Octophidio / Claudia Stephany Beltrán Varela

Preparatoria de Tonalá

El octophidio es una criatura extraña, muy parecida a un pulpo, pero en vez de tentáculos tiene ocho serpientes, de ahí su nombre “octo-”, de octópodo, y “-phidio”, de ophidia (serpiente). Su piel es escamosa y húmeda, posee nueve pares de ojos, uno en cada una de sus serpientes y otro en la parte superior de su cuerpo; estos dos últimos ojos sólo funcionan bajo el agua. En cada serpiente tiene también un par de colmillos, con los que inyecta veneno a sus víctimas. Este veneno sólo las anestesia para luego poder devorarlas. En la parte inferior de su cuerpo tiene unas enormes fauces con dientes muy afilados para triturar perfectamente su alimento.
Su origen fue accidental, cuando los huevos de una serpiente fueron capturados por un pulpo hembra, que al parecer los incubó hasta que eclosionaron, nació el octophidio.
No se tiene certeza del número de octophidios que hay en el mundo, pero  se puede afirmar que son muy pocos, el único lugar en donde han sido vistos es en el océano Atlántico cerca de África.
A pesar de medir escasamente ochenta centímetros, es considerado altamente peligroso pues aunque su veneno no es mortal tiene la fuerza suficiente para sujetar a su presa hasta fracturarle los huesos por completo. Se alimenta de carne y se ha sabido de varios ataques a humanos; puede habitar en cualquier ecosistema, aunque su favorito es el acuático, pocas veces se le ha visto en tierra.
Aunque el octophidio puede ser muy peligroso, también tiene muchas propiedades curativas: tan sólo unas gotas de su sangre pueden hacer que un ciego de nacimiento vea; un poco de su veneno en combinación con algunas hierbas puede curar por completo úlceras gástricas; y el aceite de su corazón regenera la piel hasta cuatro veces más rápido de lo normal.
Cuenta la leyenda que quien llegue a matar a una de estas criaturas tendrá dominio sobre los animales del océano. El octophidio llega a vivir hasta trescientos años y la única manera de que muera es enterrándole una lanza con un diamante en la punta, siempre que atraviese uno de los ojos de las serpientes.

 

 

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