Martes / Patrí­cia Portela Dias

…escribo esta carta sólo para guardarla en el pecho
como si fuera una carta que usted me escribiera
en vez de escribirme a mí misma.
Maria José

 

En verdad, necesito vacaciones… Hace siete años que no salgo del país, que no paso un fin de semana fuera de casa, siempre el trabajo, siempre el trabajo… nunca tengo tiempo para nada… El año pasado casi fui a Escocia. Iba ahí para celebrar mis cuarenta años, quería hacer algo distintivo para celebrar la fecha, iba en busca de mis raíces, tengo un bisabuelo escocés que nunca conocí. Era un sueño que yo tenía, ir a Escocia con Ivo, íbamos los dos en auto, cruzábamos el canal, tomábamos un ferry, y después otro, íbamos juntos, e Ivo también tenía alguna relación con Escocia, hablábamos los dos inglés, e íbamos juntos, en el verano ya todo estaba arreglado, llegábamos allí el 15 de agosto, el día de mi cumpleaños, habíamos organizado todo, los mapas de los sitios, los lugares donde dormiríamos, el itinerario de las ciudades y pueblos que íbamos a visitar, el lugar donde estaba el restaurante de mi bisabuelo, preparamos todo un año antes, pero después, en mayo, Ivo terminó conmigo después de doce años juntos, salió de casa, dijo que estaba confundido y que no podía decidirse y que por eso se iba. Nunca más lo vi. Me quedé en tal estado que ya ni tenía sentido ir a Escocia en agosto, conocer mis raíces, cumplir cuarenta años, así, sola, sin nadie más… sé que debía haber ido pero el dinero nunca llega y ahora ir así para gastar una fortuna sola… no me pareció buena idea… ¿y para qué llegar allí y hacer qué, sin Ivo? Guillermo todavía me retó a ir a Creta, tenemos unos amigos que viven allá hace unos años, y Creta siempre fue mi sueño, Creta, Grecia, íbamos juntos, nos quedábamos en casa de Juan, al Tó también lo tenía ahí, todos solteros o divorciados, todos sin hijos, y yo llevaba una carpa para que acampásemos en el Olimpo, yo releía Zorba o la Odisea, bebíamos sólo vino local y hablábamos sólo de cine, rehacía la vida en las vacaciones, pasábamos los días tomando la foto perfecta y paseando en laberintos, pero después Tó estaba en contra de las compañía aéreas low cost, y pese a que conseguí pasajes a última hora con tres escalas en Aegeanair por un precio razonable cuando Guillermo me dijo que se rehusaba a volar por causa de las emisiones de co2. Aún hicimos cuentas y hasta servía para dividir los costos si fuéramos en auto, pero Tó se marea viajando en auto y tenía poco tiempo para irse de vacaciones, por eso tenía que ir en avión y, para ir en carro, sólo nosotros dos, salía tres veces el precio de un viaje de ida y vuelta sólo para llegar ahí. Antes quería ir a Escocia, pero para ir a Escocia no tenía compañía y, como había terminado un asunto laboral que estaba pendiente hacía más de un año, terminé pasando las vacaciones en casa, pero trabajando aún pensé en tomar vacaciones éste u otro fin de semana, aunque fuera sólo para arreglar la casa hasta fines de año, pero ya sabes cómo es, siempre es complicado tomar sólo tres días de descanso para que después haya mal tiempo, y luego no se puede hacer nada útil en el jardín, después una persona despierta tarde y se da cuenta de que perdió el día, después la frustración que se acumula el domingo por la noche por no haber aprovechado el fin de semana como debería y encima percatarse, demasiado tarde, de que no hay comida en casa y que todo ya está cerrado y que ahora está llamando para pedir una pizza, pero yo tampoco puedo pasar los días comiendo pizza, prometí hacer dieta, y acabo de hacer espaguetis con una salsa improvisada con lo poco que tengo en casa y bebiendo un litro de cerveza sola y viendo una película en la televisión y, a la mitad de ella, me doy cuenta de que ya la había visto, pero no tengo fuerzas para cambiar de canal… pero de veras necesito vacaciones… Si no descanso, no sé si llego entera al final de este año.
Este verano estuve a punto de ir a Islandia. Tuve una oportunidad única, me enamoré de un hombre que iba de vacaciones con su hijo a Islandia una semana después de conocernos. Confieso que casi me da la locura y compro un pasaje de avión, incluso llegué a pensar en tomar vacaciones a mitad de mes, así, sin más ni más, tuve hasta el atrevimiento de gastar, ni siquiera había que usar días de vacaciones y esa semana incluso tenía dos feriados por lo menos, y hasta el museo donde trabajo hacía puente en uno de ellos y yo había terminado el informe anual, que es lo que me quita más tiempo y que me genera más tensión en la oficina, y además podía salir de vacaciones sin preguntárselo a nadie, soy mi propia jefa en mi departamento, bastaba con llenar el formulario y sellarlo, y hasta era un período tranquilo en el museo, no había ninguna exposición prevista en esos días, incluso el edificio estaba en obras, y había sido perfecto, él hasta tenía un sitio para nosotros, e Islandia era el país de mis sueños, ahí no tengo a nadie ni sé nada de Islandia, pero siempre quise ir ahí, no me pareció correcto tomar una decisión tan irreflexiva, hace quince años que trabajo en ese departamento y nunca hice nada sin pensarlo dos veces o sopesarlo muy bien ni nunca dejé nada por hacer.
