Las alas de Ángel / Adriana Plascencia

Preparatoria de Tonalá

Ángel era un chico que después de la muerte de sus padres había intentado evadir a la sociedad, tanto que yo jamás lo traté. Vivió en un apartamento ubicado a una gran altura en un edificio muy conocido de la ciudad. Con sus libros en la mano, con su soledad como única compañera, caminaba por las calles, la mayoría de las veces sin que ninguno notara siquiera su presencia.
    Comentan que hace unas semanas él estaba emocionado, el brillo en sus ojos denunciaba que alguna ilusión iluminaba su vida, como si el falso sentimiento de la felicidad mundana por fin tocara a la puerta de su corta existencia. ¿Sería alguna chica? ¿Quién sabe, a quién le importa? Si poco se conocía de él, menos aún sus motivos, y si era alguna chica nunca la llegamos a ver…
    Suena el  reloj marcando las 7:00. Yo no tenía ganas de levantarme después de pensar en lo mal que me sentía, sólo tenía en mente que no pude evitar lo ocurrido con mis padres, y de nuevo venía la culpa cuando alguien llamó a la puerta. Era una chica hermosa, pidió permiso para entrar y ante la magnitud de su belleza, la seguridad en sus palabras, su presencia y su dominio sobre mí, no me pude negar.
    Comenzamos a platicar. Mientras hablábamos noté en su mirada algo que me cautivó, fue como devolverme la vida que había desechado.
Comenzó a venir diariamente a casa a charlar, ya que al igual que yo estaba sola, pero ella hablaba con optimismo y eso la hacía deslumbrar,  siempre decía que en su soledad logró muchas cosas que las personas comunes no logran jamás.
    ¿De qué cosas hablaba?… Tuve esta inquietud y decidí preguntarle de qué demonios me estaba hablando. Ella sólo contestó:
    –Todo este tiempo te he hablado de lo mismo , y había esperado que me preguntaras  esto para poder mostrarte…
    –  ¿Mostrarme qué?
    –Espera y verás.

    Ella se levantó, se quitó el saco y dijo:
    –Acércate y observa.
    Dando la vuelta se acercó a la ventana, la abrió y sin pensarlo más saltó al vacío.
    ¡¿Qué había hecho? Eso era fatal, ¿cómo la única persona que tenía conmigo también me dejaba?.
    Con los ojos llenos de lágrimas, aunque no tenía el valor de asomar la cabeza, debía saber qué había pasado. Me acerqué a la ventana esperando ver lo peor, pero para mi sorpresa, cuando miré, ella danzaba alegre y sutilmente en el aire, disfrutaba haciendo piruetas, iba y venía flotando en el aire!  No sé cómo lo pudo lograr, pero sentí un gran alivio. Al mismo tiempo no sabía qué pensar.

    Al tratar de convencerla de que regresara y  me explicara cómo es que hacía eso, me dijo que todo estaba en mi mente, que ella sólo lo deseaba y que yo ya estaba preparado, que podría hacer cualquier cosa que me propusiera con sólo imaginarlo.

    Estuve mucho tiempo sin saber qué hacer, y ese tiempo debe de haber agudizado mi mente, y si sólo era cuestión de concentrarme… Cuando me convencí de que lo podía hacer, ella tomó mi mano para ayudarme a saltar. Sentí su calor, su  emoción, y no me hacía falta más nada, cerré los ojos y me dejé llevar…

    ¡Siento el viento en mi rostro, la brisa acaricia mi piel, por fin esa libertad, ese desahogo de sentimientos y sensaciones reprimidas! ¿Esto es la felicidad? ¿Será acaso el fin de la muerte?¿O el comienzo de la vida?… \n\n Escucho muchos gritos, autos y hasta ambulancias, pero en este momento nada importa, al fin me siento bien.

    …Todos los noticiarios hablan de él, la gente crea versiones, pero nadie sabe exactamente cómo fue. Dicen que fue un suicidio pues no hay evidencia alguna de que lo hubieran empujado y tampoco de que alguien estuviera con él, que tal vez tenía algún vicio o que resbaló de la ventana al querer alcanzar a su ángel guardián, o sólo su mente no tenía nada mejor qué hacer. De cualquier manera, estará mejor en ese sitio, aquí vivía ignorado, pisoteado y no valorado por la sociedad con sus normas y prejuicios, y aunque no hubiera sido de esa forma, igual él lo habría visto así.

 

  

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