Chiara Carrer creó un inmenso jardín que cabe completo en un libro. La autora despliega todo su arte en estas páginas en las que el mundo vegetal se transfigura en universo de la imaginación. «¿Pero qué es un jardín?», se pregunta en la primera línea del texto que, de manera fragmentada, se va uniendo a las texturas y a los colores que sorprenden al lector hoja tras hoja. «Tiempo de pensar y de espera», comienza la respuesta que, al mismo tiempo, es invitación a seguir con la lectura que, en este caso, es también invitación a la creación de un jardín personal a través de la mirada indagadora y descubridora de Carrer.
Hay que decirlo pronto: Antes no había nada. Después comencé a imaginar mi propio jardín es uno de los libros más bellos que se han publicado en México en los años recientes. Es un libro de artista pensado para no ser único, es decir, para tener un tiraje de dos mil ejemplares, todos iguales. Publicado por Petra Ediciones, casa especializada en títulos para primeros lectores, este libro ofrece a cada par de ojos que lo visita la experiencia de sumergirse en el mundo de una artista, en las profundas investigaciones estéticas de Chiara Carrer, como si cada ejemplar fuera el original. Además, el lector se convierte en creador en dos niveles: al ir leyendo las imágenes y el texto, va imaginando el jardín que propone Carrer (que aparentemente no existe en terreno real alguno) y, al mismo tiempo, un jardín propio, personal.
También hay que decirlo sin dilación: el jardín imaginario que propone Carrer es real. Es real porque existe en las páginas del libro y lo es también por el hecho de ser imaginario, de ser un modelo. El artista Olafur Eliasson afirma que «los modelos son reales»: «Estamos siendo testigos de un cambio en la relación tradicional entre realidad y representación. Ya no evolucionamos del modelo a la realidad, sino del modelo al modelo, al tiempo que reconocemos que, en realidad, ambos modelos son reales. En consecuencia, podemos trabajar de un modo muy productivo con la realidad experimentada como un conglomerado de modelos. Más que considerar el modelo y la realidad como modalidades polarizadas, ahora funcionan al mismo nivel. Los modelos han pasado a ser coproductores de realidad».
La tierra, las raíces, las fibras, el árbol, su corteza, las ramas, las hojas: la materia natural y cómo la miramos. En una edición cuidadísima, en la que los dibujos de Carrer lucen al máximo, el impacto visual es profundo en el lector, al igual que el impacto literario, con un texto poético, claro, preciso y bien situado a lo largo de la aventura visual a la que el libro invita: «mirar / no hay demasiados ojos / para colmar la vista / no puedo dormir / hay tanto por descubrir / ¡es todo tan bello! / que no alcanzan los ojos / para todo / me muero de sueño / no obstante están los limones y las mimosas».
Hierbas, flores, semillas, líneas, texturas, colores, hojas, listas, follajes, representaciones: cómo vemos las plantas y cómo las han visto la razón y el arte: sus infinitas formas y sus clasificaciones, sus definiciones: todo, imágenes y letras se dilatan en el papel y dan todo de sí con un solo objetivo: imaginar el jardín, darle vida en la realidad de la lectura y, quizá, en la realidad cotidiana, porque ¿quién puede saber lo que un libro como éste puede provocar? Dice Chiara Carrer: «He recolectado hojas, semillas, / follajes y ramas, nidos, / filamentos y raíces / cultivando el deseo / de un jardín secreto». Antes no había nada y ahora cada lector tiene la posibilidad de visitar realmente el jardín imaginario de Chiara Carrer y de imaginar el propio, es decir, de crearlo, también.
l Antes no había nada. Después comencé a imaginar mi propio jardín, de Chiara Carrer.
Petra Ediciones / Conaculta, Guadalajara, 2015.