Un libro enigmático
Este poemario ahonda en la pérdida amorosa, a través de cartas imaginadas en las que la poeta Idea Vilariño escribe a Juan Carlos Onetti, recreando su furtivo e intenso idilio. Las cartas están escritas en verso con un tono taciturno, desde la añoranza, cuando el tiempo ha dilapidado cualquier posibilidad de reencuentro. Desde un presente árido se van sucediendo los versos encabalgados, formando un laberinto donde la sequía abre surcos en los recuerdos: «vuelvo al hogar ardiente/ que nunca tuvimos/ al nido de cartas quemadas/ donde pájaros de vidrio/ son agujas lóbregas/ que cosen tu recuerdo/ vuelvo al hotel que convalece/ allá mis zapatos la angustia»
Ensayos concretos
La pareja extensión de la mayor parte de las piezas avisa: el oficio de Jesús Silva-Herzog Márquez se ciñe a los espacios de la prensa, y esa limitante formal es, sin embargo, compensada por el modo en que el autor inflitra ahí asuntos que rara vez proceden de la actualidad noticiosa —lo cual es una fortuna para sus lectores. Ensayismo de saberes ricamente diversos, el que aquí se ejerce dispone de un estilo caracterizado por una voluntad de concreción que vehicula de modo muy particular la libertad del género. No está ausente la ironía, aunque su presencia es más bien discreta; a cambio, hay un cierto talante profesoral, diríase, que funciona gracias a la brevedad. Y también hay una muy estimable lucidez
Tras los pasos de Jorge
Es comprensible que, con sus absurdos incontables, la realidad mexicana impulse a emular a quien fue uno de sus mejores lectores —el único consuelo a la mano al admitir que no va a resucitar Jorge Ibargüengoitia es que esa forma suya de leer y de interpretar el disparate nacional cunda como actitud ejemplar entre quienes hoy contemplan esa realidad y se proponen decir algo acerca de ella. Este volumen reúne a veinte autores que quieren inscribirse en la estela de Ibargüengoitia. No todos lo consiguen, hay que decirlo: los criterios que debió tener esta convocatoria son misteriosos, y ni modo. Pero quienes sí lo hacen permiten confiar en que el influjo del guanajuatense sigue vigente, lo cual está muy bien
El sentido del arte
Inmersión profunda en una vida, la exhaustiva semblanza que Leila Guerriero ha hecho de Bruno Leonardo Gelber seguramente contará como uno de los hitos en la obra de quien posee la escritura que mejor escudriña el presente latinoamericano. Es el examen de las razones de que pueda existir alguien como el artista que, tras haber rendido a sus pies al público de las principales salas de conciertos del mundo, sigue arreglándoselas para llevar una existencia prodigiosa en el apartamento que habita en el barrio del Once, en Buenos Aires. Pero también es una apasionada búsqueda del sentido que tiene el arte para el mundo, y la lectura es un absoluto deleite —sólo comparable, quizás, al placer de oír a Gelber al piano
Idioma e imaginación
Es posible que, tras leer por primera vez a Yuri Herrera, una de las razones principales para seguir leyéndolo (y eso, seguir leyéndolo, se habrá vuelto ya una necesidad) sea la certeza de que invariablemente se estará presenciando una refundación del idioma: se trata de una escritura que transcurre como una sucesión de descubrimientos de posibilidades inéditas del español. Pero, además de esa razón —y esto se demuestra en este volumen de cuentos—, también están las preocupaciones que deciden las historias y liberan o modulan la imaginación: una suerte de obstinación literaria que prohíja una obra en la que la procuración de lo insospechado es el combustible de una poética deslumbrante
Sumergida en su ficción
S. H. es Siri Hustvedt, la escritora estadounidense, real, viva, que firma Recuerdos del futuro. También es la narradora de esta novela que, a los 61 años, en 2016, encuentra el diario que su yo de 23 años llevó a partir de su llegada a Nueva York, en agosto de 1978. La madura S. H. comenta las aventuras de la inmadura S. H., y ése es el corazón memorioso de la novela. El Quijote está presente desde las primeras páginas de Recuerdos del futuro, pero su influencia resplandece cuando la joven S. H. inventa, en torno a su vecina sufriente, una ficción en la que, sin quererlo, pero afortunadamente, se ve inmersa. Este hecho logra que Siri Hustvedt, la escritora real, viva, se convierta en una brillante heredera de Cervantes