Maestra / César Arístides

     tenía una maestra muy hermosa
     y su hija de mirada celestial era amapola en el abismo
     pero no lo suficiente para alejar mi angustia
     arrancar de mi banca el miedo y la desesperación
     jugué con mis compañeros futbol
     y las lágrimas hechas mugre en mi cara
     lloré frente a la severidad de la profesora
     y aunque mi madre aún no moría
     me sentí el pájaro más desolado
     las tardes eran lluvia gris clavos en los ojos
     y las tareas un salón oscuro de risas macabras
     no sabía de historia gramática ni algarabía
     ni que podía suicidarme o matar a mi maestra
     todo era futbol y miedo con libros entrañables
     fábulas conjuros y poemas que me regalaba mi padre
     la verdad es que siempre aborrecí la escuela
     sus horas de retórica sucia y suplicio
     las matemáticas hurañas la fotosíntesis mezquina
     aún tengo la pesadilla cruel de pupitres y pizarras
     salones decorados con el mapa del desprecio
     tenía en la niñez una maestra bellísima
     entendí muy tarde que la desgracia eterna
     puede tener un rostro muy dulce

 

 

 

Comparte este texto: