1.— La introducción de un nuevo bien
Como mueven los aparejos aquellos que saben
   Y aseguran la carga cuando de un lugar lejano 
   Se levanta una tormenta.
Cada detalle es almacenado en grandes numerales de alabastro
   Y las fechas de emisión y caducidad son atesoradas como gemas.
Están más allá del bien y del mal. Cuentan hombres como guijarros 
   Animales como maletas de viajero, niños como borregos.
Pero ellos saben qué se sostendrá luego de toda la debacle
   Qué se repondrá al hambre y a la sed y qué organismo simplemente perecerá. 
   Ellos saben y sostienen las bases de la corriente
   Los Pronósticos del clima, cartapacios, 
   las únicas brújulas del reino.
Un bien como un sol nuevo
   Despuntado majestuoso.
Es un mecanismo, una máquina maravillosa
   Un prodigio, un albatros inalcanzable.
¿Qué energía mueve a las libélulas sobre el agua calma? 
   ¿Qué desprende el esqueleto de los zorros y propicia
   el movimiento de los cardúmenes?
   El espacio magnético hacia la colmena. 
   ¿Qué alerta al ratón antes de la muerte? 
   Aquel sonido preso en el vuelo de los rapaces.
Un prodigio es un prodigio. 
   Un majestuoso sol nuevo. 
   Deslumbrante como el ataque de un puma.
2.— La introducción de un nuevo método de producción 
   o comercialización de bienes existentes 
Como una página en blanco quemándose en la nieve
   En aquella tormenta que vino tras el fuego.
Como el largo anhelo de los prisioneros
   encadenados a un enorme caballo.
Un pensamiento atraviesa la oscuridad
   como un puma en llamas.
El prodigio debe dar paso al método.
   El fuego al hielo que lo antecedió.
   Las creaturas se alinean en la fábrica.
   El bien es concebido una y otra vez.
Y esa mano que da forma, aquella que decide 
   Los mecanismos en que aquello se edifica
   Se levanta, adquiere su estatura 
   Aquella mano invisible que dispone de todo
   Que divisa el peligro y toma recaudos
   Que almacena y clasifica, que impone
   Un ritmo a la producción. 
Los mártires que están allí, estáticos
   Como gárgolas aglutinadas en las cornisas
   En los dinteles de las fábricas 
   En las líneas de producción.
El prodigio debe dar paso al método.
   El nuevo bien debe ser concebido.
   Reproducido como la marea.
3.— La apertura de nuevos mercados
El arte de la negociación es un talento escaso
   Volver a las palabras adecuadas para dar con aquella que
   Presiona suavemente y coloca una piedra imperceptible 
   En el torrente para llevar agua a tu molino.
   El interlocutor cae sin notarlo en incongruencias
   Que lo llevarán al abismo de la desaparición. El negociador 
   hábil sabe en qué momento atacar y conseguir. 
   Usa la fábula de la gacela y el león
   La usa como un mantra. 
   Y así se abren los mercados como flores al amanecer
   el bien es depositado en una urna de oro
   Y llevado como un redentor hasta los confines.
4.— La conquista de una nueva fuente de materias primas
Y está la fuente, el recurso que corre como ríos en el alma
   De la piedra o el mar. En el corazón de la montaña, en el fondo 
   cenagoso de los ríos turgentes de la tierra. Y está el negociador
   Y su palabra como quilla en el torrente. Y está la ambición
   Como la mandíbula de una hiena. Como todas las mandíbulas de las hienas.
   Y está el tránsito de los bienes, los antiguos y los nuevos
   Por los mares y a través de los continentes, hollando praderas
   Desaguando exclusas.
5.— La creación de un nuevo monopolio o la destrucción de uno existente
La ola disuelve en su insistencia cada roca, cada guijarro
   Y regresa a su matriz donde descansa y se purifica. Un movimiento 
   avanza como el alma noble de los animales, la naturaleza 
   encuentra la forma de su destrucción y nacimiento. 
Pero se nos hace invisible este ir y venir. Nuestra carne
   Se queja de ira, deseo, la prematura añoranza mientras 
   las estaciones y las estrellas se persiguen y se desintegran.
Los poetas chocan como rocas en un alud 
   como marejadas de verano contra los refugios.
   En ciudades que los deslumbran y los desangran, 
Organizamos los anaqueles día tras día. Los numerales de alabastro 
   Gráficos, índices como gemas. Un viento se aproxima.
   Una manada emerge del mar, los árboles caen desde sus cuencas
   marejadas arrasan la tierra, gansos salvajes recorren los pedregales. 
Un extenso campo de trigo se me aparece en sueños
   La brisa lo mece con suavidad 
   grandes y luminosas nubes 
   avanzan tranquilamente. 
   Una deliciosa música se oye en la lejanía. 
   La flauta dulce que alguien sopla oculto en el follaje.