rescaté e inmediatamente descubrí cómo usarla».

Opticks 052, 2018. Impresión cromogénica
Imagen: 47 x 47 pulgadas (119.4 x 119.4 cm)
Cortesía del artista y de Marian Goodman Gallery
© Hiroshi Sugimoto

Y reconoce: «Soy un fotógrafo autodidacta, y comencé en una etapa tardía, en la preparatoria. Cuando llegué a Nueva York, en 1974, decidí convertirme en artista, no sólo en fotógrafo. Pero la pintura estaba ya muy pasada de moda, así que vislumbré que la fotografía —como arte contemporáneo y conceptual— era a lo que yo debería dedicarme desde ese momento».

En cada una de las fotografías de su afamada serie Paisajes marinos (1980), el artista capta «el agua y el aire. Sustancias tan comunes que a duras penas atraen la atención y que, sin embargo, nos otorgan la existencia». Describe: «Misterio de misterios, el agua y el aire están ahí, delante de nosotros en el mar. Cada vez que lo veo tengo la sensación de seguridad, como si visitara mi hogar ancestral; me embarco en un viaje de mirar».

Sus Paisajes marinos continúan hasta el día de hoy, ya que las series comienzan y no llegan a su fin: tienen antecedentes en sus intereses personales, salen a la luz y nunca abandonan a Sugimoto, un artista puro, auténtico, cuya obra está enraizada en su propia experiencia y su curiosidad en el mundo y sus infinitos misterios.

En las fotografías de esta serie aparecen las franjas del agua y el cielo, que el espectador contempla desde el punto de vista del artista y su cámara de gran formato. Los ojos del ser humano y de la máquina captaron con toda la paciencia esos objetos naturales, y ahora esa paciencia se transmite a nuestros ojos, que se adentran en la imagen y nos envían profundos mensajes, interpretaciones y sensaciones.

Algunos críticos han llamado a estas imágenes, a pesar de su origen material, «abstractas», y Sugimoto reconoce que su labor es convertir «lo material en abstracto a través de su arte». El mar y el agua existen; el cielo, las nubes y la neblina existen; el aire existe, y él los retiene en sus fotografías, como tesoros hallados en un paseo: la luz sobre ellos, la superficie, su textura, el tiempo, la memoria.

Opticks 069, 2018 Impresión cromogénica
Imagen: 47 x 47 pulgadas (119.4 x 119.4 cm)
Cortesía del artista y de Marian Goodman Gallery
© Hiroshi Sugimoto

Se nota que en Opticks, su serie más reciente, comenzada en 2018, la estética es similar a la de los paisajes: la línea horizontal, las gradaciones de tonos, de luz. Sugimoto explica a la revista Numéro que una serie lleva a la otra, «los Paisajes marinos son vistas de la Tierra, observaciones del agua, la luz y la atmósfera de este planeta. Opticks explora la física de la luz y podría, de manera concebible, ser hecha en otros planetas». 

El artista asegura que sus observaciones del color comenzaron hace más de trescientos años con Isaac Newton, quien publicó su libro Opticks (Óptica) en 1704. «Fue la primera vez que alguien estudió la naturaleza de la luz. Newton, el científico que más respeto, me guía como fotógrafo porque la fotografía es una herramienta para controlar la luz y el tiempo», define en WSJ.

En su sitio oficial da explicaciones sobre su serie Opticks: «Han pasado ya quince años desde que comencé a recrear el experimento del prisma de Newton. Cada año, cuando se acerca el invierno, la salida del sol se acerca cada vez más al lado más frontal del prisma. Viajando a través del frío aire invernal, la luz se divide, luego es llevada a la oscurecida cámara de observación, donde se proyecta en la pared de yeso blanco a un tamaño exagerado».

Continúa: «La profundidad de la gradación del color es abrumadora. Tengo la sensación de que puedo ver partículas de luz, y que cada una de esas partículas individuales es un color sutilmente diferente al siguiente. Del rojo al amarillo, del amarillo al verde, del verde al azul: los colores proyectados contienen una infinidad de tonos y cambian a cada momento. Me sumerjo en el color. Particularmente cuando los colores se desvanecen y se funden en la oscuridad, la gradación parece fundirse en el misterio puro».

Opticks 094, 2018. Impresión cromogénica
Imagen: 47 x 47 pulgadas (119.4 x 119.4 cm)
Cortesía del artista y de Marian Goodman Gallery
© Hiroshi Sugimoto

Sugimoto comprendió «que podía capturar esas finas partículas de color dentro del marco cuadrado de una fotografía Polaroid. Después de años de experimentación, me las arreglé para crear una superficie de color que fuera suficientemente expansiva para perderme en el color. Con la luz como mi pigmento, creo que exitosamente creé un nuevo tipo de pintura».

Víctor Ortiz Partida

Opticks 151, 2018. Impresión cromogénica
Imagen: 47 x 47 pulgadas (119.4 x 119.4 cm)
Cortesía del artista y de Marian Goodman Gallery
© Hiroshi Sugimoto

Hiroshi Sugimoto (Tokio, 1948). Desde los años setenta su trabajo primordial ha sido la fotografía. Eventualmente ha incursionado en artes escénicas, arquitectura y escultura. Colecciona arte y documentos históricos. Obras suyas forman parte de las colecciones de instituciones como el Museo Metropolitano de Arte y el Museo de Arte Moderno, de Nueva York; la Galería Nacional de Arte, de Washington, y la Galería Tate, de Londres, entre muchas otras. Los premios más recientes que ha recibido son la Medalla Centenaria de la Sociedad Fotográfica Real, de Londres, y la Medalla de Honor en Fotografía del Club Nacional de las Artes, de Nueva York. En 2020 inauguró su exposición Post Vitam en el Museo de Arte kyocera de la ciudad de Kioto, Japón.

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