No hay problema, que tenga buen día

Paola Pivi

La imagen que tengo en la cabeza, aunque
seatannítida, noessuficiente. Debeanclarse
en lo real, atravesar el espacio, impregnarlo,
y dejar en él una huella indeleble. Ésa es la
razón por la cual mis trabajos no pueden
concebirse en imágenes de síntesis.

Paola Pivi

Galletas
(galletas,
36.5 x 40 x 45 cm, 1996.
Fotografía: Studio blu)

Paola Pivi desplaza experiencias sumamente familiares y las muestra bajo una nueva luz. El resultado final es siempre sorprendente y revela ya sea un nuevo punto de vista de las cosas o una adoración poética de las mismas, algo que, extrañamente, se siente muy natural, aunque sea por completo absurdo. Hay casi siempre una cualidad de simplicidad, unidad y revelación en cada una de sus piezas.

Yo también soy un arco iris (listones, acero,
196 x 82 x 80 cm, 2004.
Fotografía: Hugo Glendinning)

Paola Pivi desplaza experiencias sumamente familiares y las muestra bajo una nueva luz. El resultado final es siempre sorprendente y revela ya sea un nuevo punto de vista de las cosas o una adoración poética de las mismas, algo que, extrañamente, se siente muy natural, aunque sea por completo absurdo. Hay casi siempre una cualidad de simplicidad, unidad y revelación en cada una de sus piezas.

Sin título
(performance,
800 x 800 cm, 2002.
Fotografía: Hugo Glendinning)
Por fin tengo una casa (madera, sillitas Museo Vitra,
bombillas, almejas, 98 x 73 x 39 cm,
2006)

Un leopardo vivo que un mago alemán le prestó a Paola Pivi merodeó por la Kunsthalle Basel entre tres mil tazas de capuchino. El público no tuvo acceso a este performance, pero sí pudo observar después el escenario en el que yacían los tres mil capuchinos de utilería (algunos volcados por el hermoso felino), así como las imágenes que documentaron la acción. El crítico Martin Herbet describió:

«Uno se imaginaba sus confusos pero elegantes movimientos. La confirmación de un fabuloso rumor: el animal se sentía mucho más real en su ausencia que en la extravagante ilusión expuesta».

Una taza de capuchino y me voy
(fotografía, aluminio, madera,
165.5 x 218.5 x 6 cm, 2007.
Fotografía: Hugo Glendinning)

Los líquidos caen vigorosamente, con ruidosa tur- bulencia, de los altos tubos de los nueve objetos hechos de acero pulido. Esta instalación irradia un enorme poderío. Paola Pivi es reconocida por crear proyectos a gran escala en los que resalta aspectos absurdos del mundo cotidiano, con lo que confronta al espectador con situaciones inesperadas y espectaculares.

Delights (Crema batida y otras delicias), de Herb Alpert and The Tijuana Brass; la leche con la que Kim Basinger se empapa en la película Nueve semanas y media; la mantequilla que Maria Schneider y Marlon Brando usan en El último tango en París… Middas Dekkers escribió: «El líquido más íntimo, del cual ningún mamífero se priva a lo largo de su existencia, es la leche. La leche se presta a la bestialidad. Las fronteras entre las especies son transgredidas millones de veces al día por medio de este inocente líquido».

Paola Pivi escribió sobre sus fotografías en las que los cocodrilos y el paisaje están embadurnados de crema: «Era crema batida, de la que se come en los postres…».

Vista de la exposición No hay problema, que tenga buen día.
Galerie Emmanuel Perrotin,
París, 2006.
 

Las obras de arte de Paola Pivi sitúan objetos bien conocidos en contextos inusuales, a los que, así, les confiere significados y funciones modificados. Pivi crea concepciones e ideas de estructuras que el espectador no vería normalmente. Lo espectacular se equilibra con una cierta noción romántica de la inversión de todas las cosas.

Sin título (pasto, madera, andamio, 500 x 700 x1250 cm, 2003.
Fotografía: Hugo Glendinning

Paola Pivi nació en Milán, en 1971, pero nunca vivió ahí. Estudió parcialmente varias carreras, entre ellas ingeniería química nuclear y arte. Cada dos años se cambia de casa. Actualmente vive en Alaska.

Helicóptero de cabeza en plaza pública
(helicóptero Westland Wessex, 450 x 250 x 2300 cm, 2006.
Fotografía: Hugo Glendinning)

La obra de Paola Pivi aparece en Luvina por cortesía de Galerie Emmanuel Perrotin, París y Miami (www.galerieperrotin.com), y de la propia artista.

Textos: selección y traducción de Víctor Ortiz Partida. Tomados de fuentes diversas, entre ellas la revista Frieze (Londres, número 106), la revista Bing (París, números 2, 3 y 5) y el sitio web de la galería alemana Portikus (www.portikus.de).

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