Luna / Hiram Agustín Acevedo López

Preparatoria 7

En esta noche no hay Luna,
ya es tarde y no puedo dormir,
en mi cuerpo hay una terrible pesadez,
un cansancio abrumador se extiende dentro de mi ser,
pero aun así no puedo dormir.
No puedo conciliar el sueño…
No logro pegar mis párpados
por esas pesadillas,
esos demonios oriundos de mi imaginación,
vástagos de un ser que siempre me acompaña.
Si cierro mis ojos, los veré frente a mí
riéndose a carcajadas, ¡de mí!.
¿Cuándo decidiste que era tiempo de apagar la luz?
Ahora entre sombras escribo
iluminado…
¿Por quién? ¿Por la Luna?
 La Luna se fue y no volverá,
dejó contigo sólo demonios encarnados en tu alma.
¡Oh! Luna, ¿por qué te fuiste?
¿Quién te llevó?
¿Acaso el Sol te secuestró?
¿Por qué me dejaste solo en la penumbra con estas luctuosas bestias sombrías?
Ahora de ningún modo podré dormir,
de ninguna manera podré descansar en paz.
Solo iré caminando
de un lado a otro,
destrozado y sollozando,
derramando marismas en mi rostro.
 Tengo ganas de tener de nuevo un sueño, pero
¡ya no más!
Esas pesadillas en que
desciendes hacia mí, Luna,
y con amor y dolor
acaricio tu blanca superficie,
no eran más que presagios sangrientos.
No los vislumbré sino hasta que desangrado estuve.
Demonios míos, váyanse.
Estruendos sonoros,
ominosas visiones,
sabores amargos,
olores putrefactos,
pluma amiga.
Y tú, Luna antigua,
déjame descansar.

 

 

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