Lo pensé mejor y llegué a la conclusión de que era preferible no ir a Islandia, no podía ser tan impulsiva, aunque ahora había conocido a José e iba a conocer a su familia, pasar una semana con su hijo, al que por casualidad yo le había gustado desde un inicio, y si después todo salía mal, ¿qué pasaba? ¿Echo pronto por tierra este amor sin siquiera haber tenido la oportunidad de conocernos un poco mejor en nuestro hábitat natural? No, no puede ser, sin duda tendremos otra oportunidad de ir juntos a Islandia. José todavía insistió conmigo cuando le dije que había decidido quedarme en casa, me dijo que le gustaría mucho que yo fuera con él, pero su insistencia me causó más dudas, en cierto momento se sentía obligado a llevarme con él porque me conoció ahora, y yo no quiero crear ese tipo de relación, nos conocemos hace una semana y ya tenemos que hacer todo juntos, es mejor tener calma, hace un año salí de una relación, él también, de hecho aún no tenemos tanto espacio libre el uno para el otro cuanto más para Islandia… aunque sea un país pequeñito, con pocos habitantes y con los paisajes y los caballos más raros del planeta… Pero estoy cansada… estoy de veras agotada, y me siento sin energías para continuar la vida que llevo. Hace siete años que no tengo vacaciones, ¿cómo es posible? Y ahora…
No sé, creo que algo tiene que cambiar, quizá mejor debía ir de vacaciones sola, pero de irme tenía que ser a un lugar lejano, incluso a uno muy lejano, sí, pues, al sur, podía ser en barco, en avión, en tren, da lo mismo, mira, ¿y si hiciera la Ruta de la Seda? Dejaría todo y partiría, llevando sólo un maletita y tres libros e iría de un lugar a otro del mundo, a un sitio que nunca me había pasado por la cabeza… Me gustaba la idea de ir al Pacífico, y emplear mucho tiempo hasta llegar ahí, hacer uno de esos viajes en barco, a vela, que da para muchos años y muchos mareos, uno de esos viajes que siempre quise hacer y que no hice porque Ivo siempre se mareaba en barco, siempre tuvo vértigo y claustrofobia, es eso, voy a hacer el viaje que nunca hice y que nunca quise hacer, lleno de peligros y experiencias radicales, comprar un billete sin regreso en un barco con el destino más oriental posible y pasar días y días en medio del mar, en medio de la nada, al sabor del viento, sin horizontes ni planes, al ritmo de las olas y de las tempestades tropicales… Justo eso. Me hace falta una tempestad, hasta me imagino en medio de ella, y debajo de mí, volcanes subacuáticos, epicentros de posibles terremotos, potenciales tsunamis… Necesito el choque con el clima, con las personas, con los olores, con las culturas, con la violencia de las catástrofes naturales… y vivir constantemente aturdida, con pánico frente a un posible ataque y piratas para olvidarme de los que tengo siempre que hago una presentación en Powerpoint.
Bueno, bueno, sería recorrer toda la costa oriental en barco, hasta Shanghái, eso, sí, ir a Shanghái, a unos cinco mil kilómetros de la Gran Muralla, a cinco horas de avión desde Victoria's Peak en Hong Kong, a quinientos kilómetros de distancia de un crucero en el río Yang Tse, entre el río Wang y el río Chang, ir a China… sí, eso.
Ver los últimos pandas, las grutas llenas de estalactitas y estalagmitas, los bosques de bambú, el ejército de terracota, las cataratas… sí, eso, podría hacer el viaje más largo en tren, leí en un periódico que si tomo un tren regional en Lagos a las 17:05 a Túnez, en Túnez cambiar al tren interciudades hasta Lisboa-Oriente, llego a las 21:26 y enseguida tomo el Sud a Francia vía Hendaya, llego a Francia a eso de las once del día siguiente, después agarro un tgv a París, y de París voy a Colonia, de Colonia a Varsovia y de Varsovia a Moscú vía Minsk; en Moscú espero dieciocho horas con veinticinco minutos, lo leí en un sitio, da tiempo para visitar el Kremlin y regresar, y es ahí donde tomo el famoso Transiberiano, que toma seis días hasta Pekín, y si quisiera ir hasta Ho Chi Minh, serían trescientas treinta y cuatro horas en tren hasta Vietnam.
Pero ahora estaba pensando, ir a Shanghái, en China, podría ser el gran plan… Pero el problema es que para ir en verdad a China, si quisiera sacar partido de ese viaje, tengo que aprender a hablar chino. No tiene sentido desplazarme hasta un lugar tan lejano y después sólo poder viajar por los caminos turísticos donde hablan inglés o francés y no tener la oportunidad de ver la China real y profunda; ya he investigado unos cuantos cursos en línea y si me dedico durante un año y medio a estudiar mandarín dos veces por semana y sigo dos cursos intensivos, uno en diciembre, uno en el verano, en dos años podré leer novelas ligeras, diarios y otros documentos con relativa facilidad y usar la lengua en la vida diaria. «No voy a poder entender la poesía de Tang ni leer los escritos originales de Mencius», decía el sitio, pero para viajar con algún grado de libertad pienso que sirve, y ni siquiera me gusta mucho la poesía. Lo mejor era combinar las vacaciones con algún trabajo o alguna investigación que yo pudiera hacer en China para el museo donde trabajo, siempre es bueno un contacto con los locales a través de un amigo que esté viviendo en el país que se quiere visitar, para hacer la estancia más atractiva, colorida, por ciertos detalles de la vida cotidiana que un turista normal no puede vivir cuando se apunta a una excursión o cuando no habla la lengua. Pero si quiero hacer un viaje que de hecho valga la pena y que me marque para el resto de la vida, tengo que escoger de antemano cuál es la zona del territorio chino que deseo visitar, para aprender mandarín o cantonés, incluso porque el mandarín se aprende en cualquier lado pero el cantonés no es lengua oficial y sólo con clases privadas, tal vez en la misión de Macao pueda conseguir a alguien, o aun, quién sabe, llegar a China vía Macao, tal vez hasta sea una buena idea, comienzo el viaje en una zona que ya era portuguesa, la arquitectura es reconocible, venden pasteles de crema y croquetas y así una persona no sufre pronto un embate cuando llega, se va desde Portugal hasta el antiguo imperio británico y sólo después de haber practicado algunas palabras y algunas expresiones con algunos locales, paso a la verdadera China.
Sí, eso de ir a China no es poca cosa, y yo sólo quería ir de vacaciones, para mí podría ser un sitio cualquiera, pero si empiezo a estudiar la lengua después tengo que seguir hasta el final, también porque después no es solamente la lengua, hay que planificar muy bien un viaje de ésos para no ir en un momento equivocado, por ejemplo, si quisiera aprender cantonés e ir al sur de China, tengo que tener en cuenta el monzón, entre octubre y marzo, y los vientos que llegan desde las mesetas de Mongolia, atraviesan Siberia y pierden fuerza a medida que se acercan al sur, provocando un invierno seco y frío con variaciones térmicas de casi cuarenta grados centígrados entre el Norte y el Sur de China, es verdaderamente fundamental no elegir una época equivocada para ir a China, una persona puede constiparse, o peor, coger una neumonía atípica, o una bronquitis, que es mucho peor, y además de todo eso, todos me dicen que el mejor momento para ir a China es en otoño, pero justo entonces no puedo salir de vacaciones, siempre tengo inmenso trabajo, es inicio de la nueva temporada, además he leído en una revista especializada en viajes alternativos que hay que tener en cuenta las plagas de insectos, que son muy frecuentes en China, y es por esas y por otras razones que es conveniente ponerse unas vacunas de cuatro a seis semanas antes del viaje, al menos las vacunas contra la rabia y la profilaxis contra la malaria, que son las más importantes pero también son las que dan más efectos secundarios, cansancio, dolores de cabeza, vómitos, diarrea, y si empiezo a tomar todos esos medicamentos un mes y medio antes y si después no puedo ir a trabajar va a ser un problema, no puedo terminar lo que tengo que hacer antes de partir ya que a mí nadie me sustituye en el empleo cuando me voy de vacaciones, y si me pongo a conseguir todas las otras vacunas que me faltan para tener todo al día y para estar prevenida como me gusta siempre estar en todas las ocasiones, aun tengo que llevar la vacuna contra el cólera, la difteria, el tétanos, la hepatitis a, b, la japonesa, y también precaverme contra la encefalitis, la poliomielitis, la gripe atípica, la gripe aviar, que ya no está muy de moda, ya no se habla mucho de esa gripe pero fue ahí donde empezó todo, y nunca se debe creer solamente en los medios, y además contra la rubéola que nunca tuve, contra la meningitis que ya tiene una vacuna, contra la fiebre amarilla y contra la fiebre aftosa, nadie contrae una en estos tiempos, pero también es muy importante, y según mis cálculos voy a perder una semana de trabajo sólo en tiempo libre para poder lidiar con tanta inyección, primero