Hervidero / Maricela Guerrero

 

Se creía que los miembros de una familia compartían a tal punto una de las partes anímicas, que los actos inmorales de uno de ellos afectaban a los demás incluidos los muertos: los huesos y las cenizas que permanecían debajo de los pisos de las casas…

Las almas de las criaturas son entes caprichosos y sensibles a las ofensas y a los halagos.

Envidio tanto la dentadura de Britney Spears, que cepillo mis tus sus dientes más de seis veces diarias para ver si, con el tiempo, se parecen a los de la princesa del pop.

Si no se puede evitar el mal, tampoco hay que dejar de llamarlo por su nombre: los dientes de tus parientes, tus dientes y sólo quedaban dientes: terrones de dientes para endulzar el café, dientes de oro con prótesis para señalar.

Nunca se sabrá cómo hay que contar esto, si en primera persona o en segunda, usando la tercera del plural o inventando continuamente formas que no servirán de nada.

Nunca se sabrá cómo hay que contar esto, si en primera persona o en segunda, usando la tercera del plural o inventando continuamente formas que no servirán de nada.

El sujeto iba en una motocicleta desde la cual abrió fuego. El tema del odio sobre la mesa. Una activista transexual fue encontrada degollada. Una madre junto a su hija desapareció. Un hombre que buscaba a su hijo también.

Pensamos que este caos sólo se explica con una imagen original, acuática, caótica: monstruosa que llamamos la Cipactli y que es una gran peje, como caimán y que de ahí se hizo la tierra y que hubo una transgresión.

Nunca se sabrá cómo hay que contar esto, si en primera persona o en segunda, usando la tercera del plural o inventando continuamente formas que no servirán de nada.

Aquí no pasó nada. El sujeto iba en una motocicleta desde la cual abrió fuego. El tema del odio sobre la mesa. Una activista transexual fue encontrada degollada. Bebés desaparecidos a cuyos padres les decían que sus hijos habían muerto, aunque nunca los vieron ni vivos ni muertos. El discurso sobre la mesa es por el bien. La monja que asistió a su mujer la mandó a cambiarse de ropa ya que tenían que trasladar a las gemelas, luego le dijo que murieron lejos las niñas. Aquí no pasó nada. Aquí no hay babas ni dientes, nos lavamos las manos. Aquí no desaparece nada, ni un alfiler.

Nunca se sabrá cómo hay que contar esto, si en primera persona o en segunda, usando la tercera del plural o inventando continuamente formas que no servirán de nada.

Las almas de las criaturas son entes caprichosos y sensibles a las ofensas y a los halagos. Defendió ante diez mil burócratas su lucha anticrimen. Las almas de las criaturas son entes caprichosos y sensibles a las ofensas y a los halagos. Ingresó al domicilio de las víctimas para jugarle una broma a la ahora occisa con quien mantenía una relación de amistad. Nadie sabe,

 

nadie supo, aquí no se pierde nada.

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