Los poetas nacen solos.
Con un poco de humedad y hacinamiento
ya están arriba como las callampas.
No hay que intentar formarlos o reformarlos
es perder tiempo y plata.
Como nunca encontrarán las borradas bibliotecas
leen en las cerraduras los malnacidos
andan mirando por el ojo de la aguja.
Escuchan más allá de los audífonos
aplastan las palabras dichas
con una especie de matamoscas
y lo que es peor no hacen ruido.
No sabemos por dónde vienen
si lo supiéramos les instaláramos un retén
algunas vallas papales.
¿Estímulos?
¿Hay que ponerles el pie encima y
tirarles tierra.