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Una gran carpa

Como una gran carpa se extiende ante los sentidos del lector el poemario Zarpa el circo. Los versos de Coral Bracho se entrelazan —luces y sombras— para darle a la música de las palabras la plasticidad que las vuelve imágenes de tensión y regocijo verbal. Por su parte, Vicente Rojo logra conjugar con colores cálidos y fríos formas geométricas pero antagónicas que, unidas, dan cuenta de malabares, magia, abismos, trapecios, rotación de emociones y delirios. Zarpa el circo trae consigo el ritmo originario de esa tramoya nómada que en un abrir y cerrar de ojos se iza ante la humanidad y ofrece el espectáculo. La poesía de Bracho se vuelve aliento, andamio, red y arraigo, mientras las formas de Rojo transmutan el espacio en agua, fuego, rugido, quiebros de luz y estridencia de risas y llantos. El poemario conduce al lector al espacio cambiante del circo, donde reina lo improbable para conquistar el equilibrio perfecto.
Zarpa el circo, de Coral Bracho y Vicente Rojo. Ediciones Era / El Colegio Nacional, México, 2015.

Futuro en el pasado
Marie es custodio en la National Gallery de Londres. Es joven y pertenece a una generación que en apariencia no tiene futuro. En el caso de Marie, que es la protagonista de la novela Desgarrado, de Chloe Aridjis, el futuro se le abre en realidad en el pasado, al custodiar el arte heredado a lo largo de los siglos que luce ahora en las salas del museo. «Nos llaman guardias, vigilantes, celadores, encargados de sala, asistentes de galería», dice Marie. Su trabajo es su destino, y en la plena modernidad de Londres las anclas históricas la llevan a tener experiencias vitales ligadas con el pasado y con su labor diaria. El ataque de una sufragista a La Venus del espejo, de Velázquez, narrado en las primeras páginas, da peso a una obsesión que se riega en anécdotas y reflexiones a lo largo de la novela y lleva a caminos de oscuridad, pero también de redención.
Desgarrado, de Chloe Aridjis. Fondo de Cultura Económica, México, 2015.

Explicaciones
Sobre la noche del 26 de septiembre de 2014 en Iguala, Guerrero, hay una profusión de versiones cuyo efecto más pernicioso es que vaya clausurando la posibilidad de alcanzar alguna explicación. Al tanto de ese peligro, Sergio González Rodríguez se propuso ensayar una comprensión amplia de la historia que condujo hasta esa atrocidad, a partir del examen de fenómenos clave que han corrido por debajo de las figuraciones de la realidad administradas por los medios y aprovechadas por los poderes en juego (el Estado y sus contrapesos, especialmente las diversas formas de insurgencia que operan en el país y el crimen organizado). Y el resultado es este libro necesario para reflexionar sobre el presente mexicano.
Los 43 de Iguala, de Sergio González Rodríguez. Anagrama, México, 2015.

 

Cine literario
Vidas rebeldes es un texto que cruza fronteras. El dramaturgo Arthur Miller (Nueva York, 1915-2005) explica, en una nota al comienzo del libro, que «se trata de una obra con una forma inhabitual: no es novela, ni obra de teatro, ni guión de cine». Lo que se puede decir es que sí es una pieza literaria o, para proponer una rica discusión, que por lo menos se puede leer como si se tratara, al mismo, tiempo, de una novela, una obra de teatro y un guión de cine, es decir, un relato creado para la posmodernidad, aunque el autor sólo pensara en él como «una historia concebida para el cine» que tendría a Marilyn Monroe, Clark Gable y Montgomery Clift como protagonistas, nada menos. Vidas rebeldes (The Misfits es su título en inglés) narra la llegada de Roslyn a Reno, «la capital mundial del divorcio», y su permanencia en el lugar por razones amorosas.

Vidas rebeldes, de Arthur Miller. Tusquets, México, 2015.

 

Una identidad
La nostalgia es la conciencia de la atención que debimos prestar al presente que atravesábamos. Gabriel Bernal Granados ha escrito este libro con una tenaz voluntad de resolver dicha conciencia mediante la fabricación poética de lo recordado, sabedor de que no hay memoria que no sea posible únicamente mediante la invención. Aviniéndose a que la narración haga sus propios hallazgos y los aproveche en beneficio de la lectura, la voz que cuenta en estas páginas consiste, también, en la formulación de una identidad: la de un muchacho que descubre el mundo, nada menos, y el sitio que ocupa en él: en la ciudad que habita, en el lenguaje que, pasados los años, nos deparará estas evocaciones entrañables.

Murallas, de Gabriel Bernal Granados. Conaculta, México, 2015.

 

Una escritura
Lo que hay en este libro es una escritura que da cuenta de sí misma en el reconocimiento de sus fuentes, en las geografías de sus exploraciones, en la posibilidad o la imposibilidad de sus alcances, en la reflexión sobre sus razones y sus fines y en la mostración de sus descubrimientos —principalmente el descubrimiento de quien se encuentra a cargo de dicha escritura, la autora cuya prosa vehicula de modos a menudo asombrosos las lecturas, las impresiones de los sentidos, las intuiciones y las cavilaciones que sólo en las palabras elegidas, y en los modos en que se dispusieron, habrían podido tomar forma. Es una escritura que dice algo que le importa, y que nos importa, irresistiblemente.

Barrio Verbo, de Ingrid Solana. Fondo Editorial Tierra Adentro, México, 2014.

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