Fragmento del diario de a bordo del Carabelo, empleado en el Orangután

Rubén Gil Quiñónez

(Guadalajara, 1972). Su último libro publicado es Alma Verde (La Zonámbula, 2012).

In nomine Domini nostri Ihesu Christi

Martes, 11 de septiembre

Aquel día navegaron en el cibercafé, que era el Orangután, y anduvieron veinte horas y más, y vieron un gran trozo de culo de ciento veinte pixeles, y no lo pudieron descargar. En la noche anduvieron cerca de veinte horas, y el dueño del Orangután contó no más de diez y seis por la causa dicha.

Viernes, 14 de septiembre

Navegaron aquel día en el Orangután con su noche, y anduvieron veinte horas; el dueño contó alguna hora menos. Aquí dijeron los del cibercafé La Niña que habían visto un hacker y un phreaker; y éstos nunca se apartan de entre sí, cuando más veinticinco cuadras.

Jueves, 27 de septiembre

Navegaron en el Orangután. Anduvieron entre día y noche veinticuatro horas; el dueño contó a la gente: había veinte usuarios. Los atacaron muchos virus; eliminaron uno. Vieron un rabo de famosa.

Viernes, 28 de septiembre

Navegaron en el Orangután. Anduvieron día y noche con calma catorce horas; el dueño contó trece horas. Fumaron poca hierba. Robaron dos pesos, y en los otros cibercafés un poco más.

Jueves, 4 de octubre

Navegaron en el Orangután. Anduvieron entre día y noche en sesenta y tres sitios web; el dueño contó a la gente: cuarenta y seis interesados. Vinieron al local más de cuarenta warez juntas y dos gurús, y a uno le  dio un puñetazo uno de los hackers. Vino al Orangután un lamer y una black hat como gaviota.

Viernes, 5 de octubre

Navegaron en el Orangután. Andarían en once sitios web por hora. Por noche y día andarían en cincuenta y siete, porque apretó la noche algo de tráfico; el dueño contó a su gente: cuarenta y cinco. El negocio estaba en bonanza y pleno. «A Dios—dice el propietario— muchas gracias sean dadas». Las coca-colas muy dulces y templadas: hierba ninguna; hackers y phreakers muchos; crackers volaron al cibercafé.

Lunes, 28 de enero

Esta noche toda navegaron en el Orangután. Y andarían en treinta y seis reality sites, que son nueve horas. Después del sol salido, anduvieron hasta el sol puesto en el cibercafé La Selva en veinte reality sites, que son cinco horas. Las coca-colas las hallaron templadas y dulces. Vieron rabos de rubias y videos, y muchos DVD.

Martes, 29 de enero

Navegaron en el Orangután, y andarían en la noche los hackers en treinta y nueve sitios web, que son nueve horas y media. En todo el día andarían ocho horas. Las coca-colas muy templadas, como en abril en el estadio. El cibercafé muy tranquilo. El script-kiddie al que llaman El Dorado vino a joder.

Miércoles, 30 de enero

En toda esta noche andarían siete horas en el Orangután. De día entraron al chat trece horas y media. Vieron rabos de negras y muchos trailers y muchas tetas.

Jueves, 31 de enero

Navegaron esta noche en La Selva en treinta sitios web, y después en el cibercafé La Cabaña en treinta y cinco sitios, que son diez y seis horas. Salido el sol hasta la noche anduvieron en el Orangután trece horas y media. Vieron rabos de latinas y tetas.

Miércoles, 20 de febrero

Mandó el dueño aderezar las computadoras y henchir los refrigeradores de coca-colas porque estaban aquéllas en muy pobre estado y temió que se le bajasen las ventas; y así fue…

Jueves, 28 de febrero

Anduvieron en la mesma manera esta noche con diversos motores de búsqueda en un sitio web y en otro sitio web, y en La Cabaña y en el Orangután, y de esta manera todo este día.

Miércoles, 13 de marzo

Hoy, a las ocho horas, con la mucha clientela y los motores de búsqueda Orno, dejé el local y di la vuelta para el bar Sevilla.

Deo gratias

(Préstamo y burlesque no. 1)

Comparte este texto: