Los dos poemas

Manuel Fernández

(Lima, 1976). Uno de sus últimos poemarios es Procesos autónomos (Estruendomudo, 2016).

Yo tenía un poema 
que empezaba así:
este poema está dedicado
a todas las personas que trabajan en la Comisión de la Verdad.
Era el 2001 
y yo era 
más joven 
entonces
y contaba con muchas opciones 
entonces el poema seguía:
tenía 64 años
y una granada entre los dientes 
tenía una chacra
había tenido 
y dos hijos
y ahí hacía un giro rápido 
y aparecía un teniente
que ordenaba tapar la fosa
y todos debían intuir lo que había ocurrido 
después
caminaba 
de noche
por las calles de Magdalena 
porque estudiaba en la casa 
de un amigo
cuya novia de ese tiempo 
era la hija
del presidente 
de esa comisión
y entonces este amigo 
me contaba
algunos detalles
mientras íbamos caminando 
hasta la avenida Brasil
donde nos despedíamos 
y yo tomaba una combi 
muy de noche ya
hasta el Hospital del Niño 
en el corazón de Breña
y andando por esas calles 
escuchaba algunas risas 
mientras iba pensando
en los detalles 
de este poema 
que seguía:
años después
en una camioneta
el hombre de atrás agita sus manos 
con emoción
mientras escucha las notas 
de una sinfonía.
Adelante el chofer 
y el de seguridad 
se miran...
y entonces yo me reía un poco 
pero sólo para mis adentros
y me levantaba el cuello 
de la casaca
pensando en la comisión 
y en este nuevo retorno 
a la democracia
y en el entusiasmo 
que todos
todos 
sentíamos
y que nos llegaba de alguna parte 
indefinida
hasta que llegaba a mi casa 
y me calentaba unas papas
que comía con una mantequilla 
que al calor se derretía 
pensando
si de verdad eran mejores estos tiempos 
con toda su algarabía
pensando
cuánto habrían de durar 
recostado contra el frigider 
estas cuestiones me distraían 
de los exámenes
y del apuro que tenía 
por terminar
una carrera mal escogida
y luego me metía en mi cuarto
me cambiaba y me tiraba en la cama 
pensando
en cómo terminar el poema 
que ya se me complicaba: 
La plaza oscura de Lima 
nunca ha contemplado 
tragedias como éstas.
en Lima las plazas son...
y en este punto 
yo sentía
que el poema perdía fuerza 
y por eso nunca me animé 
a publicarlo
en lugar cualquiera
y ya me vencía el sueño
y hasta de seguro me faltaban 
elementos de juicio
y algunas cuantas papas 
para poder terminarlo 
así también
con la carrera 
por eso
sobre ese tema 
y este poema 
es hasta aquí
hasta donde puedo llegar.
 
Comparte este texto: