IX Concurso Literario Luvina Joven
En la mecedora, la señora Caimán
pendula de lado a lodo, de lodo a lago,
de luz a sombra.
Devora, plácida, canarios: bocados de calma.
Se desplaza sobre un silencio de agua turbia
en cuyas profundidades el único peligro es su paciencia.