Señoras y señores, no voy a ocultarles que quisiera entregarles
   a tiempo su guión pero cada vez que me pongo en eso 
   termino escribiendo un poema 
   y sé que la industria cinematográfica dominicana está en crecimiento 
   y que uno debe trabajar como obrero para cumplir las expectativas 
   como al inicio de la revolución cubana 
   en que Fidel y los revolucionarios entusiasmaron a todos los cubanos 
   y les inculcaron que era hermoso trabajar por el pueblo 
   y concebían la industria azucarera como espacios idílicos 
   donde los cubanos hacían la zafra cantando y silbando y bailando 
   tal si fuese un musical de Hollywood
   y al contrario de lo que algunos están pensando 
   esto no es un preámbulo para ponerme a hablar del comunismo 
   como si eso fuera lo que enseñaran 
   en la escuela de cine San Antonio de los Baños 
   a la que no asistí pero donde sí asistieron 
   varios de los cineastas dominicanos que con su empeño y sudor 
   están erigiendo nuestra industria cinematográfica 
   que desde ya está exportando cortos, documentales y películas  
   como si fueran novedosos productos nacionales   
   y ya basta de estar preocupándose 
   de que la industria cinematográfica boricua 
   o la industria cinematográfica venezolana 
   vayan a sacarnos ventaja 
   y en vez de estar lloriqueando en los festivales 
   vamos a enfocarnos en consolidar la industria 
   y sé que dentro de cada embarazada que anda por las calles  
   hay directores en potencia y actores en potencia 
   y guionistas en potencia que no serán poetas 
   ya que para entonces los guionistas serán profesionales 
   y no tendrá sentido llamarme y repetirme aquello 
   de que los guiones son la poesía del futuro 
   como le dijo una guionista al poeta Chaves. 
Es un hecho, 
   la industria cinematográfica dominicana avanza 
   y yo cada vez quedo más atrás.