El cuerpo ineludible

Víctor Ortiz Partida

Ana de la Cueva: Mano de portero. Retrato de Jaime El Tubo Gómez
(hilo de polyseda sobre lino, bordado digital, 33 x 33 cm, 2008; fotografía de Rubén Orozco)

Los colores se difuminan en el papel. Del rojo sangre al rosa pálido; del azul cielo-de-mayo al azul- verde, al verdeoro, al amarillo. El negro de la tinta y el lápiz los acecha, los delimita parcialmente, los interconecta, los hace objetos autónomos que se mueven sobre el fondo claro. ¿Autónomos? Sí, eso parece, pero ¿cómo llegaron esos colores al papel? Kandinsky es el autor, él creó esta «Composición núm. 1».

Hasta en el cuadro abstracto por excelencia, el que se supone alejado de los remedos de la realidad del arte figurativo, hay una evocación, una presencia, así sea difusa, del cuerpo humano. En esta vibrante divagación de colores se advierte la mirada y la mano que la crearon. En el arte el cuerpo es ineludible.

Hasta la pintura más fría es expresión de la reali- dad humana, reminiscencia del ser, producto de la fuerza intelectual-física del artista.

Cabría preguntarse qué sucede cuando el artista se acerca en su creación al cuerpo humano deliberada- mente, cuando capta un cuerpo con su propio cuerpo, el movimiento vital con la acción de sus trazos.

Cinco propuestas contemporáneas de ese cuerpo a cuerpo propone Luvina en este número. En esta muestra colectiva de verano, las estrategias son distintas, pero tienen un hilo conductor: el acercamiento del artista a un cuerpo en acción, en marcha, en juego. Es evidente desde el primer momento que esos «objetos autónomos», los cuerpos en la pieza artística, fueron creados por un ser humano, pero las tácticas de aproximación van de lo glacial a lo candente: de un bordado digital que resalta la huella de una mano a la untuosidad del óleo que ahonda en la sexualidad de un cuerpo desnudo.

Las estrategias son distintas, pero tienen un hilo conductor:

el acercamiento del artista

a un cuerpo en acción, en marcha, en juego.

El portero se lanza a detener el balón que el delantero del equipo contrario pateó con fuerza desde fuera del área. El proyectil traza una línea entre los cuerpos de los jugadores de los dos equipos que luchan en el campo. El gol está cantado, pero la mano del portero —extremo de un cuerpo elástico, estirado— toca el balón y lo desvía lejos de la portería. El canto celebratorio del equipo contrario no se escucha en el estadio.

En esa mano heroica centró su mirada creadora Ana de la Cueva. El retrato de Jaime El Tubo Gómez, guardameta mítico del equipo campeonísimo de las Chivas de Guadalajara, es la huella de su mano bordada con hilo de seda sobre lino.

Usualmente, los retratos de De la Cueva se centran en las huellas de los pies, como es el caso de «Retrato de familia», en el que junto a las huellas de los padres y los hijos se incluyen los mapas de Nueva York y París, ciudades en las que se mueven, entre las que alternan su residencia.

Huella de la mano, huella del pie. La agilidad de los cuerpos retratados queda a merced de la imaginación del espectador. Esa agilidad está, de forma irónica, en un lugar central en el caso de las fotografías de Marcos García.

El cuerpo de una mujer robusta, distorsionado por el artista, entra en un estático movimiento, en un trance que, a la vez que afirma la acción (un cuerpo desnudo como el de los griegos en las antiguas ánforas), la niega, ya que se trata de un cuerpo pesado captado en una habitación decrépita, cerrada, con enseres de cocina: una tetera cuya pesada contundencia no podría permitir movimiento alguno, aunque la imagen indique que el cuerpo se dispone a iniciar una carrera; y un horno de microondas, que sirve como insuficiente base para el ejercicio, aunque las piernas hayan iniciado el vaivén.

El cuerpo de una mujer robusta, distorsionado por el artista, entra en un estático movimiento, en un trance que, a la vez que afirma la acción…

El movimiento atlético se cumple en las piezas de Víctor Hugo Macías a la manera de un sueño, de un recuerdo o de la observación alterada del testigo en el momento justo de la acción. En estas imágenes deshilachadas hay cuerpos protagonistas, corredores y atletas que, sin embargo, se regodean en su anonimato y flotan entre músculos y nubes de diversos colores, que en algunos momentos los cubren y parecen acompañarlos.