porque nunca se puede reservar todas las consultas necesarias en el mismo sitio, cada una es en un hospital diferente de la ciudad, después porque nunca se puede reservar todas para el mismo día o si logramos reservar dos o tres en el mismo día son siempre a horas diferentes, cada médico tiene su calendario, y lo peor de todo es que tengo miedo a las agujas, y también tengo la tendencia a generar alergias contra todo tipo de medicamentos que tomo, ya sea por vía oral o cutánea, y es por eso que cuento siempre con uno o dos días para descansar y para ir a la farmacia a comprar los antibióticos que me prescriben en las consultas médicas, ah, y hablando de farmacias, tampoco me puedo olvidar de llevar algo contra el herpes labial. Y si eso fuera todo, yo creo que iría a China este año, aunque todavía hay la cuestión de la visa, y si quiero tener la oportunidad de decidir en cualquier momento de las vacaciones que el viaje dure más de noventa días, necesito una visa de larga duración, y no siempre es fácil obtener una visa de larga duración sólo para hacer turismo en esos países, pero en ese caso hasta puedo hacer como hizo un amigo mío, voy primero a Tailandia y en la embajada en Bangkok pido una visa para China. Después espero cinco días en la isla de Phuket mientras bebo cocteles, tomo unas clases de buceo que siempre soñé hacer y también baños de sol mientras leo sobre Marco Polo o sobre lo que los chinos piensan sobre lo que Slavoj Žižek piensa sobre China, un libro pequeñísimo pero muy denso y difícil de leer, y cuando reciba la visa, me dirijo a la primera agencia de viajes y reservo un vuelo directo en Cathay Pacific hasta Shanghái, y el problema se resuelve. Si alguna vez necesito renovar la visa, siempre puedo regresar a Bangkok, y consecuentemente a Phuket, y consecuentemente a la lectura en las playas y al buceo. Pero no es solamente la visa lo que hay que arreglar para ir a China, no se va a China así como así, sin saber a qué se va, siempre hay el problema de la adaptación real y práctica al país aunque se haya leído mucho sobre el tema, incluso si se ha tratado todo el papeleo necesario con la debida antelación, y sería una pena perder unos días de vacaciones sólo para que una persona se adapte a los hábitos, a las costumbres y a la alimentación en China, antes de partir a su descubrimiento propiamente dicho. Y yo estuve pensando seriamente en este viaje y creo que es mejor ir primero a Londres, a China Town, sólo para ver cómo es, sólo para tener la experiencia. Puedo ir un fin de semana y es una doble ventaja: no gastar días de vacaciones para acostumbrarme a China porque voy un fin de semana y los vuelos a Tailandia e incluso a China son más baratos desde Gran Bretaña, y creo que es muy importante ir primero a China Town de Londres sólo para ver cómo es, sólo para tener una sensación más palpable de lo que China puede ser, voy a comer comida china, con palillos, comprar té verde, incienso, ir al herbolario, hacer una sesión de acupuntura y otra de tai chi, otra de karate, estar en un taller sobre traducción de caligrafía… ir a China Town es un buen plan, hasta tiene un canal con un puente típico.
Estoy decidida a ir a China, hasta creo que este viaje le habría gustado a Ivo, sé que los tiempos no son los mejores, la vida está difícil e Ivo nunca regresará a mí, pero no me voy a desanimar, aunque los vuelos a Londres sean caros, siempre puedo ir a un restaurante chino que hay en la plaza Martim Moniz y que, ya me lo han dicho, es el mejor de Lisboa, y ya empiezo a entrenar como si estuviera en China y pido todas las especialidades de la casa: chop suey con calamares, pollo con almendras, cerdo agridulce, manzana passi y al final de todo me ofrecen un aguardiente de rosas o de lagarto en una de esas copitas pequeñitas que sirven para ver allí adentro una mujer desnuda, con suerte también un hombre, y además me ofrecen un calendario con un imán para colocarlo en la nevera con doce fotos de diferentes ángulos de la Muralla China, una para cada mes, y con un buda que se puede raspar con una monedita en la esquina de la última página hasta que se ven unos números que pueden dar derecho a participar en un sorteo que ofrece un viaje a China.
 Y quizá tenga suerte …
Bueno, gracias por esta conversación, hace mucho que no me desahogaba así. Esta vez estoy realmente decidida a que no pase un año más sin ir de vacaciones. Pero hasta entonces, y porque hoy estoy cansada y ya no tengo fuerzas para ir a Martim Moniz a estas horas, también porque mañana tengo que levantarme temprano, pero voy aquí al chino de mi calle para comprar un take-away de chao min y alquilar unas películas de Bruce Lee, sólo para no decir que no he empezado a prepararme….

Traducción del portugués de Renato Sandoval Bacigalupo

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