Cuando era una joven graduada de la escuela comercial, vivía en las colinas de Ahyeon-dong rodeada de insectos de grandes y largas antenas, era una huérfana; aunque no realmente una huérfana, trabajaba de vendedora para ganar la renta mensual, la ración mensual de arroz, y por eso vendía mi juventud. Mi juventud como una flor; ¿quién dice que estaba triste? Al encontrarme con mis amigos de la escuela tartamudeaba, no era la pobreza lo que me evitaba ir a la escuela, era una huérfana aunque en realidad no una huérfana. También tartamudeaba cuando los insectos, con sus largas antenas, salían del clóset tan pequeño como un bikini, oo-oooh-, los domingos comía un tazón de salchicha en el mercado de Ahyeon, nadie me preguntaba porque siempre estaba sola, porque siempre iba sola, y yo comía entre un silencio agradecido, una huérfana aunque en realidad no una huérfana.
Cuando era una joven graduada de la escuela comercial, trabajaba en un alto, alto edificio y pasaba mi juventud en flor dándome cuenta de que no era yo la que era alta, pero, ¿quién dice que estaba amargada? En la oscura recámara los insectos con sus largas, largas antenas prosperaban, se escurrían entre espacios ciegos, de maneras no diferente de las mías, eran mi familia pero en realidad no eran mi familia. Mis ojos parpadeaban mientras encendía el carbón y pensaba en la desaparición de la moda setentera mientras los humos invisibles del carbón subían; sin embargo las antenas de los insectos seguían haciendo cloc cloc sobre mi frente, ooh-oooh- eran mi familia pero en realidad no eran mi familia, mi juventud en flor sabía a insectos. En una vieja librería de Ayheon conocí a un hombre que una vez se levantó convertido en insecto, golpe de suerte de una sola vez en la vida, ahora he formado una verdadera familia con los insectos con sus largas, largas antenas ooh-oooh- mira cómo tecleo mis mentiras telegráficas, tap tap, ¡mis mentiras de poema!
Eclipse
Ella está de pie, bajo la sombra de un hombre, con su dolor solitario como rollos de papiro, con sus secretas epístolas, ¿acaso éstas lloran, acaso confiesan su soledad, se encuentran solitarias como la música de Piazzola, están tristes como la sombra del árbol de espino en flor o quizás no, o eso es todo? Bajo la sombra del hombre que no tiene ojos, nariz ni boca, ella está de pie murmurando, como si estuviera cortando una manzana, digamos que el amor es sólo amor, ella corta los ojos del hombre, su nariz, su boca, festeja, luego sonriente escupe al hombre como a una negra semilla de manzana.
Versiones del inglés de Rocío Cerón, en colaboración con José Springer