Los colores escogidos por Macías hacen referencia al agua, a los árboles, al fuego, a la luz: la naturaleza moviéndose a la par de la voluntad del ser humano.

El movimiento atlético se cumple

en las piezas de Víctor Hugo Macías

a la manera de un sueño, de un recuerdo o de la observación alterada del testigo en el momento justo de la acción.

¿Hacia dónde se mueven los cuerpos? ¿Cuál es el fin de su movimiento en el mundo? ¿Hacia dónde los lleva su accionar?


Ana de la Cueva. Artista tapatía. Vive entre Guadalajara y Nueva York. Mending Traces (Remendando huellas) fue su segunda exposición individual en Nueva York, donde expuso en el Museo de Arte y Diseño, y donde el Museo del Barrio compró su videoinstalación «Maquila» (2007).

Dos piezas del políptico Retrato de familia
(7 piezas; hilo de polyseda sobre lino, bordado digital,
33 x 33 cm c/u,
2007

Marcos García. Fotógrafo tapatío que expone individualmente desde 1995. Apariencia desnuda (en Casa Vallarta) es una de sus exposiciones más recientes. Compositor de música para danza. Autor del libro de fotografía De danza.

Dos piezas de la serie Actividades caseras
(fotografía digital,
2007)

Víctor Hugo Macías. Artista nacido en Monterrey, en 1976, y radicado en Guadalajara, en donde ha expuesto individualmente en la galería Haus der Kunst. En Monterrey expuso en la galería Alternativa Once.

Sergio Garval nació en Guadalajara, en 1968. Pintor, escultor, grabador. Tuvo su primera exposición individual en 1994. Una de las más recientes fue Habitantes, que visitó varios estados de México. Piezas suyas se han expuesto en Italia, España, Estados Unidos y Corea, entre otros países.

La cuerda II
(óleo sobre tela, 60 x 50 cm,
2006)

Carlos Maldonado nació en la Ciudad de México, en 1975, y radica en Guadalajara. Tiene diez exposiciones individuales; la más reciente se tituló Re-Volver. Forma parte de colectivos artísticos como la Organización e Investigación de la Gráfica Actual en México.

De estas interrogantes penden los clavadistas de Carlos Maldonado. Estos cuerpos sin rostro están suspendidos en el aire, su futuro está en suspenso, en un movimiento infinito que, sin embargo, pareciera tener fin, ya que de estos deportistas se espera que se deslicen en el aire con la ligereza de una pluma, hasta que la gravedad irremediablemente los atraiga al fondo.

¿Hacia dónde se mueven los cuerpos?

¿Cuál es el fin de su movimiento en el mundo?

¿Hacia dónde los lleva su accionar?

Esta acción detenida se experimenta también en los cuerpos pintados por Sergio Garval. Pero los cuerpos en la cuerda no son ligeros. El óleo se regodea en el lienzo: es superficie y superficie vuelta fondo, una ida y vuelta que densifica las imágenes, que se unta en la mirada del espectador, a la cual se le carga el peso de las figuras pero también, en una paradoja creativa, su levedad:

Los cuerpos están en el aire, como una moneda que va a caer y a decidir un destino. La vida de estos cuerpos está en la cuerda floja, literalmente. Se elevan hacia la parte alta de los cuadros, en un cielo revuelto que no admite ángeles, sino cuerpos con toda su sexualidad a cuestas. Son pesos flotantes en un aire en el que resisten gracias a una cuerda en la que se equilibran. Al verlos en su parcela de cielo surge la curiosidad de saber cómo llegaron ahí, cuál es el mecanismo de la voluntad que los sostiene.

Los cuerpos están en el aire, como una moneda que va a caer y a decidir un destino. La vida de estos cuerpos está en la cuerda floja, literalmente.

Cuando el artista se acerca deliberadamente al cuerpo humano en su creación, cuando comienza a captar el cuerpo con su propio cuerpo, el movimiento corporal vivo con la acción de sus trazos, inicia también un proceso de desdoblamiento, va apareciendo en la pieza que va creando, su cuerpo se va acercando a otro cuerpo hasta formar uno solo. El cuerpo retratado es el cuerpo del artista. El cuerpo en el arte es ineludible.

Víctor Ortiz Partida

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